nº50 | andaluza política

Radio Almaina. Diez años golpeando el dial granadino

El otoño de 2011 me sobrepasó. Estaba superado por los interminables turnos como cajero durante los fines de semana, la desesperación con una carrera de periodismo caricaturesca y los efectos en mi hogar de una de esas crisis tan cíclicas dentro de este sistema. Lo único que me generaba ilusión era un proyecto gestionado junto a otros compañeros de universidad. Por primera vez, podíamos escribir sin que una autoridad nos marcase sobre qué; nos sentíamos libres. Por aquel entonces, desconocía la existencia de los medios libres. Este proyecto que iniciábamos, por tanto, seguía teniendo un trasfondo mercantil, aunque con un cambio trascendental: decidíamos en colectivo. En la universidad no se hablaba —y presupongo que aún no se habla— de medios sin jerarquías. No se concebían los medios de comunicación sin un interés económico intrínseco. Muchos periodistas frustrados —o profesores, como prefieran— hablaban en las aulas sobre la necesidad de tener una ética deontológica, sobre esa tan necesaria honestidad profesional o sobre la importancia que teníamos al cumplir nuestro rol en esta sociedad. Lo hacían sin replantearse el modelo comunicativo-empresarial, así que, eran palabras vacías. Mientras todo eso ocurría, en Granada, un conjunto de personas sacábamos a la luz un proyecto que llevábamos tiempo macerando. Surgía Radio Almaina, una radio libre y autogestionada. Un proyecto que lleva golpeando las ondas desde entonces en el dial nazarí. Una década que es motivo de orgullo.

Hace más de un año, nuestros caminos se unieron. No contaré cómo llegué hasta ahí. Bastante he hablado de mí siendo parte de un proyecto colectivo, pero me parecía interesante contrastar cómo se forma a los periodistas con esta clase de proyectos alejados de lo establecido. Nunca antes había sentido, con tal magnitud, que la importancia estaba en el contenido y no en cómo monetizarlo. Nunca antes había visto, con tal claridad, que personas sin formación periodística podían informar mejor, incluso, que aquellas salidas de las facultades. Nunca antes había experimentado, con tal entusiasmo, el valor que tiene hacer funcionar un medio de comunicación de forma colectiva con el único interés de seguir discutiendo el relato, de no bajar los brazos. Nunca antes había vislumbrado, con tal nitidez, lo necesario que es que el pueblo pueda tener su altavoz sin la distorsión o completa transformación que se da en los medios con un interés mercantil o institucional —que viene a ser lo mismo—. Nunca antes había notado que las utopías son factibles cuando no se pierde el sentido de las mismas, cuando no se tergiversa su objetivo. El otro día, durante la celebración del 10.º aniversario de Radio Almaina, sentí más que nunca la importancia de lo que estamos haciendo. Sigamos tejiendo redes. Sigamos construyendo en colectivo. Sigamos peleando el discurso. Sigamos firmes en nuestras ideas, base de nuestro proyecto. Sigamos creyendo que otra realidad es posible. Por muchos años más de Radio Almaina.

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