nº43 | todo era campo

Manuel Ramírez 1914-1998

Maestro albañil y anarcosindicalista

Manuel Ramírez Castillo nació en 1914 en La Rinconada (Sevilla) en el seno de una familia muy humilde. Siendo muy joven se afilió al Sindicato Único de la Construcción, vinculado a la CNT, y a las Juventudes Libertarias.

Sevilla, 1936

El golpe militar le sorprende en Sevilla, donde ante los continuos rumores se concentra junto a otros compañeros de las Juventudes en la sede del Comité Regional de la CNT en la plaza de la Mata. Allí tratarán de armarse asaltando una armería del centro de la ciudad para hacerse con algunas pistolas y escopetas. En un tiroteo con civiles fascistas en la plaza de la Encarnación resulta herido en el pómulo. Una vez curado se incorpora nuevamente a la lucha, en una Sevilla donde los tiroteos entre los militares golpistas de la II División, legionarios y regulares mercenarios, por una parte, y, por otra, trabajadores pobremente armados se extienden por toda ella. En el sector de San Luis participa en la resistencia hasta que las fuerzas militares golpistas superan a los civiles. Logra escapar de Sevilla campo a través, como tantos otros, camino de Alcalá de Guadaira y en dirección a Málaga.

La desbandá

En septiembre de 1936 se incorpora en Málaga a la recién constituida columna miliciana Juan Arcas, formada por confederales huidos de Morón, Carmona, Antequera, Algeciras, Sevilla o Málaga. Esta columna fue organizada por Miguel Arcas Moreda, militante sevillano de la CNT y la FAI, que durante la II Guerra Mundial se destacaría en su lucha contra los nazis en el maquis con el sobrenombre de Comandante Víctor. La columna editó una publicación propia, El eco del combate y ocupará posiciones en el Torcal de Antequera, donde participará en la defensa de Málaga. Vivirá la caída de la ciudad ante la ofensiva del ejército italiano que, con sus carros de combate, desbordará a unas milicias compuestas de civiles sin material para detenerlos y sin casi formación militar.

Manuel y la columna se retiran el 8 de febrero de 1937 hacia Motril y Almería, junto con 100 000 refugiados y milicianos. Este episodio sería conocido posteriormente como la masacre de la carretera Málaga-Almería o La desbandá. Los refugiados sufrirán el bombardeo y ametrallamiento desde el aire y el mar por parte de la aviación y la marina franquista, con el apoyo de la aviación italiana. En el campamento de Viator, Almería, vivirá el proceso de la militarización forzosa de las milicias, quedando convertida su columna en un batallón de marcha.

Andalucía en llamas

De su corta estancia en Almería, merece destacar la participación de Manuel, junto con Miguel Arcas y Angelillo, de El Rubio, en la toma del Gobierno Civil y en la liberación de Francisco Maroto. Maroto, guerrillero anarquista, había sido detenido, procesado y condenado a muerte por unas declaraciones contra el gobernador civil, en lo que fue conocido como Asunto Maroto, y que se convertiría a la larga en un proceso político republicano contra la CNT y su oposición a la militarización.

Después de permanecer un mes en Almería marchan a la provincia de Granada, donde participan en una ofensiva que buscaba cortar la carretera de Priego a Málaga. Cumplido el objetivo, tienen que retroceder a las posiciones iniciales. Participará en los combates en Córdoba, en Valsequillo, Sierra Trapera, Dos Torres y en la ofensiva de Andalucía, que se saldó con un fracaso. En Castellón, Miguel será nombrado comandante de la 79 Brigada. De allí volverán a Jaén, al frente de Alcaudete y Martos. En la sierra de los Encanes participan en enconados combates, sufriendo importantes bajas. Manuel ya es teniente, a cargo de la primera compañía. Volverán después hacia Castellón y Villavieja, donde Manuel será herido de metralla, por lo que es hospitalizado durante mes y medio. A su regreso a la unidad, es destinado al centro de depósitos.

El final de la guerra

El periodo final de la guerra le encuentra en Alicante, donde es herido por tercera vez en combate. Finalmente se produce la desbandada de las fuerzas republicanas ante el avance de los ejércitos franquista e italiano. Los que no pueden huir nutrirán el tristemente célebre campo de concentración de Albatera. Muchos combatientes abandonan el país por las costas levantinas hacia el extranjero, entre ellos los restos desperdigados de la 79 Brigada Mixta, hacia Argelia o Francia, donde incluso se les detendrá en campos de concentración, como el de Argelès-sur-Mer. Un grupo de 14 compañeros, entre los que se encuentra Manuel, parten en motora en dirección a Orán, quedando a la deriva por falta de combustible. Al día siguiente son recogidos por un barco holandés que los conduce a su destino, Argel, noticia de la que se hacen eco los periódicos de la colonia francesa. Allí es detenido y enviado a un campo de concentración, de donde consigue salir alistándose en la Legión Extranjera.

A finales de los años 40 regresa a Sevilla, donde empieza a militar en la CNT clandestina y vive la represión y las consiguientes redadas, como la de 1948. Nunca olvidará sus ideas libertarias, participando en las actividades de la CNT en la clandestinidad, e incluso ante la desesperanza producida por el apoyo de las democracias a la dictadura tras la derrota de Alemania e Italia, participa en el intento de penetración en los sindicatos verticales del franquismo, donde Manuel llegará a ser muy conocido como enlace, elegido por sus compañeros de la construcción.

La llamada «Transición»

A la muerte del dictador, participa desde el primer momento en la reconstrucción de la CNT. Con sus intervenciones, siempre apasionadas en las asambleas de Sevilla, se gana el respeto y el reconocimiento de los jóvenes libertarios por su carga de experiencia, sentido común y coherencia. La peculiar transición que se impuso en España le negó sistemáticamente el justo reconocimiento por tantos años de lucha, su rango militar y la pensión correspondiente como miembro del Ejército republicano. Finalmente, obtuvo en París la acreditación documental suficiente para obtener su pensión.

En 1998 fallece en Sevilla, rodeado del cariño de su compañera de toda la vida, hijos, familiares y camaradas de ideas.

Manuel es recordado por todos como un viejo militante confederal, siempre atento a analizar los cambios sociales ante sus jóvenes compañeros y compañeras.

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