nº22 | mi cuerpo es mío

«Nio far, ay diambar lagnou. Estamos unidas, somos fuertes.»

Sistema sanitario y mujeres inmigrantes

«Nuestros hijos son nuestras mejores semillas y nuestros campos más queridos.»[1]

Esta pequeña investigación surge a partir de mi trabajo final en el grado de antropología. En él trato de ahondar en las necesidades de las mujeres inmigrantes que provienen del África negra, y de sus experiencias con el sistema sanitario público. Decidí centrarme en los procesos de embarazo y maternidad, en los aspectos sociales y culturales que los rodean.

Me resultó indispensable investigar sobre la concepción de la maternidad y el rol de las mujeres en África, cómo las mujeres gestionan sus procesos de embarazo y parto. Pero no solo en sus países de origen, también aquí, en Andalucía, con el sistema de asistencia sanitaria pública.

Durante el proceso de construcción de mi objeto de estudio, no tuve en mente una cuestión que llegó a mí, cuando planteé las primeras preguntas a mujeres de origen senegalés en Sevilla: «¿Quejas del sistema sanitario? Nosotras vamos al centro que nos corresponde y siempre nos atienden de forma gratuita, y siempre que sea necesario…»

En ese primer momento caí en la cuenta de que quizás estaba buscando un problema que no existía, que mis propios prejuicios me habían llevado a una investigación sin sentido. Entonces, encontré bibliografía (que proporciona la administración pública) dedicada a la atención específica con población inmigrante. Bibliografía también  dedicada a los casos de embarazo y asistencia al parto dependiendo del lugar de origen de las mujeres. Eso significaba que sí que habían surgido problemas y que se están redirigiendo algunas pautas de atención.

Es en este punto cuando ha sido necesario volver a hablar con las mujeres, pero teniendo en cuenta un aspecto importante: sus primeras afirmaciones sobre el sistema sanitario surgen debido a la comparación con el sistema sanitario de su país de origen. En este momento, comprendí la importancia de conocer la realidad de estas mujeres cuando acuden a los centros sanitarios en sus países y así poder ver más allá.

Experiencias en Senegal

Para llevar esto a cabo tuve la oportunidad de viajar a Senegal, a las ciudades de Dakar y Saint Louis, lo que ha sido muy enriquecedor para mi proyecto, ya que conocer las realidades en los países de origen nos ayuda a acercarnos más a las comunidades con las que convivimos. Durante dos semanas, tuve oportunidad de observar y mantener algunas conversaciones con mujeres. Al mismo tiempo pude apreciar cómo se distinguen los roles entre mujeres y hombres.

«Nosotras trabajamos, los hombres duermen»

Las mujeres son el sector más organizado. En la ciudad de Dakar acudí a un centro de formación en el que Oully Seck nos guió por el microjardín del que era la encargada de gestión y mantenimiento. Ella fue la primera mujer que nos afirmó la cita que da nombre a este epígrafe, pero no fue la última.

Aunque los hombres ostentan la mayor parte de los cargos, y se encargan de los aspectos burocráticos de los servicios públicos, o de las asociaciones, eran las mujeres los motores de participación. Como en el caso de Magat, ya jubilada y residente en Saint Louis. La conocimos durante una larga reunión con hombres representantes de distintos distritos: presidentes, concejales, secretarios, etc. Cuando Magat se presentó, comenzó contándonos cuántas mujeres participaban junto a ella, y qué era exactamente lo que hacían. En torno a 48 grupos de distintos barrios, que constaban de 25 a 35 mujeres, realizaban actividades de costura, cultivos, comedores, etc. Todo ello para abastecer a sus familias y ofrecer apoyo y ayuda a su comunidad. Cuando los recursos son escasos son ellas las que se organizan para poder compartir lo que producen.

La participación de las mujeres y su organización se da en muchos ámbitos de la vida social; en lo económico, a través de las tontines (sistemas de crédito colectivo); en el autoabastecimiento de alimentos, ya que muchas cultivan de manera conjunta, como en el distrito de Malika, junto a Dakar. En esta localidad un grupo de mujeres pertenecientes a un centro cívico cultivaban sus propios cereales para consumo y venta. En el caso de la gestión de los procesos de maternidad no se hacía excepción.

«Las mayores enseñan a las madres jóvenes»

De nuevo en la ciudad de Saint Louis, durante la visita a un centro de salud autogestionado, nos encontramos con estas pautas. Las cuestiones burocráticas y sobre financiación recaían en su mayoría sobre los hombres, en cuanto a las actividades y gestión, a las mujeres. Este centro estaba organizado de manera que, a través del pago de una mensualidad, se podía acceder a asistencia primaria y atención durante el embarazo y el postparto. Al mismo tiempo, las mujeres mayores, de manera voluntaria, organizan una vez a la semana un desayuno para lxs niñxs más pequeños. En estas reuniones les enseñan a las más jóvenes, que acaban de tener a sus hijxs, cómo alimentarlxs de manera equilibrada cuando tienen pocos recursos, a través del consumo local. Estas actividades son una respuesta clara ante la falta de financiación y gestión de la sanidad por parte del gobierno.

Como conclusión, a raíz de mi experiencia en Senegal y en conexión con el proyecto que aún estoy llevando a cabo en Sevilla, planteo varias cuestiones. En primer lugar, aunque contemos con un sistema sanitario público y, en teoría, universal, no debemos olvidar y dejar de defender una asistencia sanitaria que respete los aspectos culturales de la población inmigrante, porque forman parte de nuestra sociedad. Por otro lado, la importancia de conocer los aspectos socioculturales que surgen en torno a los procesos de embarazo y parto, ya que en el último siglo se ha visto modificado por el sistema biomédico occidental. No podemos negar lo que ha supuesto para la mortalidad materno infantil el desarrollo de la medicina, tampoco debemos dejar que esto provoque que la maternidad, y todo lo que la rodea, se aleje de los saberes y prácticas ligadas a las comunidades. Por eso las mujeres son piezas clave en estos procesos, ya que cuando el sistema no funciona son ellas las que gestionan y organizan sus necesidades.


[1]Pons-Föllmi, D. y Föllmi O. eds. (2005) Orígenes. 365 pensamientos de maestros africanos. Milan: Lunwerg

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