nº58 | tema que te quema

Mas de 170 días en huelga de hambre

Alfredo Cospito, libertá

Alfredo Cospito es un compañero anarquista en huelga de hambre desde el 20 de octubre de 2022. Lucha con su vida contra el régimen especial de aislamiento en el que lo metieron en mayo, el 41-bis. En estos más de 170 días, Alfredo ha perdido cerca de 45 kilos y sus analíticas empiezan a mostrar niveles preocupantes para con su vida desde hace semanas. Está al borde de la muerte y el Estado italiano, junto con el resto de Estados, cómplices siempre de la tortura, son los responsables.

Su trayectoria militante empezó en 1987-1988, siendo uno de los antimilitaristas y anarquistas que se declararon objetores totales o insumisos al servicio militar obligatorio y el servicio social sustitutorio, motivo por el cual fue encarcelado. El entonces presidente de la República, Francesco Cossiga, tramitó un cambio en la ley que implicaba que los insumisos no pudiesen volver a ser procesados por el mismo delito después de haber cumplido la primera condena. En 2004 Alfredo también fue investigado dentro de la operación Cervantes por la que su hermana Claudia fue encarcelada; la primera gran operación policial contra la recién creada fai (Federación Anarquista Informal). Más adelante, el 7 de mayo de 2012, en Génova, junto a Nicola Gai, Alfredo disparó en la pierna al directivo del grupo Ansaldo Nucleare, Roberto Adinolfi, acción que fue reivindicada por el núcleo Olga de la fai. Por esto fue arrestado y condenado a diez años de prisión, que cumplió íntegramente en los módulos de alta seguridad dos. El 6 de septiembre de 2016, la Policía lanzó una nueva operación represiva contra la supuesta estructura italiana de la fai y sus supuestos líderes: Scripta Manent. En ese momento fueron acusadxs de multitud de acciones reivindicadas por la fai y, aunque la mayoría de lxs encausadxs han sido absueltxs, Alfredo recibió una condena de veinte años de prisión. Finalmente, en noviembre de 2021, Alfredo volvió a ser incluido en una nueva operación represiva, Sibilla, desarrollada contra el grupo Circolaccio Anarchico de Spoleto y el periódico Vetriolo. Les acusaron de ser lxs inductores de multitud de ataques. Esto, junto a la sentencia del proceso Scripta Manent, fue el argumento utilizado en mayo de 2022 por el Ministerio de Justicia para meter a Alfredo en el régimen 41-bis.

En sus últimas declaraciones Alfredo decía: «Me dejaré morir. Mi cuerpo es la última protesta.» «Porque el 41-bis es inhumano debería sacarse de él a todxs, incluso a los mafiosos.»

Las duras condiciones del 41-bis no nos son ajenas en el Estado español. La crueldad de los sistemas penitenciarios y de sus regímenes especiales de aislamiento es bien conocida en nuestro territorio, donde el régimen fies sigue existiendo y torturando. Entre algunas de las condiciones del 41-bis encontramos que, por ejemplo, durante los seis primeros meses las personas presas bajo este régimen no tienen visitas ni llamadas telefónicas. Tras este tiempo se revisa la clasificación del presx y, en caso de mantenerse, no se vuelve a revisar en cuatro años. Toda la correspondencia está intervenida y censurada. Todas las intervenciones ante tribunales u organismos oficiales se hacen desde la cárcel mediante videollamada. Lxs presxs solo tienen relación con sus abogadxs y familiares, previa autorización de la Dirección de la prisión. Y, excepcionalmente, con algún médico o representante institucional. Solo tienen derecho a una visita de una hora mensual, a través de un cristal, con videovigilancia. En caso de no poder realizar la visita tienen derecho a una llamada telefónica de diez minutos, desde una prisión o una comisaría, que también será siempre grabada. Lxs presxs salen al patio una hora al día. El patio consiste en un recinto de cemento, cubierto por una red metálica. Además, socializan en el módulo otra hora al día, en grupos de 2-3 presxs elegidxs por el Ministerio. Sus conversaciones son grabadas y vigiladas. No tienen acceso a ninguna actividad ni programa educativo, formativo, deportivo o de ocio. Lxs presxs tienen prohibido hablar entre ellxs fuera del horario de patio. Los objetos que pueden tener en la celda están estrictamente limitados, incluidos los libros, que deben pertenecer a la biblioteca de la cárcel.

