nº11 | sostenibili-qué

Tanques de tormenta

Depósitos de despropósitos

(ver fe de errores al pie)

Es por todxs conocida la amplia tradición del Estado Español en la construcción de grandes infraestructuras. En las últimas décadas hemos alcanzado el «top ten» mundial en kilómetros de autopistas, alta velocidad o número de aeropuertos. Pero esta afición por el hormigón nos venía ya de lejos. Como dijo una vez Antonio Alcántara «con la de pantanos que ha hecho Franco, igual hasta me toca inaugurar uno, ¿te imaginas, Merche?». Y es que somos capaces, a base de ingeniería y metros cúbicos de cemento,  de hacer de una región de interior como Extremadura, la comunidad con más kilómetros de costa del país.

El problema es cuando llega un momento en que hay que hacer frente al coste de este desvarío, y nos enteramos de que nos toca pagárselo a escote a los bancos europeos a base de recortes en servicios básicos. Es entonces cuando los malos gobiernos, para seguir haciendo de las suyas, necesitan justificarse y esconderse, metiendo bajo tierra esos grandes monumentos  para que no nos los crucemos de camino a la cola del paro.

Este es el contexto en el que surge, en los últimos años, una gran afición por la construcción de tanques de tormenta. Se trata de grandes depósitos capaces de albergar decenas de miles de metros cúbicos de agua en el centro de las ciudades y bajo tierra. Su función es albergar una parte de la escorrentía del agua de lluvia cuando tenemos eventos de tormenta extremos. El agua queda almacenada por un tiempo, para posteriormente ser bombeada a la red de saneamiento poco a poco.

En los últimos años se han construido en el área metropolitana de Sevilla  algunos ejemplos de estas infraestructuras en Tomares, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaira y la Alameda de Hércules, y está previsto, tan sólo por EMASESA, la construcción de al menos cuatro tanques más, con un coste inicial aproximado de 42 millones de euros. ¿Y esto es mucho o poco? Pues depende…

EMASESA cuenta, a diciembre de 2014, con una deuda total de 238 millones de eurosi y unos ingresos anuales de unos 155 millones. A principios de 2015, la empresa de aguas estaba ultimando con La Caixa la firma de un crédito de hasta 200 millones de euros, que servirá para refinanciar una parte de su actual deuda, y afrontar una ampliación de 58,5 millones más en su plan de obras, lo cual permitiría, entre otras cosas, acometer las obras de los tanques de tormenta previstosii.

Los planes de obras se financian con la implantación de «cánones», que son cobrados directamente a los ciudadanos a través de la factura. En la actualidad se cobran tres cánones: dos de ellos sirven para financiar a EMASESA, y el tercero pasa a la Junta para financiar solidariamente infraestructuras de depuración en la comunidad autónoma.

Uno de los problemas a los que nos enfrentamos en este sentido, es el  número de pequeñas poblaciones que no cuentan aún con sistema de depuración para aguas residuales, ni capacidad para financiarlos por sí solas, generando focos de contaminación en los ríos andaluces. EMASESA, siendo el sistema más importante de Andalucía, se deduce casi 5 millones de euros al año en este canon, lo cual repercute en la dificultad para financiar obrasque han sido declaradas de interés para la comunidad autónoma por el gobierno andaluz. Y es necesario señalar, que la falta de infraestructuras para la depuración, supone un incumplimiento de la Directiva Marco del Agua sancionable por parte de Europa.

No obstante, en el año 2012 se aprobó a nivel estatal el RD Real Decreto 1290/2012, que regula el tratamiento de aguas de tormentas, introduciendo la necesidad de regulación de las mismas para evitar desbordamientos de sistemas de saneamiento.  Y es cierto que existe la necesidad de hacer una mejor gestión de estas aguas, ya que los procesos de urbanización de las últimas décadas han provocado grandes modificaciones en la capacidad natural del suelo para retener e infiltrar las aguas pluviales, especialmente a causa de la impermeabilización de superficies y la canalización y soterramiento de las redes de drenaje natural.

