nº55 | ¿hay gente que piensa?

Estar hasta el coño

Toda buena siesa que se precie un día se levanta y decide que está hasta el coño. Antes le ocurría durante el síndrome premenstrual. Se le acumulaban los cabreos no resueltos de manera altamente destructiva. Incluso mutaba en una especia de cabra asiesada, con cuernos y rabo, en función del nivel de catolicismo que restara en su cuerpo. No en vano estudió hasta BUP en un cole de monjas y aún se persigna al salir de casa. A medida que fue cumpliendo años, el aspecto cabrío se transformó en licantropía siesil. Solía coincidir con la luna llena y, más de una vez, engulló a algún tipejo al que regurgitaba luego en la orilla de la playa, para poder darse un enjuagaito. Como dato curioso, los tipejos regurgitados, independientemente del tiempo que pasaran en el buche de la siesa, salían como si hubieran hecho un viaje iniciático y cambiaban por completo el rumbo de su vida. Más de uno se fue de cooperante o pasó de vender seguros a trabajar de corista en el musical de Cats.

En la actualidad, la Siesa ha alcanzado cierto nivel de madurez hormonal que la hace regulada, al conocer con exactitud cada una de las fases de su periodo menstrual y poder poner contexto a las respuestas emocionales surgidas ante situaciones jodidas de la vida diaria.

Pero eso no quiere decir que no haya días en que ella decida que está hasta el coño. Esos día se agolpa todo.

Las ayudas no pedidas se pelean para ocupar tiempo haciéndola consciente de su incapacidad. Las ojeras duelen hasta debajo de los sobacos mientras los pechos claman al cielo en una mastitis imposible. La factura más alta del año aparece en el buzón y sale un bartolino. Muere una artista de las de la niñez demostrando que el tiempo pasa y el final de la vida está cada vez más cerca, carente por completo de sentido.

Todo eso confluye en un mecagoentodo constante que ameniza Motomami. La Siesa ruge al borde del colapso.

Entonces siente resbalar la sangre por la vulva.

Se reconcilia con todo mientras enjuaga su copa menstrual.

Nos apoya

Nuestro nombre pretende ser un humilde homenaje a Syd Barrett, fundador y líder de Pink Floyd, que posteriormente tuvo que dejar la banda por los problemas mentales derivados del consumo de LSD. Un genio que pasó como un rayo por el mundo de la música. Al igual que él, muchos libros pasan por el mundo siendo rayos fugaces, cuando su interés no debería haber desaparecido nunca.

Desde Editorial Barrett no nos olvidamos de esos libros y queremos que todo el mundo los conozca, que se hable de ellos, que formen parte de nuestras vidas y de nuestras futuras mudanzas.El logo de Barrett hace referencia a Bike una de las canciones más surrealistas de Syd y que define nuestra línea de trabajo. «Tú eres la clase de persona que encaja en mi mundo. Te daré cualquier cosa. Lo que sea, si tú quieres cosas».

Queremos sorprenderte, si lo que tú quieres es que te sorprendan.

Esperamos que como lectores os apasione caminar junto a esta panda de locos.