nº54 | entrevista

Nunca mentir en el escenario es sanador

ENTREVISTA A LA CÍA MILAGROS

En pleno mes de agosto, entre bolos y playeo, nos sentamos a charlar con Sonia y Carol, las dos mujeres que están detrás de La Cía Milagros, que cumple doce años estrenando el espectáculo Bamos Vien y como presentadoras de lujo de la gala de Circada. Hablar de La Cía Milagros es sinónimo de risas, talento y reivindicación, os invitamos a adentraros en su universo punki y único.

¿POR QUÉ ARTE DRAMÁTICO?

Sonia: Cuando tenía nueve años, fui con el colegio por primera vez al teatro a ver la obra La isla del tesoro, en el Gutiérrez de Alba, de Alcalá. ¡Flipé tanto…!, no daba crédito al universo que ahí había montado en cuanto a escenografía, actores… Desde ese momento, yo ya sabía que quería ser actriz. La compañía era Titirimundi, en la que quince años después empecé a trabajar como actriz.

Carol: A mí me motivó mi abuela, que acaba de morir. Toda mi familia por parte de esta abuela es artista y teatrera, sin dedicarse profesionalmente, y es algo que siempre he mamado. Iba a verla actuar al pueblo, y con cinco años me apuntó a clases de baile y de teatro. Yo, de chica, no sabía si quería ser profe o actriz. Pero me di cuenta de que lo que me gustaba de ser profe era inventarme un personaje. Mi hermana me regaló, con quince años, un curso de teatro musical. Lo flipé muchísimo. Siempre lo he tenido claro desde los cinco años.

¿CÓMO SURGE VUESTRA AMISTAD Y RELACIÓN ARTÍSTICA? NOS HAN CHIVADO QUE NO OS CAÍAIS BIEN…

Sonia: Nos conocimos en 2004 en la Escuela de Arte Dramático. Yo estaba en tercero cuando ella entró en primero y me producía mucha curiosidad, por su estética, por cómo la veía por los pasillos… Pero yo a ella no.

Carol: A mí, Sonia no me caía bien, me provocaba rechazo, pensaba que no era una persona de fiar y decidí durante muchos años no relacionarme con ella. Teníamos amiges en común, pero yo pasaba de ella. Después, coincidimos en una compañía de teatro y seguíamos sin tener filin, pero en el escenario era impresionante lo bien que nos lo pasábamos juntas, mucha improvisación, conexión…, muy divertido. Pero Sonia se fue a Argentina a estudiar teatro.

Sonia: Y, estando allí, yo la echaba de menos: «Ojalá estuviera aquí la Carol», y no entendía por qué, porque ella me rechazaba.

Carol: Yo también la echaba de menos, no entendía nada.

Sonia: Nos estuvimos escribiendo correos y, cuando volví a Sevilla, nos reencontramos. Las dos revolcás por el suelo en la Alameda, ¡una emoción! Una cosa muy grande. Ese mismo día ya dijimos: «Vamos a hacer teatro de calle».

Carol: La Cía Milagros nace en la plaza de Santa Isabel. Sonia traía una idea de Argentina, y comenzamos a ensayar, tomar cervezas y darle forma. Después nos fuimos a Conil a hacer calle, y hasta hoy.

¿CUÁL ES EL MILAGRO DE LAS MILAGROS?

El primer año, grabamos unos vídeos para Al Rumbo, un festival en Rota. Había una mujer que participaba en el vídeo y que nos contó su historia: había hecho teatro toda la vida, como mi abuela, y nos enamoró. Dijimos: «Queremos ser como ella y llegar a su edad con esta pasión por el teatro». Esta mujer se llamaba Milagros, y así le pusimos a la compañía. Bueno, primero fue Milagritos Teatro, y ya nos dijeron: «No, ese nombre no es comercial», pero vamos, La Cía Milagros tampoco lo es, porque nadie nos llama así, deberíamos habernos puesto Las Milagros. Que nos llamen como quieran, pero que nos llamen.

AMIGAS, ARTISTAS Y COMPAÑERAS DE ESCENA, ¿CÓMO ES ESO?

Y compañeras de casa. Cuando lo dices suena abrumador, pero luego en la práctica es fácil. No tenemos conflictos, nos respetamos mucho, nos cuidamos. Es algo muy sencillo. Nunca nos hemos sentido in the limit. Nuestra psicóloga, que es la misma, nos dijo que aprendiéramos de la relación que tenemos entre nosotras, por lo sana y respetuosa, para crear otro tipo de relaciones, como las amorosas, que no nos van tan bien (risas).

DEBAJO DE LA ETIQUETA DE LA CÍA MILAGROS HAY DOS MUJERES, SUPONEMOS QUE CADA UNA DE SU MADRE Y DE SU PADRE.

Carol: Nos diferenciamos en muchísimas cosas, no somos nada parecidas, aunque nos pasemos todo el día juntas. En la vida, yo soy muy maniática y muy impaciente, y Sonia es más flexible, fluida, paciente.

Sonia: Carol tiene más carácter. A nivel artístico nos complementamos. Nos gusta actuar a las dos, pero a nivel de La Cía Milagros, nos gusta hacer labores distintas. A mí me gusta más lo social, la gestión, mails, distribución, hablar con la gente… A Carol más la parte que está detrás, producir, dirigir… Mi apodo es Ninaza y hago ninazadas, hago tantas que se les pone hora: la ninazada de las once, la de las tres… La conciencia del espacio, a veces, la llevo regular y soy propensa a caerme. No solo soy payasa en el escenario, sino también en la vida.

¿QUÉ HAY EN VUESTROS PERSONAJES? ¿QUÉ CUENTAN, QUÉ HISTORIA TIENEN DETRÁS?

