nº36 | está pasando

Somos aquellas personas a las que estábamos esperando

Sembrando semillas para la rebelión por el clima

Es el año 2019. Han pasado décadas desde que oímos hablar por primera vez de la crisis climática. La falta de acción es increíble. Vivimos con terror. Lo que parecía un problema lejano ha evolucionado hacia una emergencia tras décadas de ignorancia intencionada. Pero algo ocurrió el último año: algo flotaba en el aire, por primera vez. Una brisa de poder y esperanza alcanzaba nuestro estado de ánimo y nuestra imaginación. No se podía tocar pero algo era diferente. A lo largo del otoño de 2018 nos unimos en marchas y reuniones, miramos a nuestro alrededor y vimos nuevos rostros, más que nunca. El cambio estaba llegando. Tras un verano tórrido, el cambio climático había pasado a encabezar las noticias. El clamor de la ciencia se hizo incluso más apremiante cada año y por fin se empezó a escuchar. Incluso algunas personas de la Administración empezaron a decir la verdad. Hemos visto nacer nuevos movimientos; gente que nunca antes había dado indicios de que fuera a llevar a sus hijos y padres a las marchas climáticas. Las personas jóvenes y mayores se miraban las unas a las otras, y había un destello de reconocimiento, un pensamiento: estamos todas las personas juntas en esto. Podemos complementarnos. Somos aquellas personas a las que estábamos esperando. Ahora hagamos planes para ganar esta batalla. Durante varios meses, grupos y personas hemos estado hablando entre nosotrxs. Tendiendo puentes sobre antiguas brechas. Dándole vueltas a la cabeza sobre cuestiones de estrategia y coordinación. Hemos entendido que nuestra diversidad es la clave para provocar un cambio real, no simplemente un nuevo ajuste cosmético dentro del antiguo sistema de explotación. Hemos tenido múltiples llamadas; nos hemos reunido; nos hemos sentado juntxs; hemos llegado a acuerdos, discrepado y planificado.

Así empieza la narrativa de la primera ola de 2020: Rebelión por el clima (By 2020 We Rise Up, en inglés). Una ola de resistencia, que empieza cuando sale esta edición de El Topo.

2020: Rebelión por el clima es un intento de cerrar una brecha, una brecha bastante grande entre nuestro diagnóstico de una emergencia climática, ecológica y social, de un colapso de la civilización industrial; un diagnóstico que insiste en la necesidad de un decrecimiento rápido, un descenso del consumo de energía y recursos y un cambio profundo de valores: poner la vida en el centro. Se acaba el tiempo: tenemos 18 meses (no 11 años) para cambiar el rumbo, ya que el informe del IPCC de hace un año exige un pico de emisiones de CO2 en 2020. Pese a eso, las emisiones siguen creciendo. Al otro lado están nuestras acciones en los últimos años —quizás décadas—: sensibilización, educación, lobbying, y una manifestación o concentración, de vez en cuando. Sabíamos que esto no era suficiente. Sabíamos que no podíamos forzar un giro radical dentro de un sistema capitalista cisheteropatriarcal con lo de siempre.

Así, surgió la idea de 2020: Rebelión por el clima. Unxs activistas por la justicia climática de varias partes del Estado español que compartíamos la misma sensación. Estábamos desesperadxs, hablábamos, buscábamos maneras de iniciar un movimiento potente por la justicia climática en nuestro territorio. Y a finales del año pasado llegó la oportunidad. Tuvimos varias reuniones. Finalmente llamamos a una primera asamblea para constituir 2020: Rebelión por el clima en la península ibérica (es decir, incluimos a Portugal) el 22 de febrero en Madrid.                          

Mucho ha cambiado desde entonces: Fridays for Future, Extinction Rebellion (en el Estado español), Huelga por el clima, etc. La sensación de una emergencia se está extendiendo. Existen ya las primeras declaraciones de una emergencia climática (Catalunya, Sevilla, etc., aunque son simbólicas e insuficientes. Sabemos que hace falta desobediencia civil, a niveles nunca vistos en el Estado español. Sabemos que nos enfrentaremos a la represión. Sabemos que necesitamos construir comunidad, confianza y apoyo para afrontar lo que viene. Estamos en esto. No estamos jugando. Nos rebelaremos.

En el Estado español partimos de una base de desmovilización desde el 15M de 2011, y de un alto nivel de represión. Existe poca capacidad de formación en desobediencia civil. Hay mucho miedo: miedo por la aceleración de la crisis climática, miedo por la amenaza de represión, miedo a fracasar. Tenemos que empoderarnos, fortalecernos, cuidarnos, construir redes de confianza y apoyo. Entrenarnos en la acción directa, para rebelarnos.

La rebelión no se hace realidad si no la llevamos a los territorios, a nuestras ciudades, nuestros pueblos, nuestros barrios. Estamos construyendo 2020 Rebelión por el clima Sevilla, porque no nos dejamos tranquilizar con una declaración de emergencia climática. No queremos más turismo que destruya el clima y nuestra ciudad. No queremos la ampliación del aeropuerto de Sevilla. No podemos permitirnos crecer. Necesitamos decrecer, relocalizar. Necesitamos una visión de otra sociedad, unas medidas urgentes y radicales, no parches socialdemócratas capitalistas verdes.

Nos rebelaremos en Sevilla a partir de finales de septiembre. Estamos construyendo las bases, tejiendo redes. La rebelión será ecofeminista, la rebelión será querer. La rebelión será de la gente de los barrios, de les trabajadores precarizades, de les migrantes. La rebelión será lo que creamos juntes, y estamos solamente al inicio, dando los primeros pasos. La rebelión será alegre también, con la rebelión recuperamos nuestra esperanza. Deseamos una vida mejor, otra economía, otras formas de relacionarnos, poner la vida en el centro: la vida de todes les seres vivos. Nos rebelaremos por la vida.

Estamos construyendo la primera ola de esta nueva rebelión, en Sevilla, en Andalucía, en la península ibérica, en Europa, en el planeta. La rebelión por el clima. Y luego, evaluaremos, descansaremos, nos fortaleceremos, para la segunda ola: la tercera. Te necesitamos. Somos aquellas personas a las que estábamos esperando y te necesitamos a ti, y a muches más. Por el planeta, por la vida, por el futuro; para que haya un futuro y sea un futuro justo. Un futuro respetando los límites de nuestro planeta. Un futuro mejor.

Rebelión o extinción.

Nos apoya

La moneda Puma comenzóa gestarse en septiembre de 2011 a partir de un Taller organizado por la Red de Decrecimiento de Sevilla, e impartido por Julio Gisberten la Casa Grande del Pumarejo.

A partir de este momento y hasta marzo de 2012, fecha en que comienzan a circular y funcionar los pumas, se constituyó un grupo motor que impulsó diferentes encuentros y talleres y diseñó de manera abierta, horizontal y participativa con su entorno cómo sería la moneda Puma.