nº47 | andaluza política

CANTARES DE NUESTRA ABUNDANCIA

Un día de esos de primavera mentirosa en los que chorrea la calor hasta los pies nos juntamos en Morón de la Frontera unas cuantas curiosas, atentas, expectantes. Sabíamos a lo que íbamos, Flamenconomía, nociones de economía y otros cantes, sin saber muy bien a lo que íbamos.

La sala del Bufón, del Centro Social Julio Vélez, brillaba en tonos negros. Todas a pie de suelo, sillas dispuestas, una grada al fondo recordando que aquella caja de resistencia y de sorpresas es un teatro.

Libros, papeles, cables, ordenadores y micros en la escena. Poesía. El pulso, el ritmo contenido a flor de piel. Clases de economía crítica, sostenible, revolucionaria y posible. Óscar García Jurado hila y da las puntás necesarias que nos remueven un poquito, que nos hacen reconocernos en nuestros ahogos y en nuestros anhelos. Si «la cultura es abundancia y la economía habla de lo escaso», si el dinero mide la escasez más que la riqueza: ¿qué mundo estamos construyendo?; o, mejor dicho, ¿qué mundo quiere el capitalismo que construyamos? Las preguntas incomprensibles encuentran respuesta en los poemas que Antonio Orihuela grita bajito, pero grita.

Nosotras no queremos eso, no estamos dispuestas a colaborar con este sistema económico opresivo que nos duele. Ya lo dicen las letras que canta Laura Madero al ritmo de los ritmos de José Alcántara, letras antiguas como la sabiduría de la tierra: «Yo no sé por qué / unos tienen pozo / y otros tienen sed». Las clases de economía se mezclan con los cantes, los versos, la guitarra y las palmas; una amalgama que da sentido, explica y refleja nuestra cultura, nuestro poderío y la idiosincrasia de un pueblo tan grande, de un terreno tan expoliado.

Cinco lecciones que hacen un repaso del trabajo, el mercado, la propiedad, los valores y los precios, de la cooperación y el apoyo mutuo; que dan forma a un espectáculo de riqueza, una investigación en los saberes y la historia de Andalucía a través de la música y de la letra, del flamenco, de la poesía. «Bocaos al aire, / unas veces de rabia / y otras de jambre», como pintaron Moreno Galván y Menese, los bocaos de Andalucía que son los de América Latina, los de las kelys, las putas, las jornaleras, los de las precarias.
Flamenconomía terminó pero no termina, pues es un canto a la libertad y la conciencia frente a la esclavitud de este siglo XXI; la denuncia de los jornales mermados y las jornadas expandidas, un homenaje a nuestras gentes. Antes del arró del almuerzo aquel 15 de mayo, la última clase: una mano tendida al cambio, la propuesta de otra economía posible, de la cooperación entre las que somos; una ventana abierta por la que saltar sin miedo a una playa de arena, a un río fresco en verano, a un trigal por el que asoman amapolas. I am feeling good. Orihuela entreteje con sus versos una propuesta llena de amor propio: «Tu vida no es tuya, / no te dejes engañar. / Tu vida está en venta, / ¡róbala!»

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