nº2 | ¿hay gente que piensa?

Sin noticias

Sin noticias las 24 horas. Unas cabras fuera de control se han saltado una valla y se han comido los cultivos de una huerta. Se buscan responsables con forma humana. Las lagartijas del muro han sido interrogadas sin obtener pistas concretas. Alguien ha visto a una niña llorar. La comunidad internacional ha emitido una nota en la que expresa su profundo malestar y rechazo ante cualquier acción.  

Nada que noticiar. Es posible ponerse de acuerdo, lo han demostrado recientemente entre varias personas. No había nadie mirando, ni escuchando, ni mucho menos prestando atención. Pero un satélite que pasaba lo grabó accidentalmente. La soldadura imperfecta de un microchip perfecto ha sido la responsable en última instancia. Se están tomando medidas en alguna parte para que no vuelva a suceder ni por azar.

Seguimos sin noticias destacables. Acabamos de extinguir otra especie única en el universo conocido. Una olla a presión cargada de legumbres y grasas inunda con su olor a puchero y su sonido de locomotora de vapor el ojo de patio comunitario. Quizás mañana suceda exactamente lo mismo. El tiempo ya no es predecible.

Sin noticias importantes. Una persona se ha puesto triste de repente al contemplar la inevitable caída de una hoja. Sus vecinas, grandes y poderosas, hablan entre ellas a gritos sin rencores ni odios. La fuerza de la costumbre es casi tan poderosa como la que ejerce el Sol sobre la Tierra. La sección de deportes apesta a colonia y desodorante hormonado.  

No tenemos noticias relevantes. Un barco lleno de juguetes se ha hundido en algún lugar indeterminado del océano Pacífico. Las corrientes marinas, cargadas de sorpresas manufacturadas a bajo coste económico y alto sufrimiento humano, han realizado una entrega estocástica por las playas del mundo. Cangrejos y gaviotas adornan sus casas entre risas y abrazos.

No-noticias balbuceantes. Nada importante está pasando a cada momento. Mejor no mirar para otro lado porque seguro que allí la cosa estará peor, así que mejor sigue mirando hacia aquí. Hacia este rectángulo concreto de proporciones áureas que forma parte de tu vida desde que tienes recuerdos. Con sus letras tan bien puestas y sus colores tan sensuales. Los cuellos se llenan de pies ajenos.  

La mala noticia de cada día. Está en ti, metida en tu cerebro a base de titulares, imágenes, sonidos, profesionales de la incomunicación que te miran directamente a los ojos de tu parte de reptil. Nada que decir, nada que añadir. Trabaja, consume y muere. Tu vida no vale nada en los mercados financieros. De sabiduría materna, que les den por tanto.

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