nº16 | construyendo posibles

Donde todo es posible

Un paseo por las naves de circo de Sevilla o de cómo nos guisamos la cultura Era el año 2002 cuando nuestro comando gaditano aterrizado en Sevilla tuvo su primera toma de contacto, con los pelitos de punta —como después hemos recordado en muchas ocasiones— con el mundo del circo. Aunque sería más descriptivo decir que fue un choque frontal que nos dejó secuelas permanentes y la carne de gallina.

Estábamos en Casas Viejas, el centro social okupado del barrio, la nave grande estaba hasta la bola para ver uno de los numerosos cabarés que se hicieron allí. Fueron casi dos horas, número tras número, y en nuestras cabezas la misma idea: «si somos capaces de esto, de generar entre escombros la cultura que demandamos, somos capaces de todo».

Más allá de nuestra tendencia genéticamente gaditana al pelopico, lo que ese día experimentamos fue la certeza (obvia) de que nuestro ocio también es político. El cabaré de Casas Viejas nos tocaba. Lo hacía su humor, su música y sobre todo lo hacía el saber que detrás estaba lo colectivo.

Hoy no existen centros sociales en Sevilla[1] pero siguen existiendo espacios llenos de cultura y vida, la que nos apetece producir, consumir y gestionar en común. Entre estos espacios, hoy nos damos un paseo por las naves que desde hace unos años han ido multiplicándose en nuestra ciudad y en tantas otras como proyectos relacionados con el circo y otras artes escénicas híbridas.

¿Qué está pasando? Que necesitamos espacios donde dar rienda suelta a nuestra creatividad, nuestras ideas, nuestros proyectos. Que necesitamos juntarnos, que solas somos mucho, pero en manada nos gusta más. Que nos enriquecemos, nos ayudamos, nos enfadamos… y todo eso nos pone.

Memoria y espacios
Un mapa temporal que pasa de los centros sociales Casas Viejas, Sin Nombre o La Fábrica de Sombreros a la nave de San Jerónimo, La Carpa, La Nave, Espacio Vacío y la recién llegada Factoría de Arte y Polvo. Es un hecho que no solo siguen existiendo espacios de circo en Sevilla, sino que además continúan naciendo proyectos nuevos. Sin contar otros espacios que, sin ser naves, acogen mucho circo en Sevilla, como El Rincón del Búho o muchos semáforos de la ciudad. Y cerca, muy cerca, otra nave, la del Espacio de Vejer. Y todas las que nos dejamos, las que se están abriendo ahora, las que aún no tienen nombre… cada una con sus particularidades en la organización, pero todas espacios autogestionados de encuentro, creación, formación y, en ocasiones, vías de autoempleo.

Uno de los proyectos más ambiciosos e integrales dedicados al circo y otras artes escénicas en Andalucía fue, y es, La Carpa. Hablar de La Carpa es contar la historia de un desencuentro kafkiano con las instituciones. Si normalmente la cultura no es una prioridad para los que gestionan «lo público», en el caso de una cultura invisibilizada como el circo y otras artes, la desgana amenaza con matar el trabajo y la energía.

En 2008, la compañía Varuma Teatro decide proponer un proyecto que abarcara la sede de la compañía, un espacio con programación estable y la futura Escuela Superior de Circo de Andalucía: La Carpa – Espacio Artístico. El arquitecto Santiago Cirujeda (Recetas Urbanas) se suma al proyecto y comienza un largo peregrinaje por los recovecos de la burocracia sevillana y andaluza. En 2010, el Ayuntamiento cede un solar que llevaba 28 años abandonado y ahí acaba la ayuda pública ofrecida al proyecto.

El eterno conflicto con las instituciones
Las relaciones entre las culturas más invisibles o invisibilizadas con las instituciones siempre patinan en un juego resbaladizo donde ambas partes intentan beneficiarse, pero con una correlación de fuerzas evidentemente desigual. Por un lado, se busca salir del gueto; si creemos en la cultura como un bien común de fuerza transformadora, esta debe estar en el espacio de la visibilidad. Pero el peligro es más que evidente, el difícil malabarismo para que los focos nos iluminen pero no nos conviertan en sombras chinescas, pasear por el campo minado de los espacios de reconocimiento pero también de control. Un eterno debate: cómo dar luz a prácticas invisibles sin perdernos por el camino, cómo hacerlas visibles y mantener la crítica cuando la mano de quien paga aprieta.

