nº48 | se dice, se comenta

El beso que quita el peso

¡Me preocupa que la vida (post)moderna,

tenga más de (post)moderna, que de vida!

Mafalda

El colapso no es el fin, como muchas personas creen. Está de moda creer; y saber está infravalorado. No es que saber no esté al alcance, sino que es preferible no saber, es un esfuerzo ímprobo, lo reconozco, con consecuencias indeseables. Ser consciente de cosas que no te caben, darte cuenta de que no sabes, decrecer, dejar de ser standard, renunciar a las modas, como a la clásica práctica de creer «el beso que quita el peso». Creer que todo se va a solucionar sin empatía, sin cambios, sin procesos, sin afrontar ni colectivizar los conflictos, mientras tu vida se mantiene en el encefalograma plano, que tanto te ha costado alcanzar. Mientras, el tortazo, el despido o el desahucio, golpean a lxs de al lado, a los afganos les toca ser esclavos y a las afganas, ser aun más esclavas. Se montan minas de litio a cielo abierto para sostener energías renovables y aún es delito ser inmigrante. Las compañías eléctricas y farmacéuticas hacen lo que les da la gana, sin que nadie haga nada, salvo callarse la boca y pagar.

El colapso no es el fin, es el principio de un fin. Entiendo que es difícil mirar para todos los lados, cuando mirar para otro lado es tan fácil. Entiendo que saber no es fácil en un momento en que nadie quiere saber, nadie quiere ser, con todo el sufrimiento, la soledad y la endogamia que eso implica. Y, si antes la apariencia era engañosa, ahora nada es lo que parece y el postmodernismo hace magia con las contradicciones y los oxímoron, convirtiéndolos en arquetipos. Incluso esa sensación de final, no es más que una excusa para no reaccionar. La alternativa, siempre tan marginal, pero aun así llena de dignidad, se alinea cada vez con el sistema, desesperada por existir en el nuevo paradigma. Lo auténtico y lo verdadero, si eso significó algo alguna vez, no desde una idea, sino desde lo que nace en el corazón de cada ser, es un lujo para todas las clases. Y del amor mejor ni hablo, pues temblarían los pilares de toda la maldita civilización en medio del colapso.

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