En Cádiz, las casapuertas ya no se utilizan para las reuniones vecinales a la fresquita, como antiguamente, ahora se llenan de trolleys de turistas que dicen «bastinazo» y «al liquindói» a la perfección. Ese ha sido el gran logro del IX Congreso Internacional de la Lengua Española.
La última semana de marzo, Cádiz se engalanaba para recibir el IX Congreso Internacional de la Lengua Española, un evento al que nuestra ciudad presentó su candidatura para acogerlo en 2025, frente a la candidatura de San Millán de la Cogolla (municipio de curioso e inquietante nombre, donde nació la escritura castellana) y que también pujaba por ser sede de dicho congreso. Este evento lingüístico, que se celebra cada dos años, tenía su sede en Arequipa (Perú) para 2023, pero debido a la situación de inestabilidad política en el país, Cádiz se ofreció a recibirlo en el presente año.
Si ya siendo solo candidata, teníamos spam del Congreso de la Lengua Española y Antonio de Nebrija hasta en la sopa, imaginarse lo que supuso ser la sede: un continuo bombardeo publicitario y un monotema desde que se tomó la decisión hasta la celebración del mismo.
Ya en la campaña como candidata, desde 2021, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Cádiz (recuerden, el más «soberanista» y «andalucista» de la historia mundial) se volcó con este tema metiendo el logo de la candidatura con calzador en los carteles de todos los eventos culturales donde el Ayuntamiento participaba, aunque solo fuera dando el permiso de utilización de instalaciones municipales. De hecho, a la F.R.A.C., nos ofrecieron que nuestro evento del XV aniversario (celebrado en julio de 2022) se englobara dentro de las actividades promocionales de la candidatura gaditana, a lo que nos negamos rotundamente. No solo insistieron en colar el logo en este tipo de eventos, sino que también montaron una exposición con palabras del habla de Cádiz alrededor del mercado donde directamente se omitía la existencia del andalú. Resulta curioso que un gobierno andalucista y andalúfilo pusiera tanto empeño en acoger un congreso donde se celebra una efeméride descaradamente colonial, donde se niega la existencia de la lengua andaluza y donde el gaditano se reconoce como un «habla del español», tirando de las cuatro palabras autóctonas que todo municipio tiene y que, en algunos casos, no son siquiera exclusivas del habla gaditano. En su momento pensé que Andalugeeks (organización que defiende el andalú como lengua) mostraría su disconformidad, pero nada más lejos de la realidad, el Ayuntamiento de Cádiz, le dio la piruleta de utilizar la propuesta EPA (estándar pal andalú) en el cartel de la Semana Santa gaditana y en el disfraz de la concejala de cultura el pasado Carnaval. EPA, es una de las varias propuestas ortográficas de lengua andaluza que, a base de memes en las redes sociales, se ha dado a conocer, eclipsando las otras propuestas integradas dentro de la ZEA (Zoziedá de Ehkritoreh en Andalú). Pero, a la misma vez que el Ayuntamiento le daba su hueco al EPA en otros espacios, en el IX Congreso Internacional de la Lengua Española, el andalú, ni se mencionaba, como si no existiera, pero ni los andalugeeks ni pintarraheo se quejaron de aquello, se ve que es fácil comprar la voluntad de estos andalúfilos. Una pena.
Mientras tanto, durante la semana del congreso, asistimos a varios esperpentos, como poner palabras mal escritas en las pancartas que lucían en las calles (por ejemplo, ajojaílla, fonéticamente imposible de afrontar), o atribuir exclusivamente al habla gaditano palabras del andalú (y lxs gaditanos contentísimxs de asistir a esta exhibición de chovinismo lingüístico y de apropiación cultural). ¡Ah!, y no nos olvidemos del solo de cajón que Felipe VI el Preparado se marcó en la plaza Fragela, delante de nuestro Gran Teatro Falla, y que diera la mano al equipo de gobierno del partido que no quiere «directrices de Madrid».
En resumen, Adelante Andalucía, con esto de la lengua española estuvo, como se dice en andalú, «en’er plato y la tahá»: de Cádiz pa dentro omitiendo el andalú y poniendo la mejor de sus sonrisas al español, y de Cádiz pa fuera sacando camisetas de ceceo y reconociendo que el andalú es una lengua, dándole palmaditas en la espalda a los neoandaluces. Es lo que tienen los años electorales, que hay que gustar a todo el mundo. Y también, esto es una consecuencia directa de depender del sector servicios, que necesitamos llamar la atención continuamente para que los turistas nos visiten. Por cierto, no vi en balcón alguno las palabras «especulación inmobiliaria» ni «explotación en la hostelería», algo tan gaditano como los fideos con caballas…