nº25 | editorial

4 años

Hoy, o ayer o hace unos días, depende de cuando leas esto, El Topo ha cumplido cuatro años de vida. Cuatro años cavando galerías para hablar de acontecimientos, propuestas, luchas, denuncias, reflexiones y análisis de un modo diferente al de otros medios. Hemos intentado conocer lo que ocurre más allá de los titulares y dar voz a diferentes versiones de las historias.

Pero más allá de la retórica, parémonos un poco y, como si fuéramos un medio convencional convencido de que la ciudadanía solo entiende de datos, pensemos en lo que significan estos cuatro años en números. Las cifras son relativas, de eso no cabe duda. Para una vida humana cumplir cuatro años es prácticamente empezar a vivir, en cuatro años haces una carrera, una relación de cuatro años puede ser eterna o un suspiro, cuatro años en guerra son el horror, cuatro años en la cárcel una locura, cuatro años de enfermedad son terribles o aceptables según como acaben; una hipoteca de cuatro años es inimaginable y cuatro años sin hogar son una tortura. Cuatro años para un medio local, autogestionado y en papel, es prácticamente un milagro.

Desde aquel noviembre de 2013 en que este periódico asomó su hocico por primera vez en Tramallol, hemos publicado 25 números, mil ejemplares de cada uno, que han salido llueva, truene o haga un calor de 45º cada dos meses exactos. Ni una vez ha fallado. Siempre ha estado ahí, a vuestro alcance, aunque haya tardado en llegar o alguno se haya perdido por el camino.

Durante todo este tiempo hemos lanzado más de 560 artículos escritos por personas, expertas de una u otra forma, que han colaborado con el único interés de compartir su conocimiento. Hemos contado con alrededor de 400 ilustraciones —uno de los marcadores de identidad del periódico— cedidas por sus autorxs para acompañar los textos. Sin la colaboración de todxs ellxs, El Topo no existiría. Como tampoco existiría sin el trabajo, a veces invisible, de todas las personas que han estado y están detrás de este proyecto ideando, debatiendo, proponiendo, coordinando, escribiendo, traduciendo, revisando, maquetando, cocinando, limpiando, escuchando o cuidando. Es nuestro cumpleaños y queremos regalar a todo el equipo este reconocimiento. Gracias compañerxs, somos un equipazo.

El Topo no hubiera sido posible sin el esfuerzo y las ganas de todas ellas, pero, si hay algo que de verdad ha posibilitado el milagro de los cuatro años, son lxs suscriptorxs y las entidades asociadas. Sin el apoyo de ambxs el proyecto no podría sobrevivir. Somos un medio pequeño —aunque con más repercusión de lo que a veces pensamos a juzgar por el seguimiento en esas redes sociales que nos controlan tanto— y queremos seguir siendo independientes; queremos seguir publicando artículos como los que publicamos con absoluta libertad. Llevamos cuatro años rozando las 300 suscripciones, pero necesitamos superar ese número para garantizar la supervivencia del periódico. Durante este mes de noviembre hemos lanzado una campaña para buscar más apoyos y alcanzar esos 300 antes de llegar a este día, el del aniversario, y podemos decir que eso lo hemos conseguido. Gracias a quienes habéis empezado a colaborar con nosotras y gracias a quienes habéis contribuido en la difusión de la campaña. Gracias también a los compañeros de Editorial Barrett por cedernos sus libros para regalar a las nuevas incorporaciones. Gracias, de corazón, por creer en nosotrxs, pero no podemos quedarnos ahí. Nuestra intención es seguir muchos años más cavando galerías y contando lo que queréis que contemos; y para eso seguimos necesitando vuestro apoyo y el de más gente. Queremos seguir con el milagro, y hoy, en nuestro cumpleaños, nos atrevemos a decir que ahora vamos a por las 400 ¿nos ayudas? #SuscribeteAlTopo

Nos apoya

Las comadres somos la comadre Vanesa y la comadre Begoña, dos amigas que nos conocemos desde hace ya varios años y que hemos tenido la suerte y oportunidad de emprender este camino juntas. Contando con que las dos tenemos una capacidad innata para relacionarnos con todo aquello que se mueve, sabíamos que teníamos que trabajar de cara al público y si estábamos sintiendo el proyecto como algo nuestro, mejor que mejor. Un proyecto que fuera una forma de vida y una apuesta por un futuro saludable y responsable. Para llevarlo a cabo y sentirlo aún más nuestro decidimos quedarnos en el barrio y así ha sido. Gracias al apoyo de familiares y amigos hemos podido “poner en pie” nuestra frutería – verdulería, un espacio que nos gustaría que lo sintierais como vuestro y que lo disfrutarais cada vez que os acerquéis. En Las Comadres no sólo queremos ofreceros productos de gran calidad, a buen precio; sino que nos gustaría aprender, intercambiar saberes y convertir nuestro local en un espacio de encuentro en el barrio.