nº59 | editorial

Tiempos oscuros

La vida continúa más allá de los tiempos electorales. Mientras las redes sociales siguen analizando por qué no hemos conquistado los cielos y cómo se compran los marcos de debate de la derecha, la vida sigue su curso. Es buen momento para recordar que nosotras defendemos que la política se hace en el día a día, en las calles y en las casas. Pero sabemos que este repunte reaccionario en nuestros gobiernos lo pone mucho más difícil para muchas iniciativas. Aparte de lo que pase a escala estatal —mal pinta—, la acción en lo local se entrelaza con los gobiernos regionales y municipales. Sin querer por ello ensalzar al partido socialista, somos conscientes de que las instituciones van a ser un espacio más violento e incomprensivo con nosotras. Se vienen tiempos oscuros y un cierto revanchismo con quienes defendemos un modelo anticapitalista, decrecentista y feminista.

Los próximos años son clave para acometer las transformaciones que nuestras ciudades necesitan para paliar el daño que el cambio climático hará sobre las personas y colectivos más vulnerables. Esto no solo afecta a las áreas de medio ambiente. La educación y la sanidad pública como mecanismos para el conocimiento y la atención, los equipamientos públicos como refugios climáticos en las épocas críticas del año, la protección contra los desahucios o los cortes de energía son cuestiones críticas que se dirimen en estas escalas regionales y municipales. En todas esas instituciones serán negacionistas, y sus colaboracionistas necesarios, quienes decidan. Serán quienes den indicaciones a las fuerzas de seguridad del estado frente a una manifestación o una okupación, con la ayuda de jueces conservadores para confirmar que se están respetando los derechos humanos.

Ante este desolador panorama os queremos recordar que El Topo es, entre otras cosas, una herramienta de denuncia en estos tiempos duros que nos tocará vivir. Y que no andamos con remilgos cuando toca señalar los nombres de aquellas que nos quieren desmontar las redes de apoyo que nos permiten resistir en nuestro día a día. Empecemos por señalar a Antonio Muñoz y a su equipo que, realizando políticas arboricidas y proturistificación (¡qué dolor ese Área de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo!), han servido en bandeja de plata el gobierno a las derechas. Repartieron migajas a las barriadas y a los movimientos sociales, pero nada que permitiera imaginar un futuro diferente, con el resultado de la desarticulación de muchas iniciativas surgidas desde abajo. Ocho años después, seguimos con un centro histórico descuartizado para su venta a cualquier fondo de inversión, seis de los quince barrios más pobres de España y una ciudad que no está preparándose para las inevitables consecuencias del cambio climático. Puestos a explotar hasta el límite la ciudad bajo el modelo neoliberal, las urnas han acabado comprando el original.

Aunque para muchas se vienen momentos de refugio en una batamanta conformada por sus redes amigas, tu periódico preferido también puede ayudarte a alzar la voz. Nuestro único compromiso es seguir ayudándoos a contar lo que los medios convencionales no quieren. Si un médico no te ayuda a hacer con tu cuerpo lo que quieras, publicaremos su nombre. Si los hosteleros de la ciudad te maltratan y abusan de ti como empleada, señalaremos sus comercios. Si no se cuidan los carriles bicis o los servicios de transporte público; si arrancan todo el verde de tu entorno y os dejan sin sombras; si malvenden ese edificio que reclamasteis desde el barrio para usos comunitarios… ahí estaremos. Háznoslo llegar. En estos tiempos oscuros, ayúdanos a seguir haciendo de El Topo un arma para matar fascistas.

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