Historias de mujeres. En todas las obras y personajes, mezclamos el momento vital en el que estamos con el momento social y político. Por ejemplo, en nuestras obras hablamos de hombres, hay un conflicto, porque son nuestros conflictos ampliados y teatralizados. Con la última obra Bamos vien, pensamos: «Qué bien, nuestros conflictos ya no son los hombres». Utilizamos el teatro como terapia y en el momento en que nos reímos de ellos, los superamos. Encima del escenario nunca decimos cosas que sean mentira ni cuando improvisamos, ni cuando escribimos. Eso es una manera de sanar.

HABÉIS ESTADO MESES SIN PODER ACTUAR A RAÍZ DE UNA LESIÓN DE CAROL, ¿CÓMO HA SIDO?

La red de apoyo que hay en nuestro entorno, amigues y familia, es la que nos ha salvado mental, emocional y económicamente. Eso nos ha mantenido con energía para seguir estando en la vida. Ha sido muy difícil, porque hemos estado mucho tiempo sin poder trabajar no solo encima de un escenario, sino también creando. Cuando tienes una lesión tan grande no te funciona bien la cabeza.

Este colectivo, esta red de apoyo, se ha ido trabajando desde hace mucho años, lo veíamos en Casas Viejas, en La Sirenas y pensábamos: «Queremos tener esta mentalidad y formar parte, currárnoslo y sentir que tenemos una familia a parte de la de sangre».

Nosotras, sin esperar nada a cambio, hemos estado en eventos y hemos puesto nuestra semillita en lo que se proponía en este nivel. Y de repente, la vida nos llevó a un punto en el que necesitábamos de esta gente. Es increíble, precioso y abrumador cuando esta gente está ahí para ayudarte a ti.

También es importante saber dónde poner las energías, decir: «Vale, ahora el momento es este». Es un ejercicio de, no sé si llamarlo inteligencia emocional o prioridades o experiencia en la vida. Y, sobre todo, cuidándonos, mimándonos y queriéndonos mucho.

SOIS DOS MUJERES EN ESCENA CON UN DISCURSO BESTIAL QUE ROMPE CON LO QUE UNA PARTE DE LA SOCIEDAD PODRÍA ESPERAR. ¿CUÁL ES VUESTRA ACCIÓN POLÍTICA EN LO TEATRAL?

Nosotras nunca hemos sido conscientes de nuestra parte política ni feminista. Ha sido al actuar y que vengan mujeres que están más politizadas y que nos digan: «Lo que hacéis es muy feminista» o: «Esto de lo que habláis está muy bien dirigido». Nos ha nacido de dentro. Sí que hemos sido conscientes de utilizar el teatro como un megáfono para revindicar los problemas y ponernos siempre de parte del pueblo. Creemos que es obligatorio utilizar el arte, en nuestro caso el teatro, para revindicar.

Sorprende que dos mujeres hagan el tipo de teatro que hacemos, parece que da miedo. Dos hombres hubieran triunfado mucho antes. Pero el hecho de ser mujeres, mostrar nuestros cuerpos y hablar sin pudor, impacta, impone; a los programadores hombres, porque las programadoras mujeres y gays nos aman. Y esto no ha cambiado, esta sensación de que impacta lo que hacemos, sigue ocurriendo.

Lo más difícil de tener una compañía propia con otra mujer es la parte de gestionarlo con los hombres, dirigir y que sean dirigidos por mujeres cuesta muchísimo.

Como mujeres directoras de una compañía, tanto cuando creas el espectáculo con el grupo de compañeros que trabajan contigo como cuando vas a trabajar a teatros, es complicadísimo, y esto lo hablamos mucho. De hecho, hay mujeres artistas que están ahora haciendo talleres de apoyo para mujeres directoras. El otro día, lo hablábamos con un colega técnico trans. Le preguntamos si sentía cambios en el trato después de su transición, y nos dijo que sí.

Nos pasa lo siguiente: tú intentas proyectar lo que necesitas como directora desde la amabilidad, el respeto, una cosa normal y, de primeras, no te hacen caso; hay que repetir las cosas bastantes veces y, si te pones seria, pero no cortante, hay conflicto porque estás enfadada, cuando no es así, simplemente, estoy seria y comunicando lo que necesito, y si ya no puedes más, no te están haciendo caso, notas que te están vacilando con las actitudes, pegas un chillido o hablas con menos respeto o te impones de alguna manera, entonces ahí sí que te hacen caso con la cara que cada uno ponga.

¿EN QUÉ ANDÁIS ÚLTIMAMENTE? OS HEMOS VISTO EN CIRCADA.

Pues sí, andamos en circo. Después de doce años, seguir renovando ilusiones nos parece muy bonito y eso es lo que mantiene viva a La Cía Milagros. Estamos muy ilusionadas porque queremos presentar muchas galas de circo, muchos cabarets y proyectar las energías hacia ahí. Queremos montar un espectáculo de circo, de calle, no sabemos si lo conseguiremos y esto nos ilusiona.

Al menos en el panorama andaluz, llegas a donde puedes llegar, podemos crear tres obras más del nivel de las últimas, pero no puedes evolucionar mucho más. Esa estancaera a nivel artístico nos bloquea y esta nueva ilusión que es meternos en el circo, presentar galas, nos motiva mucho. Nos hemos sentido muy bien en Circada, ha sido un pelotazo y creemos que de aquí van a salir cositas. De hecho, en diciembre presentamos la entrega de premios del Festival de Cine de Cantabria.

¿ALGO PARA TERMINAR?

Carol: Digan lo que digan, los pelos del culo abrigan.

Sonia: Pena, pena…, arrastrar la concha en la arena.

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