El régimen 41-bis aísla al presx de la vida política y social, trunca sus principios e ideales. Para salir de la cárcel dentro de la propia cárcel solo se plantea una única vía: renunciar y colaborar con el Estado en su lucha contra las ideas revolucionarias.

Alfredo ha preferido la muerte antes que vender y pisotear sus ideales. Alfredo está condenado por ser anarquista.

Desde que se hizo la llamada internacional de solidaridad para intentar salvar la vida de Alfredo a manos del Estado italiano, no han dejado de producirse acciones a lo largo y ancho del planeta. Desde acciones violentas e incendiarias hasta concentraciones y encuentros para proclamar esa solidaridad. También dentro de los muros, en diferentes países, muchos compañerxs presxs se han solidarizado con Alfredo; unos quince se han puesto en huelga de hambre; en Chile, cinco compañeros hicieron ayunos rotativos; también se han escrito comunicados e incluso un compañero se puso en huelga de hambre y sed.

Estamos en contra no solo del 41-bis, sino del sistema carcelario en su conjunto. La cárcel es un contenedor humano, un instrumento de tortura, control y disciplinamiento de la sociedad. Encierra a quienes no le son funcionales al sistema, a quienes no son productivxs, a insumisxs, y a quienes encarnan la disidencia de este mundo. La mayoría de lxs presxs lo están por delitos contra la propiedad privada, la seguridad ciudadana o la salud pública (tráfico de drogas). Y existe dentro una sobrerrepresentación de personas racializadas con respecto a la población que hay fuera. Por tanto, la cárcel es herramienta de castigo y encierro para las personas que habitan los márgenes, con el objetivo de mantener la estructura social. La crueldad que se ejerce dentro de los muros sirve a los Estados de ejemplo aleccionador hacia el resto de la sociedad, buscando la dominación a través del miedo, para así perpetuar el orden social capitalista, racista y cisheteropatriarcal. Es la forma más palpable del poder y del monopolio de la violencia por parte del Estado.

Dentro del dispositivo carcelario, regímenes como el 41-bis o el fies, tienen como función el aislamiento, disgregación y desagregación social total, hacinando a lxs presxs y sometiéndolos a todo tipo de violencias físicas y psicológicas, empleando psicofármacos para mantenerlxs silenciadxs, y donde la falta de asistencia médica y asesinatos, forman parte de los mecanismos de represión.

Las cárceles también son un negocio muy rentable, tanto para la Administración, como para las empresas privadas que se enriquecen con la construcción de las mismas, además de lucrarse con las gestiones económicas que realizan lxs presxs, cobrarles las comunicaciones a precios desorbitados, aprovecharse de ellxs como mano de obra barata, etc. Es una institución que, tal y como la conocemos, tiene poco más de 200 años de historia, a pesar de que hayan extendido la creencia de que sin cárceles la sociedad no funcionaría. Otro mito empleado desde el Estado para defender la función de las cárceles es la reinserción, un concepto ideado para blanquear lo que está ocurriendo y que, aun si fuera real, no aceptamos, ya que no queremos reinsertarnos en esta sociedad. Si el sistema actual se sustenta a base de encierro forzoso a los colectivos oprimidos, nuestra lucha irá encaminada a destruir los cimientos de su imperio. No buscamos una reforma del sistema carcelario, sino la destrucción de todas las cárceles, la justicia penal, la Policía y el Estado.

Alfredo está dando su vida por la lucha anticarcelaria y, aunque decida sobre su muerte, el Estado italiano será responsable. Hagamos que esta lucha no se apague con él, sino que sirva para extender las llamas. Por Alfredo Cóspito, por la destrucción total de todas las cárceles y la libertad de cada compañerx secuestradx en ellas.

Nos despedimos con sus palabras el primer mes de huelga de hambre:

«No me rendiré a vuestros barrotes, uniformes y armas. Me tendréis siempre como un irreductible y fiero enemigo. No estoy solo. Nunca estaré solo. Lxs anarquistas nunca estarán solxs. Miles de proyectos en la cabeza, una esperanza en el corazón que continúa viviendo cada vez más fuerte, siempre más compartida.»

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