nº45 | ¿hay gente que piensa?

Tiempos extraños

No sé qué tiempo hará cuando salga publicado este número 45 de El Topo. Lo hermoso de este proyecto en el que me acabo de embarcar es precisamente eso: una lucha a contracorriente frente al vicio de la actualidad, frente a las prisas del internés, frente al deseo de saber más en apariencia aun sin enterarse unx de absolutamente nada. Empiezo hablando del tiempo como un vecino nuevo cuando se cruza casi por primera vez con las vecinas en el ascensor. Ya llegarán las burdas confianzas y charlarán de otras cosas, a saber: lxs niñxs, la cuesta de enero, las vacaciones, la familia política y otros dolores de cabeza. Pero empecemos por el tiempo, por esa necesidad de comentar lo obvio cuando apenas nos salen las palabras al comienzo.

El tiempo. La ola de frío tremenda que ha invadido la península en enero, los 20 grados que hemos alcanzado en Sevilla en enero. En el mismo enero. Esa curva climática con tirabuzones de película que va a acabar matándonos a todxs. No podemos obviar cómo afecta el clima a la gestación de una pandemia, entre otras muchísimas cosas que dan miedo. El tiempo, en general, se vuelve más cálido cada año que pasa, las respuestas para revertirlo escasean y yo me temo que voy a pasar de la fatiga pandémica a la fatiga climática. Y es que, ¿acaso puede unx vivir en paz cuando los fenómenos naturales son cada vez más destructivos y tenemos a la vida en una autopista dirección muerte con cada paso que damos? ¿No estamos siendo demasiado condescendientes con un problema que lo abarca todo y que necesita de respuestas radicales para ayer?

Por supuesto, hay decenas de colectivos y organizaciones con esto muy presente. Pero parece que resulta complicado acertar a la hora de colocar estas preocupaciones en los cafés de cada día. Que el CIS no muestre que el jaleo del cambio climático es de las cosas que preocupan a la gente me parece un asunto mayor, que diría el prolífico comediante Mariano Rajoy. ¿Cómo colocamos este conflicto en la prioridad política cuando aún tenemos que seguir discutiendo que evadir impuestos está regular tirando a mal? Qué pereza. Estos debates en bucle que no hemos superado aún no indican más que derrotas pasadas.

El tiempo claro, no es un problema cuando el veranito llega en abril o cuando de pronto algo de lluvia se cuela en junio y le da un respiro a nuestros embalses. El tiempo, que cambia los biorritmos de nuestras frutas de temporada y también el humor de lxs más proclives al asunto de la tristeza en otoño y la pasión en primavera. El tiempo nos puede arruinar un puente, una Semana Santa, una Feria o el Carnaval, pero sobre todo nos puede destrozar la vida. No seré yo quién lleve la campanilla del mal agüero sonando por las calles, pero al menos déjenme llamar la atención a la sevillanía desde este rinconcito tan humilde. Porque tal vez no toca darle a la campanilla pero sí emitir un gruñido. Porque lo que las multinacionales y gobiernos del mundo están haciendo con nuestra Gaia es como para enfadarse, por lo menos. Porque nos están tocando demasiado el tiempo.

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