nº43 | política andaluza

La lucha por nuestros servicios públicos

El gobierno de derecha-ultraderecha andaluz ha profundizado y extendido los recortes y el discurso público que los sostiene

El alumnado ha vuelto a las aulas al mismo tiempo que sindicatos y la Marea Verde alzaban su voz exigiendo medidas suficientes para un curso con clases presenciales y seguras. A la vez, se hacía cada vez más difícil conseguir una cita de atención primaria en muchos centros de salud a cuyas puertas se forman colas de usuarias indignadas. En este contexto de precarización de nuestros servicios sociales, en plena pandemia de la covid19, charlamos con Sebastián Martín, médico de atención primaria jubilado y portavoz de la Marea Blanca de Sevilla, y con Carmen Yuste, profesora de Secundaria y sindicalista en USTEA.

Los actuales recortes en Educación son la última manifestación de una tendencia que se viene imponiendo desde hace muchos años. El gasto público en Educación en el Estado español no ha llegado nunca al 5% del PIB. Tras una década de recortes, aún no hemos recuperado el nivel de gasto educativo anterior a la última crisis financiera: la inversión educativa es hoy mil millones menor que en 2008. Estos datos no son achacables a un determinado partido, pues la deriva se ha mantenido a lo largo de los años, tanto a nivel estatal como autonómico, con diferentes gobiernos. Esta tendencia, consustancial al actual modelo neoliberal, se ha visto impulsada recientemente por dos procesos interrelacionados. Por un lado, la llegada al Gobierno de Andalucía de la coalición de derecha-ultraderecha con un programa de reformas radicalmente neoliberales en lo económico y profundamente conservadoras en lo moral. Por otro lado, la debilidad de las organizaciones sociales y sindicales para plantar cara a estas políticas, explica Carmen cuando le preguntamos sobre las causas de los recortes en servicios públicos. Sebastián corrobora que los recortes actuales en la sanidad pública vienen de muy lejos. Desde el año 2008, y durante 10 años seguidos, el presupuesto de la sanidad pública andaluza ha sufrido un recorte de mil millones anuales. Es decir, nos encontramos con un agujero real de 10 000 millones de euros. Ahí está la causa principal del deterioro drástico que tiene la sanidad pública.

Carmen profundiza en las causas de los recortes, cuando hablamos de recortes y políticas neoliberales, no nos referimos solo a una disminución de la partida presupuestaria para Educación, sino también al desvío de enormes cantidades de dinero público hacia la empresa privada. En este sentido, los conciertos educativos, aunque venían de atrás, se afianzaron bajo el gobierno central del PSOE en 1985. La externalización de servicios, como los comedores escolares, las actividades complementarias o las monitoras para el alumnado con necesidades especiales la han llevado a cabo gobiernos del PSOE en Andalucía. En fechas más recientes, el Gobierno andaluz de derecha-ultraderecha ha profundizado y extendido los recortes y privatizaciones, y en este momento, hay que destacar dos iniciativas de gran impacto. La primera, los cambios en el proceso de matriculación que permiten que los centros privados concertados amplíen su área de influencia a toda la extensión de las capitales y las ciudades medianas andaluzas, ampliando su nicho de mercado hasta el límite, pues la escuela rural no les resulta rentable. En segundo lugar, el proyecto de llevar el modelo de conciertos al Bachillerato y la Formación Profesional (FP) que, hasta este momento, se habían mantenido, casi en su totalidad, en el ámbito público. Y aquí hay que señalar un dato especialmente significativo y escandaloso: el consejero de Educación, Javier Imbroda, es fundador y expresidente del Grupo Medac, una empresa dedicada a la formación profesional. Como máxima autoridad de la administración educativa andaluza, es Imbroda quien ha autorizado la apertura de varios centros privados de formación profesional del grupo empresarial que fundó y presidía.

Leyendo a Carmen, me vienen a la mente las puertas giratorias entre gobiernos y empresas privadas en un sistema corrupto desde sus cimientos.