Los meses de burocracia no paralizaron la actividad de La Carpa: allí vivimos varias ediciones de las Jornadas de Circo de Sevilla, cursos regulares, performances fusionando flamenco, danza contemporánea abrazando esculturas y colectivos que fueron sumándose al proyecto (Kataplof, el Cuarteto Maravillas, Al Aire, Cuarto Revelado…). En 2014 finalizó la cesión del solar y ante la indiferencia del Ayuntamiento, se abandonó el espacio.

A día de hoy, La Carpa no se rinde y tras un parón para coger aire ha vuelto a comenzar su ronda enloquecida de reuniones y presiones con las instituciones. Más cansados, más resabiados. ¿Merece la pena? Una danza complicada sin respuestas claras, el camino de la autogestión nos libra de los peligros de trabajar con el enemigo, pero ¿debemos dejar la gestión de la cultura común abandonada en manos de las instituciones? Si la cultura es política, ¿hasta qué frontera llevamos nuestra lucha por una cultura como bien común?

De un abandono institucional nace también La Nave. Cuando el Ayuntamiento decidió repentinamente cerrar el espacio que tenían cedido en San Jerónimo, otra nave, algunas personas comenzaron a plantearse opciones al margen de las instituciones. Okupar no era viable porque no permitía guardar los materiales de forma segura, así que se lanzaron a buscar un espacio en el que poder entrenar, ensayar, crear y aprender.

Lo encontraron en una nave de Nuevo Torneo (y no es casualidad que muchos de estos proyectos vayan ubicándose alejados del centro, creando extrañas relaciones con los polígonos industriales de la periferia, reapropiando y resignificando estos espacios tantas veces no lugares) donde se dieron encuentro teatro, danza, batucada y circo.

Hoy, La Nave está en una etapa nueva e ilusionante, autogestionada con las cuotas de sus socias y las actividades que realizan: clases regulares de aéreos (trapecio, cuerda, telas…), de acroyoga, entrenamiento libre e intensivos de acrobacia, verticales o flexibilidad, pero sobre todo con ganas de abrirse a quienes busquen un lugar en el que juntarse, crear o simplemente pararse a estar.

La Factoría de Arte y Polvo nace, precisamente, de la inquietud de un grupo de profesionales del circo que se encuentran habitualmente en La Nave para dar clase o entrenar por libre en este y otros espacios. En La Nave era complicado compatibilizar las clases con el entreno libre debido a las dimensiones del espacio. De nuevo, el desalojo en verano de 2015 del centro social que servía para entrenar, presentar cabarés y como punto de encuentro el CSOA Andanza, fue el detonante para lanzarse a buscar un espacio propio. Su búsqueda también les lleva a rondar la periferia y encuentran su hogar en una nave del polígono Calonge.

Pese a su corta vida, La Factoría presenta una agenda repleta de actividades y eventos, cursos e intensivos de acrobacia, verticales, alambre, danza, aéreos, portes acrobáticos… y fines de semana llenos de cabarés y actuaciones musicales. En sus cuatro meses de vida, La Factoría valora el apoyo que ha recibido para que el espacio se mantenga vivo y siga creciendo.

El espacio vacío es el título del célebre ensayo sobre teatro de Peter Brook, una referencia para cualquiera que quiera adentrarse en el mundo de las artes escénicas. No es casualidad que ese sea el nombre elegido para las dos naves transformadas, en su día taller de torneros, en los corralones del Pelícano.

Espacio Vacío parte de una pareja con una cría que quiere volcar sus saberes en un lugar. Practicaban la danza vertical profesionalmente, el circo, el teatro… venían impregnadas del espíritu del proyecto Ateneu Popular de Nou Barris de Barcelona, de la mezcla del ambiente profesional con el del barrio. Al llegar a Sevilla, la ausencia de espacios en los que se pudiera trabajar les llevó a alquilar una nave. Así arrancan con la escuelita de circo para niñxs.

Llegaría también al espacio el taller de movimiento, yoga, danza, música, cabarets, el circo para puretas… Los logros son muchos, lxs niñxs van al espacio con ganas y felices, quieren ir y seguir yendo, y no es solo por la actividad en sí de circo, que es atractiva, sino también por todo el trabajo de alrededor que les permite ser ellxs mismxs, encontrarse y expresarse. Y lo mismo con el grupo de puretas: adultos y adultas que practican circo, con sus cuerpos más cerrados, pero capaces.

