«Una romería de la Baja Andalucía, en donde viven miles de trabajadores sin tierras y sin trabajo, con todo el folclore y falsos mitos que ha creado la Andalucía oficial, entremezclada con esa y otra que estamos tratando de desenterrar día a día.» Sinopsis ORIGINAL de la película documental Rocío.
12 de junio de 2011. Aldea del Rocío, Huelva. Como cada año, miles de personas acuden a la romería del Rocío. Por primera vez en su historia, la procesión se suspende por la rotura de un varal del paso durante la tumultuosa procesión.
12 de octubre de 2011. Escalos de Baixo, Portugal. En esta pequeña aldea de Castelo Branco, muere a los 69 años Fernando Ruiz Vergara, olvidado en su país de nacimiento y autoexiliadesde 1984.
Nacido en Sevilla, Fernando desarrolló en Huelva su carrera artística hasta que en 1974 se traslada al Portugal de la Revolución de los claveles. Allí, junto con la guionista Ana Vila, se lanza al activismo político usando el cine como arma y participando en la creación de librerías, centros culturales y encuentros internacionales. Muerto Franco, la pareja vuelve a España con el proyecto de hacer un filme documental sobre la romería del Rocío. Así, entre 1976 y 1978, con Fernando de director y Ana de guionista y productora, llevan a cabo Rocío. A través de las opiniones de catedráticos, antropólogos, sacerdotes y vecinos nos muestran la romería desde diversas miradas históricas, antropológicas y sociales: de la leyenda medieval de la aparición de la virgen a un pastorcito al clasismo presente en las hermandades, pasando por el malestar de la sociedad conservadora de Almonte durante la II República y la implicación de estas élites en la represión de los primeros meses de la Guerra Civil. La película cruza estos análisis e intervenciones con imágenes de la romería de gran potencia visual, tanto de la fiesta en sí —llenas de hedonismo y casi rozando la bacanal— como momentos íntimos —la camarista de la virgen susurrándole piropos a la imagen o las declaraciones de una mujer narrando su curación milagrosa— o la crudeza del salto de la reja y la posterior procesión por la aldea.
Rocío se estrena en Alicante en 1980. Ese mismo año obtiene el primer premio de la primera edición del Festival de Cine de Sevilla. Y en 1981 es seleccionada por el Ministerio de Cultura para representar a España en el Festival Internacional de Cine de Venecia. Pero el 23 de febrero de ese año, horas antes del asalto al Congreso, son denunciados «por injurias y escarnio a la religión católica y ultraje» el director, la guionista y un vecino que aparece en el documental señalando a los autores de la represión golpista en Almonte y otras zonas de Huelva, a caballo y ataviados con camisa azul y medalla del Rocío.
Estas declaraciones, señalando entre otros a José María Reales Carrasco, alcalde de Almonte durante la dictadura de Primo de Rivera y fundador de la hermandad de Jerez de la Frontera —establecida en 1932 contra «los desacatos a la virgen cometidos por la II República»—, como responsable de la represión en el pueblo, que se saldó con una mujer y noventa y nueve hombres asesinados (alguno a palos), supuso la interposición de una denuncia por los hijos del mencionado. Un juzgado prohibió su proyección en Cádiz, Huelva y Sevilla. Poco después, el secuestro se extendía a toda España. En 1982, se celebró el juicio: el juez rechazó el testimonio de diecisiete vecinos de Almonte que ratificaron la represión documentada, y condenó a Ruiz Vergara a dos meses de arresto y 50 000 pesetas de multa, así como a pagar una indemnización de 10 millones de pesetas por un delito de injurias graves contra Reales; Vila y el vecino del pueblo resultaron absueltos al asumir Ruiz Vergara toda la responsabilidad.
El director recurrió en 1984, sin éxito, y el Supremo ratificó la sentencia. Se exilia poco después a Portugal. La vida de Fernando Ruiz Vergara quedó destrozada, vital y artísticamente: «fue muy traumático, se montó mucho follón y no quise saber nada más. No volví a hacer una película más», y Rocío se convirtió en una película maldita, a la vez que en el primer documental realizado en nuestro país que trataba abiertamente la represión del bando franquista contra la población civil. Recordemos que en 1984 ya había pasado la época más dura de la mal llamada Transición, que la censura cinematográfica se había derogado en 1977, la Constitución llevaba seis años aprobada y el PSOE gobernaba con mayoría absoluta. A mediados de 1985, la película volvió a los cines, pero censurada: se sustituyeron los fragmentos suprimidos por una pantalla en negro con la leyenda «Supresión por sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo del 3.4.1984».
En las últimas décadas el documental ha vivido un renacimiento gracias a la difusión y reivindicación realizada por las asociaciones por la recuperación de la memoria histórica, y gracias también al documental El caso Rocío, de José Luis Tirado, artista y cineasta independiente, estrenado en noviembre de 2013 en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. En palabras de su autor a La Voz del Sur, el documental busca «por un lado, poner en valor la calidad cinematográfica de la película, así como su producción marcadamente independiente. Por otro, reivindicar una de las primeras películas que denuncia la represión ejercida tras el golpe de Estado de 1936, con el asesinato de civiles con nombres y apellidos, a manos de caciques locales, también identificados».
El caso Rocío «propone reflexionar sobre la construcción de las tradiciones, la censura cinematográfica, el papel de las mujeres en los ritos festivos y lo que ha significado la transición respecto a derechos civiles como la libertad de expresión o la memoria democrática». Incluye la última entrevista a Ruiz Vergara, filmada un año antes de su muerte, donde reflexiona sobre el rodaje de Rocío y el impacto del proceso judicial en su vida y su carrera. Ha sido comercializado en formato disco-libro, incluyendo el documental de 2013, una versión no censurada de Rocío y textos de distintos autores, anexos, sentencias y bibliografía.
A día de hoy, Rocío sigue censurada por orden del Tribunal Supremo.