A la pregunta sobre cuáles son las diferencias entre el anterior gobierno del PSOE y el actual Gobierno trifachito andaluz, Sebastián y Carmen coinciden en que tanto PSOE como PP han impulsado recortes en servicios públicos «consustanciales al modelo neoliberal». Al mismo tiempo, también ambas opinan que la situación empeora con la gestión de la derecha. Sebastián ilustra esta situación en la sanidad pública: Lo que ha ocurrido en comunidades gobernadas por el PP, como Madrid, es que la gestión se ha derivado de una manera brutal hacia empresas privadas. Es un modelo mixto en el que la sanidad privada va expandiéndose a costa del deterioro de la pública. Esto no quiere decir que las comunidades donde la llamada «colaboración
público-privada» y la gestión privada se han dado con mayor amplitud tuvieran menor gasto público, pues, muy al
contrario, el coste de todos los hospitales gestionados como sanidad privada ha sido mucho mayor que el de la sanidad pública.

El Gobierno de derecha-ultraderecha andaluz está implantando a marchas forzadas el modelo fracasado de la Comunidad de Madrid en la educación pública andaluza, comenta Carmen coincidiendo con Sebastián en señalar al Madrid gobernado por el PP como la punta de lanza de las medidas neoliberales. Además, añade, estas políticas se defienden públicamente sin complejos, con la excusa de la falta de fondos para sostener desde lo público la totalidad del sistema educativo andaluz y las supuestas bondades de lo que llaman «colaboración público-privada». En las décadas de gobierno del PSOE en Andalucía, las políticas neoliberales encontraban cierto freno y un punto de pudor a la hora de defenderlas, pues este partido se debe a un cuerpo de votantes que, en contra de su aparato, se siente y reivindica «de izquierdas» y tiene una sensibilidad social ausente entre los votantes de la derecha-ultraderecha.

En plena ola de recortes y privatizaciones llegó la pandemia de coronavirus que, según Carmen, creó la esperanza de que, esta vez sí, las circunstancias eran tan graves que a los Gobiernos y quienes los sostienen no les iba a quedar más remedio que ampliar la cobertura de servicios públicos y mejorar la calidad de la educación, aunque solo fuera por evitar la extensión de la enfermedad. Pero la crisis sanitaria solo ha provocado que las carencias en los sistemas de sanidad y educación públicas se hagan más evidentes. Es más, los recortes y privatizaciones se han profundizado y extendido, precisamente con la excusa de la lucha contra el virus. Tratan de imponer la idea de que la mejor manera de combatir la enfermedad es la imposición de enseñanza en línea, acrecentando la brecha digital. El impacto producido por la pandemia y sus consecuencias están favoreciendo que se vea como algo natural la sustitución de la escuela por una pantalla, del profesorado por aplicaciones vendidas por multinacionales, y la imprescindible socialización del alumnado por la distancia y el individualismo inherentes al modelo online. La universalización de la escolarización en la que se ha invertido tanto tiempo, esfuerzo y recursos ha retrocedido décadas.

Sebastián coincide con Carmen en que la llegada de la pandemia ha evidenciado las vulnerabilidades tras los recortes, principalmente, la atención primaria de salud que es la que más recortes sufrió, y todos los programas y servicios pensados para la prevención y la promoción de la salud.

Aquí Sebastián aporta una visión optimista de cara al futuro: La pandemia, en mi opinión, ha hecho reflexionar a mucha gente y a sectores políticos sobre la necesidad de dotarnos de una sanidad pública potente con una atención primaria de la salud con personal y recursos suficientes. Una lección muy importante que ha dado la pandemia.

Afortunadamente, la lucha en defensa de los servicios públicos lleva desarrollándose durante décadas y gracias a ella no estamos peor. Sebastián nos explica que desde la Marea Blanca estamos situando nuestras luchas en una alianza, lo más amplia posible, con otros movimientos sociales, como la Marea Verde y asociaciones vecinales. Al mismo tiempo, desde las mareas blancas estamos denunciando que esta pandemia se ha cebado con los sectores sociales más vulnerables, por ejemplo, en las residencias de mayores y los barrios más empobrecidos, por determinantes de salud tan importantes como el paro, la falta de vivienda, una alimentación inadecuada… Por ello, junto a la necesidad de reforzar los servicios sanitarios públicos, hay que generar un modelo diferente desde lo público, teniendo en cuenta que en torno al 90% de las residencias de mayores están privatizadas. Y también hay que tener en cuenta cómo afectan circunstancias específicas como, por ejemplo, la contaminación ambiental derivada de la incineración de residuos en la cementera de Alcalá de Guadaira. Son cuestiones muy relevantes que vienen a demostrar que las poblaciones que las sufren son, al mismo tiempo, las más proclives a contraer la covid-19 y otras muchas enfermedades como las derivadas del cáncer.

