nº58 | sostenibili-qué

Supervivencia, clima y humanidad

La crisis climática no destruye el planeta, destruye nuestro modo de vida. En los 4 000 millones de años de vida en la tierra han existido al menos 5 eventos de extinción global que casi ponen fin a la biología. La humanidad aún no se ha enfrentado a uno de estos grandes cataclismos, aunque estamos provocando la Sexta Extinción Masiva. Un problema que la economía decide ignorar mientras sea económicamente rentable.

El clima hace referencia a grandes periodos de tiempo. Miles de años que han moldeado la vida y muerte de todos los seres vivos de nuestro planeta, incluida la humanidad. Como sociedad occidental tendemos a pensar que el clima no nos afecta. Que siempre tendremos acceso a agua y alimentos. Lo cierto es que la destrucción de hábitats, sobreexplotación y contaminación están generando cambios drásticos cuyo alcance aún somos incapaces de sondear.

La forma más sencilla de imaginar el clima es como una cinta transportadora de especies. Si cierto tipo de clima se extiende, los animales y plantas asociados con él también. Si el clima desaparece, las especies que transporta se desvanecen, excepto las mejor adaptadas, es decir, las que posean alguna cualidad útil en el nuevo medio. Estos atributos les permiten engancharse a otra cinta de transporte en un riguroso y débil equilibrio que ha permitido la persistencia de la vida en nuestro planeta.

Con o sin nosotros, La Tierra seguirá girando y cambiando. Por ejemplo, el aumento de temperaturas y acidificación de los océanos actuales está creando unas condiciones inmejorables para las medusas, cuya población aumenta exponencialmente ¿pero… es el futuro que queremos?

El cambio climático es constante, pero en periodos muy largos de tiempo que permiten a las especies variar y adaptarse. Aunque hay excepciones. Durante el desarrollo geológico de La Tierra han existido al menos 5 eventos de Extinción Masiva, cataclismos que borraron más del 75% de la vida en periodos relativamente cortos de tiempo. El detonante siempre ha sido el mismo, el clima varía tan bruscamente que no hay tiempo para evolucionar y adaptarse. De todos estos eventos de extinción, el más famoso es el del Cretácico-Paleógeno, más conocido como el meteorito de los dinosaurios.

El hecho de que hace 65 Millones de años una piedra de 12 Km de diámetro impactara sobre La Tierra a 72000 Km/h, dejando un cráter de 180 Km de largo y 20 de profundidad en México fue el menor de los problemas. La descomunal cantidad de polvo arrojada a la atmosfera provocó varios años de oscuridad casi total. La irradiación solar casi desapareció, por lo que las temperaturas bajaron drásticamente dificultando la supervivencia de las plantas y con ellas, de todo el ciclo de la vida. Como resultado la mayoría de dinosaurios, una de las estirpes que más tiempo han sobrevivido en nuestro planeta, desaparecieron. Solo quedaron ciertos animales, como los primeros mamíferos que eran algo parecido a una ardilla de subsuelo.

En comparación con los dinosaurios, nuestra familia directa es muy reciente. El árbol comienza a trazarse con los primeros homínidos hace unos cuatro Millones de años. Restos como los de la famosa Australopithecus llamada Lucy (en honor a la canción de los Beatles que sonaba durante su descubrimiento) demuestran una de las peculiaridades humanas, el bipedismo. Este rasgo es un desarrollo de ahorro energético que nos permite poder desplazarnos grandes distancias. Y es que desde nuestros orígenes somos migrantes. Existen restos por toda la mitad este de África. Lo que a día de hoy es un clima tropical, en aquella época era un ecosistema de bosques abiertos. Esta especie se desplazaba diariamente de los bosques a las zonas abiertas en busca de alimento. Hace unos dos millones de años el clima cambia a uno más seco, los bosques dispersos desaparecen y con ellos, los Australopithecus.

Conocemos restos de homínidos hace 1.4 millones de años en uno de los yacimientos más importantes para el estudio de esta época. El clima de Orce (Granada) era una sabana africana. La fauna consistía en los ancestros de los actuales elefantes, rinocerontes, hipopótamos, … Los Homo llegaron gracias a la cinta transportadora de un clima que rodeaba todo el mediterráneo. Aún no conocían el fuego, y sus herramientas eran poco más que piedras, pero se las apañaron para sobrevivir a sus rivales, las hienas gigantes. Y es que hablamos de unos homínidos que principalmente se alimentaban de la recolección de plantas, frutos, insectos… y cuando podían, de carroña.

Durante la última etapa del Paleolítico los seres humanos ya son exactamente igual que los actuales, pero tuvieron que sobrevivir al evento posiblemente más riguroso que como especie hemos sufrido. Hace 20 000 años, el último máximo glacial es un periodo excepcionalmente frío y largo durante el cual lo que consideramos Polo Norte, comenzaba en Francia. El clima era tan frío que las nieves perpetuas de Sierra Nevada, desaparecidas hace 25 años, comenzaban a 800 metros de altitud y el agua en las costas era 9 grados más fría. Recientes estudios sobre genética parecen demostrar que muchas poblaciones humanas se extinguen, entre ellas todas las de la península Itálica. Con este clima, la única posibilidad de supervivencia es migrar hacia el sur, configurando refugios a partir de los cuales se volverá a repoblar el mundo durante la actual etapa climática.

Actualmente vivimos en el Holoceno, una época bastante estable y cálida. Nuestro modo de vida actual se debe a él. Sedentarización, agricultura o ganadería habrían sido imposibles en eras anteriores. Los seres humanos del Pleistoceno eran tan inteligentes como nosotros, y si no cultivaron alimentos no fue por desconocimiento, sino porque su entorno no lo permitía. Esto ya ha sido un problema grave en épocas mucho más recientes. La existencia del gen que nos hace tolerantes a la lactosa a las poblaciones occidentales se origina hace unos 5 000 años. Esto indica un importante recorte en la producción de alimentos que solo permitió sobrevivir a las personas que podían consumir otra clase de recursos, como la leche.

Otro de los grandes eventos de extinción masiva, el del Pérmico-Triásico (hace 250 millones de años), fue provocado por la subida de 15 grados en un periodo de 100 000 años. En los últimos 100 años nosotros hemos aumentado la temperatura de la tierra en 1,5 grados. Esto nos permite establecer con certeza que estamos al inicio del camino de una nueva extinción en masa acelerada y de un clima al que no sabemos si podremos sobrevivir.

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