nº50 | política andaluza

Pensar para vivir

Algunas reflexiones sobre poder, cultura y medios de comunicación

Quien canta para comer

apenas puede decir.

El que dice cantando

es porque canta para vivir.

Soleá del decir

Portal de Andalucía inició su recorrido para ser un instrumento útil a toda aquella persona que desee acercarse a conocer la realidad de Andalucía. Con el pensar y el mirar, el cerebro, los ojos y el corazón puestos en Andalucía, desde y para Andalucía.

Hablar de lo que pasa en nuestro lugar en el mundo es un acto político. Ejercemos el poder de indicar lo que nos interesa, por un lado, y tratamos sobre lo colectivo, por otro. Lógicamente, también es político el uso que el capital hace de los medios de comunicación o la ausencia de temas y lugares en las noticias que nos llegan a diario. Desde Portal de Andalucía, por tanto, hacemos política. Queremos hablar de Andalucía desde lo colectivo, desde diversas miradas de los abajos y a la izquierda, miradas que cada vez están más silenciadas en los medios de comunicación financiados por el capital.

CONTROL DE EXPRESIÓN

En una época en la que tanto se habla de la libertad, se habla muy poco de la escasa autonomía de estos medios masivos que nos marcan las temáticas, las opiniones e, incluso, lo opinable. El actual sistema de comunicación social no es más que un medio para limitar la libertad, objetivo coherente en el sistema capitalista, colonial y patriarcal en el que vivimos. En este sentido, me parece apropiado indicar lo que pensaba Rafael Sánchez Ferlosio (Campo de retamas, 2012-2015): «Suelo decir que no sé lo que es la libertad, pero como en muchas otras cosas el argumento más sólido que tengo no es más que una alegoría: la de las cuerdas de la marioneta: cuantas más, más
libertad». O lo que pensaba José Luis Sampedro: «La libertad es como una cometa. Vuela porque está atada. Sin cuerda no vuela, y esa cuerda que facilita el vuelo pero se resiste al viento es la fórmula clásica de la revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad. (…) Cada cultura ha tenido su referente. Los griegos, el hombre; la Edad Media, Dios; ahora, el dinero. Para mí el referente es la vida. Hemos recibido una vida y vamos a vivirla hasta el final. Pero para eso necesitamos la libertad, para que esa vida sea la nuestra y no la que nos mandan tener».

Cuando los ricos, o sus representantes, hablan de libertad, persiguen convertir en derecho su capacidad de negar la libertad al resto. En este marco, la libertad de expresión pasa a ser una broma de mal gusto. Y en eso juegan un papel muy importante los medios de comunicación a los que financian y compran. Por eso, para luchar por nuestra libertad son tan importantes medios como El Topo o Portal de Andalucía. Porque son herramientas antagonistas de la libertad del capital para imponer sus libertades: la libertad de explotar, la libertad de imponer, la libertad de saquear, la libertad de dominar…

VÍCTIMAS CULPABILIZADAS

Gramsci definió el sentido común como el principal instrumento de dominación. Para la imposición o establecimiento de ese sentido común es tan importante el control de las temáticas como de los argumentos. Respecto a lo primero, hay que decir que en el mundo la gente muere de hambre. La covid-19 en muchos países es un problema menor. En Huelva se explota a diario a gente que malvive. En nuestras playas turísticas llegan personas ahogadas, silenciadas, ninguneadas. Miles de personas de Andalucía también emigran, no pueden vivir en su lugar en el mundo. La gran mayoría de las cooperativas agraria andaluzas trabajan para el capital. Podemos continuar enumerando temáticas silenciadas, realidades invisibles. Como muestra la película de moda en estos días, puede llegar el fin del mundo, por un cometa, o por las barbaridades que el capitalismo está haciendo sobre nuestro planeta, que miraremos hacia donde nos digan que miremos. El sentido común dictará que «no miremos hacia arriba».