Por su parte, Carmen explica que desde USTEA, como sindicato de enseñanza, enfocamos la lucha contra los recortes desde una doble perspectiva. Como trabajadores y trabajadoras de la escuela pública, tenemos que defender unas condiciones de trabajo dignas que garanticen la seguridad y la salud de todo el personal. En este sentido, no nos cansamos de denunciar la absoluta falta de recursos y la situación de grave desprotección en la que han dejado al personal vulnerable. Como ciudadanía que considera la defensa de los servicios públicos como uno de los principios fundamentales estamos impulsando movilizaciones y visibilizando los problemas que presenta la educación pública. Esto lo hacemos en plataformas amplias que incluyen a toda la comunidad educativa. Nuestras principales reivindicaciones podrían resumirse en dos grandes principios: aumento de la inversión en educación e incremento de personal que permita una bajada de la ratio alumnado/profesorado. La reducción del número de alumnado por aula es una reivindicación que viene de lejos, pues, desde el punto de vista pedagógico, es la única forma de garantizar una atención personalizada que no deje a nadie atrás. Ahora, además, es un imperativo desde el punto de vista de la salud pública, y continúa, en la lucha en defensa de la educación y los servicios públicos, la unidad sindical y el trabajo con todos los sectores implicados es imprescindible y un reto complicado.
A nadie se le escapa que los sindicatos con mayor representación docente tienen un marcado carácter conservador; no es casualidad que una parte importante de los cargos de responsabilidad de la Consejería de Educación provengan de la principal central sindical del sector. Por su parte, las grandes organizaciones sindicales del ámbito de la izquierda llevan años transitando la senda de la concertación y el pacto social, abandonando la movilización, la organización en los centros y evitando, en general, la confrontación. Desde USTEA, además del trabajo a través de los mecanismos de representación ante la administración que nos impone nuestra posición como tercera fuerza sindical en el sector docente, volcamos nuestra actividad en el impulso a los movimientos sociales donde converge la comunidad educativa. Estos movimientos sociales son, en ocasiones, reticentes al trabajo con los grandes sindicatos que, por su parte, rehúyen toda actividad fuera de sus líneas tradicionales. En USTEA, nos sentimos obligadas a hacer de puente entre estos dos mundos que, dada la feroz ofensiva contra los servicios públicos, están condenados a entenderse.

Sebastián refuerza esta idea de la importancia de la unidad en la lucha: En esta lucha en particular, y en todas las luchas en general que vayan encaminadas a conseguir mejoras sociales y libertad, está claro que es esencial conseguir una articulación unitaria de los movimientos sociales, sindicatos, etc. Una coordinación y una alternativa unitaria que permita generar una correlación de fuerzas, desde la población trabajadora y la sociedad civil, para modificar las líneas maestras que el neoliberalismo está llevando a cabo.

Tras estas entrevistas, leyendo a Carmen y Sebastián, saco varias conclusiones entre las que destaco que nos encontramos en un punto de inflexión clave en la defensa de nuestros servicios públicos. Un punto de inflexión entre la mercantilización brutal de nuestras necesidades vitales más esenciales y la construcción de una sociedad diversa sostenida en servicios sociales fuertes. Un punto de inflexión en el que ir hacia uno u otro lado depende, en gran medida, de la participación desde abajo de todas en las luchas. Luchando desde la diversidad y sin sectarismos. Cada vez más, nos jugamos nuestras vidas y las de las nuestras. ¿Cuáles son vuestras conclusiones tras escuchar a Carmen y Sebastián?

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