Martes por la tarde. Diciembre. Sevilla. Unas setenta personas se congregan ante un viejo editor estadounidense que no habla ni papa de castellano. Sobre las mesas, pilas de fanzines con artículos suyos. Dos muchachas traducen al público, frase a frase, las palabras del ponente que con aspavientos entusiastas se dirige a este en inglés. Son palabras que hablan de subversión y libertad, de desafiar lo establecido. Hablan de la anarquía.
Desde noviembre del año pasado se vienen repitiendo escenas como esta, hilvanadas todas ellas en un ciclo de autoformación que hemos titulado Amor por la anarquía: multiplicidad de tácticas. El ciclo hace un repaso por las principales tendencias del anarquismo: del plataformismo al insurreccionalismo, del anarcosindicalismo al anarquismo de postizquierda.
¿Por qué lo llamamos autoformación si en este ciclo todas las ponentes son personas externas a nuestro grupo? Somos un grupo de personas que nos decimos anarquistas, que nos venimos reuniendo desde hace más de un año, cada una procedente de experiencias diferentes. Desde el principio identificamos que necesitábamos una base formativa común, que nos pusiera a todas en la misma página. Hemos organizado este ciclo de charlas para dar respuesta a una necesidad que nosotras mismas hemos identificado.
Creemos que la militancia anarquista requiere del estudio concienzudo de la teoría. Hemos querido empezar por este repaso de las distintas tendencias que existen y, a partir de aquí, continuaremos por donde nuestras necesidades como grupo nos indiquen. También hemos querido aprovechar para hacer llegar estas ideas a toda aquella que quiera acercarse y estamos muy contentas con la cantidad de gente que está viniendo a acompañarnos en este camino de aprendizaje.
Al fin y al cabo, debe existir algo en el ambiente, un deseo de libertad, para reunir a tanta gente un martes por la tarde para comprobar si aún es posible la revolución.