El Congreso de los Diputados aprobó en febrero la reforma laboral del gobierno bipartito del PSOE y UP. Esta aprobación vino acompañada de mofa al producirse gracias a la equivocación de un diputado del PP. La nueva ley laboral había sido acordada, antes de llegar al Congreso, entre Gobierno, burocracias sindicales de CC.OO. y UGT, y representantes de grandes empresarios. Además, ha recibido el beneplácito de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
En este artículo hablamos con representantes sindicales de CGT, COBAS, CNT, SAT y USTEA, sobre la nueva reforma laboral con la que, según la vicepresidenta segunda del gobierno Yolanda Díaz, «se pasa la página de la precariedad en España».
Para empezar, preguntamos por qué se oponen a la reforma laboral. Miguel de CGT nos comenta que se opusieron «a la reformas de Zapatero y M. Rajoy. Ambas reformas laborales no solo no se han modificado en sus aspectos más nocivos, sino que ahora obtienen el visto bueno del autodenominado “Gobierno más progresista de la historia”, consolidando sus nefastas consecuencias para la clase trabajadora y en algunos casos empeorándolas, como, por citar un ejemplo, por primera vez las ETT van a poder realizar contratos fijos-discontinuos». Por su parte, Rubén de USTEA explica que «parecía existir un consenso en las fuerzas de izquierda de que la última reforma laboral debía ser derogada. Esa fue la primera promesa electoral de Pedro Sánchez en 2014 y está en su pacto de gobierno con UP. Dicha derogación no se ha producido». En este sentido, Alfonso de la CNT explica que la nueva reforma, por ejemplo, no modifica «la indemnización por despido y los salarios de tramitación, que son las piezas más importantes para permitir que las plantillas puedan hacer una acción sindical efectiva».
Respecto a posibles aspectos positivos de la nueva reforma, Óscar del SAT cree que «es la única reforma laboral que no viene para arrebatar derechos». Juan de COBAS expone que «no pensamos que sea una reforma “positiva, pero insuficiente”, sino que empeora las reformas anteriores. Hay aspectos que se mantienen exactamente igual que con Rajoy: por ejemplo el despido, la subcontratación… Y hay novedades negativas, como la institucionalización de los ERTEs, flexibilizando más el empleo». Por su parte Rubén de USTEA destaca que hay «un cierto avance, aunque poco concreto, como la limitación a la concatenación de contratos temporales o el impedimento a las administraciones públicas para despedir por causas económicas. Pero el problema es que cuando te obligan a retroceder diez pasos y luego te venden dar dos pasos adelante, no se puede decir que hayamos mejorado, pues retrocedemos ocho pasos. Esta reforma laboral nos vende como un hito histórico un retroceso de ocho pasos». Desde CGT, Miguel tampoco ve avances significativos en la nueva reforma que «disfraza la desaparición del contrato de obra y servicios incluyéndolo dentro del nuevo fijo-discontinuo; habla de ultraactividad de convenios cuando los tribunales ya la habían establecido». Alfonso de CNT relativiza las aparentes mejoras: «podemos considerar positiva la modificación sobre la subcontratación, aspecto que afecta a cientos de miles de trabajadoras empobrecidas. Pero hay que recalcar que, como regla, el convenio colectivo aplicable es “el del sector de la actividad desarrollada en la contrata”. Por ejemplo, en un hotel, el convenio de las kellys no será el de la hostelería, sino el de la actividad desarrollada por la contrata, es decir, la limpieza».
Continuamos preguntando cómo afectará esta reforma laboral al día a día de las plantillas. Miguel cree que «la precariedad laboral se mantiene, la contratación a tiempo parcial y temporal impera, se computa como trabajadores/as empleados/as a quienes solo trabajan una hora al día, los índices de trabajo sumergido no decaen, se perpetúa la falta de medios y personal en la Inspección de Trabajo». Rubén de USTEA añade que «en demasiadas ocasiones, el problema no es un marco laboral para las clases trabajadoras, sino que este marco no se termina de aplicar. Abunda el fraude en contratación, cumplimiento de convenios, reconocimiento de horas trabajadas, la aplicación de salarios». Alfonso de CNT piensa que «las medidas que se introducen van a cambiar muy poco el panorama laboral. No obstante, creemos que sí va a cambiar la percepción que la clase trabajadora tiene del “Gobierno más progresista de la historia”, que ha traicionado su principal promesa electoral y ha demostrado que, bajo el capitalismo, ningún Gobierno puede hacer políticas de izquierda». Sin embargo, Óscar del SAT cree que «aunque es bueno tener aliados en los Gobiernos, si no hay lucha en la calle, no iremos en la dirección correcta».
Mirando aparte de la reforma laboral, preguntamos cómo podemos avanzar hacia mejores condiciones laborales. Rubén de USTEA expone que «en el corto plazo, es necesario que en las negociaciones haya mayor democracia, lo que supone incluir a la mayoría sindical y no solo a CC.OO y UGT. En el medio plazo, sería necesaria una profunda revisión del cumplimiento verdadero de normativas laborales, ya que el abuso de patronales es abrumador. En el largo plazo, tenemos que abandonar la práctica de que las patronales sean las que marquen la pauta de nuestras condiciones laborales». Por su parte, Miguel de CGT cree que para avanzar laboralmente «no es comprensible que, siendo el desempleo y la precariedad los principales problemas estructurales de la población trabajadora, se siga alargando la edad de jubilación y echando millones de horas extraordinarias, la mayoría no pagadas. En CGT tenemos claro que hay que trabajar menos para trabajar todxs». Óscar del SAT piensa que necesitamos «movilización y unión desde abajo y a la izquierda. No nos vale con solo quejarnos por redes de que haya reformas insuficientes, sino que tenemos que generar el tejido social que termine conquistando en las calles y centros de trabajo lo que nos arrebatan en los despachos». Alfonso de CNT pone el acento en «estar bien organizados sindicalmente y tener un movimiento sindical solidario, comprometido con la lucha de lxs trabajadorxs e independiente de otros intereses políticos o económicos».
Antes de acabar la entrevista Juan de COBAS apostilla que «no podemos aceptar la pasividad de falso pragmatismo del gobierno de coalición. Necesitamos poner en pie de forma unitaria un plan de movilización con propuestas anticapitalistas, que enfrenten a banca, grandes corporaciones, UE y al gobierno burgués de turno», a lo que Miguel de CGT añade que «los fuegos artificiales no dan de comer a las familias. El gobierno progresista ha vuelto a engañar, evidenciando que lxs de abajo solo le importamos para echar una papeleta el día de las elecciones y encima tenemos que aguantar que “es lo menos malo” porque otros lo harían peor, en vez de plantear una verdadera revolución social que ponga la vida en el centro».