Respecto a los argumentos, cada vez más la causa de los problemas acaba siendo la propia víctima. Es decir, la situación de precariedad de una persona en situación de desempleo se debe a su escasa «empleabilidad». Los problemas socioeconómicos de un territorio como Andalucía, o como sus pueblos, se deben a que «no es capaz de poner en valor sus fortalezas y aprovechar las oportunidades de la globalización». Las mujeres asesinadas o maltratadas son constantemente culpabilizadas por los propios Tribunales de Injusticia. En estos días, se indica como causa de las escasas mejoras de la reforma laboral la incapacidad de movilización de las clases obreras y populares. Es decir, vivimos en una constante culpabilización de la víctima, lo que indica la asunción de los argumentos del Poder para evitar su responsabilidad en lo que pasa. Necesitamos medios de comunicación, de difusión de ideas, de contrapoder, que frenen o contrarresten la enorme capacidad del capital de imponer su argumentario, su sentido común.

LA IMPOSICIÓN DE UN PENSAR COMPRADO

Alex Casanova es un músico pontevedrés cuyo proyecto, Baiuca, aúna el folclore gallego con los ritmos electrónicos. Hace unas semanas leía una declaración suya que decía: «No quiero que nadie se apropie de la cultura popular como ya hizo el franquismo». Hoy, otra dictadura cuyo nombre también termina en -ismo se ha apropiado de la cultura popular. Se llama capitalismo. No es nadie, pero es (casi) todo.

En Andalucía, el flamenco, la cultura popular se mueve según dicta el dinero, la demanda solvente, el valor de cambio. La propiedad o característica del flamenco de hoy lo marca la propiedad privada, la propiedad de los medios de producción, la propiedad como control y poder. Quien canta, baila o toca busca un empleo, un salario, un sustento que, en caso de conflicto (y los hay), subordina a lo expresado.

Se canta lo que se paga.

Se baila lo que se contrata.

Se toca lo que permite tocar dinero.

Como la cultura popular flamenca, los medios de comunicación corporativos están apropiados; porque, casi siempre, se informa lo que se cobra. El marco de los medios de comunicación es muy similar a la cultura popular contratada. Es necesario escribir independientemente del poder, el que paga; es preciso informar independientemente de quien contrata; es necesario pensar aunque ese pensamiento no produzca dinero. La dictadura del capital se basa esencialmente en imponer un pensar comprado (por él).

ALGUNOS QUIZÁS

Necesitamos miradas de la realidad distintas a las que compra el Poder. Para ello, quizás fuera interesante para Andalucía sondear la posibilidad de avanzar en la posibilidad de coordinar la diversidad de los medios autónomos existentes. Como dice Jule Goikoetxea, la diversidad no es lo contrario de la unión, sino de la homogeneidad. Quizás necesitamos cierta unión, no para crecer en altura, sino para ampliar nuestras miradas y propuestas, y que ambas sean capaces de llegar a más gente. Para fortalecer los movimientos que luchan contra los diversos ejes de dominación. Para crecer para abajo, o hacia o para los abajos; para hacer que los altavoces del capital sean menos potentes; para mezclarnos o liarnos o enredarnos desde nuestras autonomías, desde nuestras imprescindibles diversidades.

Quizás, también, sea necesario hablar de las bases materiales de los proyectos de información y pensamiento alternativos. Porque no vendría mal que gentes que se dedican a informar y pensar puedan desarrollarse con mayores grados de autonomía, sin tutelas del capital, sino todo lo contrario. Para vivir con y de un pensar libre, es decir, no comprado por el capital, es preciso pensar en lo material. Y podemos hacerlo desde la mezcla de trabajos, unos remunerados monetariamente, otros no. Recibiendo y aportando. Aunando activismos, formas de vida y sustento, y modos de expresión. En todo caso, desde el convencimiento de que la autonomía sin recursos, de múltiples tipos, no es posible. Para mirar con luces largas, quizás no deberíamos engañarnos.

«Quien canta para comer / apenas puede decir. / El que dice cantando / es porque canta para vivir». Quizás esta letra flamenca se aproxime a la realidad solo cuando la hegemonía del capital es absoluta. Pero hay grietas en ese bloque de imposición, y, sin quizás, esta vez, debemos agrandarlas con nuestros medios de comunicación, pensamiento y lucha; para que el pensamiento pueda alumbrar, para iluminar las realidades invisibilizadas, para generar nuevas grietas; para escuchar y mirar las voces y los cuerpos que nunca han sido mirados o escuchados, pensados para nuestro vivir.

Para todo lo anterior, larga vida a El Topo y a las que lo queremos.

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