nº62 | editorial

Papel o Tijera

En El Topo andamos de cambios. Os vamos a ahorrar toda la palabrería recurrente sobre vivir la crisis como una oportunidad y la historia esa de los japoneses que reparan las cosas rotas con oro para que cada objeto luzca con orgullo sus fracturas. En realidad no sé si estos dos lugares comunes de la precariedad chic están relacionados en el mundo mental del resto del universo, en el mio «cambios-crisis-kintsugi» patinan en el mismo campo semántico de manera clarinetísima. Pero bueno, me voy por las ramas, volvamos al tema que nos ocupa.

En el Topo andamos de cambios. Suponemos que muchas de vosotras ya habréis leído por mail y por las diversas redes sociales que este nuestro periódico pasa de seis números anuales a cuatro. ¿Por qué estos recortes también en la prensa alternativa?, os preguntaréis. Porque no tenemos jarrones arreglados con oro como los japoneses pero lo que sí tenemos es el lomo partío de tanta precariedad y no encontramos otro lugar de donde quisiéramos y pudiéramos recortar gastos.

Este proyecto siempre está en la cuerda floja de la sostenibilidad económica: caen suscriptorxs y la imprenta nos manda un correo anunciando una subida de precios del 60%. ¿Qué hacemos, topers? ¿Nos inmolamos?

Pareciera que la decisión está tomada y que no tiene sentido recabar las opiniones de nuestra topada, pero qué va. Hemos tenido que reaccionar ante la emergencia. No obstante, en nuestra madriguera vivimos en un continuo ensayo y error, pocas cosas son definitivas. En nuestra web tenemos publicadas nuestras cuentas año a año. Si alguna toper puede obrar un milagro y darnos otra solución, somos toda orejas.

¿Por qué no eliminar por completo el papel y seguir en digital, entonces? Lo reconocemos, tenemos tremendo fetichismo por el papel. En nuestro descargo diremos que lo nuestro es un fetichismo diríamos un poco racional. Porque, a ver: la cosa es que el Topo desde su nacimiento siempre ha estado unido a algo físico, que podíamos toquetear, apretujar, hacer bola e incluso lanzar. Hasta en nuestros consejos de redacción vamos pasando las hojas del número anterior para planificar las secciones. Si no tocamos, no pensamos bien.

El objeto físico Topo tiene una fuerza centrípeta y totémica en la vertebración de nuestra comunidad. O eso hemos interpretado hablando con muchas de vosotras. El papel es el ancla de un proyecto que se convertiría en algo demasiado etéreo en una web y múltiples redes. También mantenemos la idea romántica de que, mediante topos abandonados en sitios aleatorios, podemos salir de nuestros círculos habituales. Además, muchas de vosotras nos habéis dicho lo importante que es poder coger el Topo con las dos manos y pasárselo a otras.

Queremos creer que no es solo vértigo por perder nuestro cuerpo y volvernos un ente inmaterial; que vosotras también os aferráis al papel con la misma insistencia analógica que nosotras; queremos creer que preferís que nos juntemos cada cierto tiempo alrededor de un periódico calentito recién salido del horno tipográfico. Bueno, en realidad, más que creer preferimos saber. Podéis contárnoslo por mail, por MD, en la oreja, por donde veáis.

De momento, hemos pasado a ser un periódico estacional. Sacaremos número en febrero, mayo, agosto y noviembre. Un número para cada estación. Y en el tiempo que ganamos entre cada Topo, prepararemos la tierra para la siguiente cosecha y volveremos a darle mimo a los encuentros, a esas reuniones alrededor de un periodiquito que pretende ser una llamita para calentarnos y para que todo prenda. Larga vida a El Topo (estacional).

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