Hoy, una persona tira del carro de Espacio Vacío, sostenida por unas relaciones que aportan mucho a un espacio donde se trabaja desde la horizontalidad. No hay asamblea, pero sí acercamiento y escucha, encuentro de quienes curran en el espacio, y todo ello con la seguridad de estar donde se quiere estar.

Si repetimos que la cultura es política, las formas de producción de esa cultura también lo son. La gestión horizontal es la respuesta organizativa de estos espacios a una forma de funcionar que plasma esa idea de la cultura como posibilidad abierta de pensarnos las unas con las otras.

Espacios con personalidad propia
Cada uno de estos espacios aporta su carácter a esta red. Si hay algo que caracteriza a La Nave, es su vocación de espacio abierto donde cabe todo: circo, teatro, música, danza o yoga. El objetivo del espacio es seguir siendo un punto de encuentro donde puedan intercambiarse saberes.

La Factoría de Arte y Polvo se planteó desde su nacimiento fomentar y mejorar la imagen del circo, así como buscar espacios de presentación y divulgación de sus disciplinas. Para ello, intentan aportar un espacio de encuentro y entrenamiento y favorecer un ambiente de creación para las artes escénicas de la ciudad.

El proyecto de La Carpa pretende (volver a) poner en marcha un espacio de referencia en creación y programación cultural que pueda a la vez integrarse en la vida cotidiana del barrio sin perder su ambición de proyección nacional e internacional.

Espacio Vacío se ubica en pleno centro de Sevilla, lo que lo convierte en un espacio de mezcla e integración con el barrio y sus distintos ambientes. Desde el principio, apuesta por el respeto y los cuidados y una concepción de las artes escénicas como sustento para la salud y la calidad de vida. El espacio no está volcado en el entreno y la práctica, sino en el intercambio y el encuentro: La Pelícana (encuentro de papás y mamás con sus bebés y sus dudas), los cabarés, fiestas, espectáculos para acercar el arte a la gente y regalarles una desconexión.

Como hemos visto, los espacios y sus habitantes están interconectados por redes de afinidad, colaboración y apoyo mutuo. Este año, el Festival Circada, que se celebrará del 1 al 12 de junio, ha decidido reflejarlo en su programación. Circada supo canalizar el creciente interés por el circo que se estaba despertando en Andalucía. Desde su nacimiento en 2008 hasta hoy ha vivido un crecimiento imparable: el año pasado, 20 000 espectadores disfrutaron de sus más de 60 funciones. Este año, Circada no solo tomará las calles, sino que volverá su vista a todos estos espacios donde el circo se vive día a día. La Nave, La Factoría de Arte y Polvo y Espacio Vacío colaborarán con algunas actividades en esta edición.

Al fin y al cabo, de lo que se trata es de ser capaces de producir la cultura que queremos de la forma que queremos. No queremos consumir, queremos implicarnos. No queremos generar actividad tras actividad en la que no pase nada. Lo que nos llega es saber que para que el cabaré que disfrutamos sea posible es necesario un grupo de personas con la energía suficiente para juntarse y pensarse con otrxs, hace falta que existan espacios donde crear y ensayar, lugares donde presentar los espectáculos; necesitamos técnicas, diseñadores, maquinistas, la que pone las birras, el que hace cenadores… Pero, sobre todo, hace falta dejarse atravesar por lo colectivo y entender que la cultura es un campo de batalla más que no queremos dejarnos arrebatar. Lo bueno es que en esta batalla, al menos, disfrutamos del espectáculo.

La Carpa: https://www.facebook.com/LaCarpaRedCreativa

La Nave: https://www.facebook.com/lanavesevilla

La Factoría de Arte y Polvo: https://www.facebook.com/LaFactoríadeArteyPolvo

Espacio Vacío: https://www.facebook.com/espacio.vacio.3

Festival Circada: https://www.facebook.com/FestivalCircada

[1] Las experiencias de circo en Sevilla han estado a menudo muy vinculadas a los espacios okupados. Leíamos estos días un artículo de Dani Foncu, Okupasión por el circo para la revista Ambidextro (Tercera Etapa, nº 51, diciembre 2010) donde recorría los espacios okupados de toda la geografía española que servían de hogar a muchos proyectos cirqueros: La Makabra, Kukutxa, El Patio Maravillas, La Galleta…

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Galería Taberna ANIMA, propiedad del austriaco Peter Mair, que en 1985 recaló por el Barrio de San Lorenzo y abrió este negocio.