Esta alteración tiene como consecuencias inmediatas un aumento importante del volumen y la velocidad de las aguas de escorrentía, que aumenta el número y gravedad de las inundaciones y sobrecarga las redes de saneamiento, convirtiéndose también en una fuente de contaminación difusa. La pregunta es, ¿son los tanques de tormenta la mejor solución a estos problemas? Desde nuestro punto de vista, no. Estas infraestructuras se diseñan con una gran capacidad para albergar la máxima lluvia en un determinado periodo, por lo que se prevé que una vez cada 10 o 25 años se le sacará el máximo rendimiento a la inversión realizada.

Pero existe otra manera de hacer frente a esta cuestión, los denominados Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS). La filosofía de los SUDS consiste en reproducir, en la medida de lo posible, el ciclo hidrológico natural previo al proceso urbanizador, tratando con ello de disminuir la cantidad y mejorar la calidad de la escorrentía, maximizando la integración paisajística y el valor social y ambiental de las intervenciones realizadas.

A través de un conjunto de intervenciones como jardines de infiltración, estanques de retención o pavimentos permeables, las aguas son infiltradas para alimentar a los acuíferos cercanos, las vías fluviales próximas y la vegetación circundante, incorporando sistemas naturales de depuración que mejoran la calidad ambiental de la ciudad.

De esta manera, además de disminuirse los costes de inversión inicial y el impacto ambiental de las medidas,  los beneficios de estas inversiones repercuten en la mejora de la calidad de vida y el medio ambiente urbano, multiplicando así la relación coste-eficiencia de las inversiones realizadas.

Entendemos por tanto necesario promover modelos de planificación integrada del agua y el suelo que incorporen estos sistemas, con una visión de conjunto de los servicios y los ecosistemas de los que se toma y a los que se vierte el agua. Para ello es necesario revisar los Planes Especiales de Infraestructuras de las Sub-cuencas Urbanas del sistema, con el objetivo de dar solución a la problemática de los eventos de tormenta mediante  la priorización, frente a los tanques de tormenta,  de los  Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS). Con un coste sustancialmente inferior, estos sistemas permitirán disminuir los impactos de la urbanización sobre la cantidad y calidad del agua de escorrentía, mejorar la capacidad de recarga de los acuíferos y  producir beneficios en términos paisajísticos y de biodiversidad.

Fe de errores:
En el artículo publicado en el nº 11 de El Topo titulado “Tanques de tormenta. Depósitos de despropósitos”, afirmábamos que una parte de la deuda de EMASESA proviene de préstamos concedidos en base a la venta de derechos sobre el conocido “canon de mejora”, y argumentábamos que este canon, recaudado a través de la factura del agua, era el instaurado por la Junta de Andalucía para financiar solidariamente los problemas de depuración en la comunidad autónoma.

Existe en esta afirmación una confusión entre los tres cánones que son cobrados a través de la factura de EMASESA. El “canon de mejora local” (1994) y el “canon de mejora de infraestructuras de gestión integral” (2008) son gestionado directamente por EMASESA. Sobre el primero de ellos se realizó en 2002 una venta de derechos por parte de la empresa para la adquisición de crédito, y el segundo ha permitido financiar obras por 133,9 millones de euros en el último periodo. El conocido como “canon autonómico de depuración” (2011), es el que pasaría directamente a la Junta de Andalucía para su gestión, y sobre él existe para EMASESA una deducción de 4,8 millones de euros al año hasta 2028. No obstante, no parece que la empresa haya hecho ninguna operación de crédito avalada por este último canon. (Fuente: EMASESA, Cuentas anuales a 31 de diciembre de 2014).

Esta información será corregida próximamente en la edición digital de El Topo.

i Fuente: EMASESA, cuentas anuales a 31 de diciembre de 2014 e informe de gestión del ejercicio 2014.

ii Fuente: “Nuevos tanques de tormentas”, andaluciainformacion.es, MJ Florencio, 24/02/2015.

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