Allá por noviembre de 2023 me encontré con José Luis Tirado, amigo y admirado cineasta. Me preguntó si estaba con algún proyecto (de documental) y le dije que estaba preparando (la verdad, solo era un proyecto en mente) un docu sobre el poblado chabolista que existió en Barbate, el Zapal. «Me apunto», me contestó entusiasmado. Y ahí empezó uno de los aprendizajes más bonitos sobre cine y sobre Barbate.
Al día siguiente de nuestro encuentro ya tenía un mensaje de José Luis: «¿Cuándo empezamos? Tengo una idea que te quiero comentar». Esa propuesta consistía en contar la historia de el Zapal a través de una única fotografía, en blanco y negro, tomada en el siglo pasado, aunque no sabíamos la fecha con exactitud. Solo sabíamos que en Barbate esa foto era mítica, icónica.
Me parecía imposible, tal y como yo concebía el cine documental, hacer una historia así con una única fotografía. No conseguía visualizarlo. Hasta que, al día siguiente, llegué al estudio de José Luis. En su enorme tablero de corcho tenía ya diseccionada la fotografía en decenas de fotogramas, con un planteamiento de los posibles movimientos de cámara. Todo ese trabajo quedaba a disposición de la historia: «El guion es el que manda sobre la imagen», me indicó José Luis.
Entonces, comenzamos a estudiar con detenimiento la fotografía, mirando cada detalle. Y de repente, una instantánea que yo había visto infinidad de veces, comenzó a arrojar detalles sobre lo que nunca nos habíamos detenido. Porque se puede mirar mil veces algo sin verlo realmente. ¿Qué nos dicen los rostros de las doce personas que aparecen? ¿Por qué están sus ropas y cuerpos cubiertos de moscas? ¿Qué hace la mujer de la derecha? ¿Qué animales y por qué aparecen en la imagen? «¿Ves esta mujer? Está embarazada, me lo ha dicho una amiga», me explicaba José Luis.
También descubrimos que lo que ocurría en Barbate hace un siglo es lo que ocurre a día de hoy en los invernaderos de Almería, los frutos rojos de Huelva o Ibiza: se necesita mano de obra, pero no se les ofrece vivienda.
También había que conseguir la fotografía original, para, además de tenerla en máxima calidad, saber cuándo se realizó con exactitud. Eso nos llevó hasta el Ayuntamiento de Vejer de la Frontera, pueblo vecino de Barbate. La foto se realizó en 1937, en plena guerra y represión franquista, por el fotógrafo José Reymundo.
Pero, ¿cómo saber qué sentían, cómo vivían, quienes habitaron allí? Necesitábamos el testimonio de personas que hubieran vivido allí. Contamos con el de cuatro mujeres con las que hicimos un ejercicio de memoria sobre lo cotidiano, los cuidados y la vida. También sobre estigmas y exclusión.
Y así, tras un trabajo de recopilación, formado por imágenes, testimonios, investigación bibliográfica y documental, sonidos y vivencias, José Luis y yo, junto a la voz de Yoli Marín, pudimos devolver parte del cariño, y del amor, que Barbate nos regaló cuando tuvimos la suerte de vivir en este bello pueblo gaditano: El Zapal de Barbate.
