nº62 | todo era campo

En el país de la libertad

El anarquismo no sería nada sin sus publicaciones. Pero esta valiosa herramienta puede servir también para preparar el terreno de la represión. A principios del s. XX en EUA, lo tenían bastante claro.

La portada del New York Times del 24 de febrero de 1919 abría con un impactante titular: «Fourteen iww arrested here for plot against him». Se refería al desmantelamiento de un atentado con bomba contra el presidente de EUA, W. Wilson.

Los responsables del intento de magnicidio serían catorce anarquistas españoles (entre ellos José Grau y Pedro Martín, editor y director, respectivamente, del diario anarquista coruñés El Corsario). En la fotografía tomada en dependencias policiales1, aparecen las pruebas: un ejemplar de El Corsario y otro de Tierra y Libertad, carnés del sindicato Industrial Workers of the World (iww), propaganda de apoyo a lxs presxs políticxs y una imagen de Liebknecht. De la bomba o materiales explosivos, ni rastro. Su detención coincide con una campaña de envío de paquetes bomba dirigidos a diversos cargos institucionales. Aun sin evidencias de su participación, serán deportados en virtud de la Anarchist Exclusion Act. Dos días antes habían sido detenidos, con pruebas similares (propaganda y libros políticos), anarquistas italianos por el mismo motivo.

La represión hacia el anarquismo en ambas orillas del Atlántico se intensificó en la última década del s. XIX y la primera del s. XX. En 1898 se celebró en Roma la «Conferencia Antianarquista Internacional», donde se acordó la vigilancia y represión de lxs sospechosxs de ser simpatizantes del anarquismo y la colaboración gubernamental en esta tarea. Muchxs activistas europexs deciden emigrar a EUA y continuar con su labor política.

Estos años coincidirán con la época de las grandes migraciones transatlánticas, millones de trabajadorxs que influyen en los movimientos obreros locales. La prensa va a jugar un papel fundamental como medio de transmisión de ideas políticas, elemento de cohesión entre las comunidades emigradas, forma de contacto con otrxs militantes europexs y la prueba del carácter transnacional del anarquismo. Mencionamos algunas publicaciones como La Questione Sociale, Cronaca Sovversiva, El Despertar o Freiheit.

Hasta ese momento, a diferencia de los Estados europeos, EUA no había tenido grandes problemas de violencia política relacionada con el anarquismo. Sin embargo, las páginas de estos diarios ácratas ayudaron a difundir la propaganda por el hecho, extendiendo el uso de métodos violentos entre ellxs.

En 1901 será asesinado el presidente W. McKinley a manos de L. Czolgosz, de origen polaco y admirador de figuras como E. Goldman o A. Berkman (aunque su compromiso con el anarquismo es dudoso). El magnicidio es la justificación para la aprobación de leyes como la New York Criminal Anarchy Law(1902), que convierte en delito abogar por el derrocamiento violento de un Gobierno y sirve de base para leyes estatales similares, o la Inmigration Act (1903), cuyo objetivo era la vigilancia policial de inmigrantxs identificadxs como anarquistas. Destacadas figuras del anarquismo internacional como P. Kropotkin o J. Turner vieron impedida su entrada al país.

Asimismo, la prensa vuelve a ser protagonista, ya que lxs directorxs de los diarios libertarios y sus articulistas serán arrestadxs cuando se produzca un atentado. Por otra parte, periódicos como el New York Times asocian anarquismo y terrorismo, influyendo enormemente en la opinión pública. De hecho, en algunas ciudades se producen auténticas razzias contra lxs anarquistas.

Todo esto provoca que, con algunas excepciones, la violencia anarquista disminuya considerablemente y que muchxs de sus militantes la abandonen. La fundación de la iww (1905) permite que numerosxs anarquistas puedan continuar su lucha adoptando tácticas más «legalistas». A pesar de ello, la represión contra el entorno libertario no disminuyó.

Entre aquellxs que pregonaban el uso de explosivos como arma revolucionaria se encontraba L. Galleani, inmigrante italiano y editor de Cronaca Sovversiva. Desde su llegada a EUA en 1901 hasta su deportación en 1919 promoverá la propaganda por el hecho, tejiendo a su alrededor una densa red de militantes antiautoritarixs dispuestxs a utilizar la dinamita (galleanistas).

En 1913 accede a la presidencia Wilson (demócrata), un mandatario muy conocido por sus luces (la decisiva intervención de EUA en la Primera Guerra Mundial y sus 14 puntos en la Paz de París), pero no tanto por sus sombras (política exterior imperialista y belicista sin apoyo de la opinión pública, defensa de la segregación racial, ocultación de los datos de la gripe de 1918 o la persecución de la iww). A esto tenemos que añadir el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917, que lleva a lxs bolcheviques al poder, extendiéndose entre los países capitalistas el temor al contagio revolucionario (Primer Terror Rojo). Además, las tesis violentas de los galleanistas volverán a ser tenidas en cuenta.

Este contexto proporciona la excusa perfecta para la represión del movimiento libertario. En 1918 se aprobará la Anarchist Exclusion Act, que complementa a la ya mencionada Inmigration Act, caracterizando al militante anarquista, además de ampliar los supuestos para su deportación. Aparte de los 14 libertarios de los que hablamos al inicio del artículo, la ley sirvió para expulsar del país a destacadxs militantes como Galleani, Goldman o Berkman. Las redadas realizadas por el fiscal general Palmer entre 1919 y 1920 tuvieron como resultado unxs 3.000 arrestadxs y 556 personas deportadas. La escalada represiva contra el anarquismo en EUA culminará en 1927 con la ejecución, sin atender a la indignación internacional por este hecho, de los inmigrantes italianos Sacco y Vanzetti tras un juicio repleto de irregularidades. La Bestia ha sido derrotada.

1 La imagen se encuentra disponible para consulta en el siguiente enlace: https://www.loc.gov/item/2014708460/ [consultado el: 14 de enero de 2024].

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