nº42 | política global

Anarquistas en el levantamiento contra la dictadura

Bielorrusia

A partir de la noche del domingo 9 de agosto, en respuesta a unas elecciones ampliamente consideradas fraudulentas, en Bielorrusia estalló un movimiento masivo de protesta contra Aleksandr Lukashenko, la fuerza que ha gobernado el país durante un cuarto de siglo. La policía arrestó a miles de personas y disparó y asesinó a manifestantes. Aparentemente el Gobierno cerró internet y los teléfonos fijos durante varios días con la esperanza de sofocar las protestas, mientras afirmaba que ello era obra de fuerzas extranjeras. La candidata de la oposición Svetlana Tikhanouskaya fue detenida y aparentemente obligada a leer un guion que afirmaba que Lukashenko había ganado las elecciones y que instaba a la gente a «obedecer la ley» y mantenerse alejada de las protestas callejeras, tras lo que huyó a a Lituania. A pesar de todo, las protestas continúan. Y en este contexto, en el que el Estado ha tomado medidas enérgicas contra todas las formas de oposición política, l-s anarquistas se encuentran entre los únicos grupos organizados capaces de participar en las manifestaciones callejeras.

Ya en 2017, l-s anarquistas participaron en la vanguardia de una ola de protesta contra la ley que obliga a personas desempleadas a pagar un impuesto adicional al Gobierno. Y es que, aunque algunos describan a Bielorrusia como el último reducto socialista de la era soviética, la clase dominante está involucrada en el mismo proceso de acumulación de riqueza y represión de la disidencia que vemos en otros lugares. De modo que no vemos el movimiento de protesta en Bielorrusia como una reacción a un régimen «atrasado» que puede resolverse simplemente introduciendo la democracia, sino más bien como un nuevo punto caliente, junto con Portland y Belgrado, en la lucha mundial contra las consecuencias del capitalismo y el autoritarismo.

Por necesidad, la nueva ola de protestas es descentralizada y en gran parte sin líderes, adhiriéndose a tácticas y principios anarquistas aunque tememos que, incluso en el mejor de los casos, esta horizontalidad no garantice un resultado positivo. Movimientos de resistencia mayoritariamente horizontales han sido repetidamente cooptados y canalizados para reinventar las mismas estructuras estatales autoritarias, incluidos los movimientos que provocaron el colapso de la Unión Soviética hace tres décadas. Desde nuestra perspectiva, lo más importante que puede suceder en momentos tumultuosos como este es que la gente desarrolle un análisis más profundo de las estructuras de poder y de lo que se necesitará para lograr una liberación real.

Para comprender los desarrollos específicos que han llevado esta crisis a un punto crítico en Bielorrusia, recomendamos un artículo del colectivo anarquista Pramen. También es importante leer su análisis de por qué una democracia electoral más creíble es inadecuada para abordar los problemas que enfrentan las personas en Bielorrusia: No debemos olvidar que los anarquistas están en contra no solo de esta elección presidencial, sino de cualquier presidente en general. El pueblo bielorruso sabe desde hace mucho tiempo que el poder corrompe a tod-s. Lukashenko puede ser reemplazado por un político de oposición, que mantendrá el poder en el país y continuará la represión contra su propia población. Debemos levantarnos, no para conseguir un nuevo presidente, sino para vivir sin presidentes. La descentralización del poder debe ser un factor clave en la transición de la dictadura a una sociedad libre.

L-s izquierdistas autoritari-s han querido ver las maquinaciones de actores estatales occidentales en estos eventos buscando explicarlos, como en otras teorías de la conspiración, tal que maniobras malévolas de una única entidad, oscura y omnipotente, como la CIA. Sin embargo, el levantamiento en Bielorrusia no es particularmente conveniente para ninguno de los actores geopolíticos involucrados. Aunque le da a Putin la oportunidad de presionar a Lukashenko para que le haga más concesiones, también podría desestabilizar a Rusia. Por otro lado, dificulta los intentos de Estados Unidos de establecer una relación más amistosa con Lukashenko para ganar una mayor influencia en la región. En un momento en que la violencia estatal, la crisis económica y una pandemia catastrófica han desacreditado a los gobiernos de todo el mundo, amenaza con sentar un precedente para una revuelta masiva que podría extenderse. Much-s comentaristas han señalado que los eventos en Bielorrusia podrían servir como modelo de lo que podría suceder en los Estados Unidos si se impugnan las elecciones de 2020.

En todo el mundo, las estructuras estatales están fallando a la gente y provocando movimientos sociales rebeldes. Las corrientes políticas que se vuelvan influyentes en estos movimientos determinarán qué es posible en la próxima generación de luchas. Si no hay poderosas corrientes anarquistas involucradas o si inmediatamente descartamos movimientos enteros debido a la participación de algunos elementos reaccionarios, haremos inevitable que más gente marginada y desesperada sea arrastrada a movimientos sustitutos organizados por nacionalistas, neoliberales y otros autoritari-s, con consecuencias desastrosas. En el movimiento de los chalecos amarillos en Francia fue muy importante que l-s anarquistas se involucraran y lucharan para desplazar los elementos fascistas y nacionalistas que intentaban popularizar su modelo de resistencia contra el gobierno centrista de Macron. Asimismo, deberíamos canalizar recursos y solidaridad a los elementos anarquistas en la lucha en Bielorrusia.

No toda la actividad revolucionaria es positiva. Cuando los fascistas tomaron la delantera en la revolución ucraniana, se hizo importante comprender cómo sucedió esto e identificar que la victoria de la revolución no representaba un paso hacia la liberación. Pero el futuro del levantamiento en Bielorrusia aún no está escrito: podría ser reprimido, podría ser cooptado por demócratas neoliberales o nacionalistas, o podría convertirse en un punto de referencia para la revuelta popular. Lo que suceda a continuación se determinará en el escenario mundial, ya que luchas como esta se desarrollan en seis continentes. Hacemos un llamado a tod-s l-s que se preocupan por el futuro de la humanidad a profundizar los lazos internacionales de solidaridad, intercambiar tácticas y recursos, y comprender estas luchas en un contexto global.

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