nº10 | entrevista

Lucio «Acción Directa» Urtubia

Un albañil

Lucio Urtubia nació en Cascante (Navarra) hace 84 años en el seno de una familia muy humilde. Oyó hablar de anarquismo por primera vez de boca de su padre, carlista convertido al comunismo tras su paso por la cárcel, que una vez le dijo: «si pudiera volver a empezar, sería anarquista». Contrabandista durante el servicio militar, desertó y huyó a Francia donde empezó a relacionarse con las Juventudes Libertarias de la Fédération Anarchiste y conoció, entre otros, a André Breton y Albert Camus.

Poco después de su llegada a París, le pidieron que escondiera a un miembro del maquis antifranquista que resultó ser el histórico Quico Sabaté, con quien compartió casa hasta la muerte de este.

Sabaté le facilitó direcciones de familias y libertarios exiliados en Francia y de miembros de la antigua CNT española que seguían en activo en Barcelona, Zaragoza, Madrid y Pamplona. Lucio, ante la detención y encarcelamiento de Quico, empezó a emularlo realizando incursiones en territorio español; posteriormente emprendió una serie de «expropiaciones» y «recuperaciones» (según sus palabras) por Europa, para conseguir fondos para la causa revolucionaria, acompañado por una ametralladora Thompson heredada de Sabaté. Más tarde abandonaría estas actividades «por miedo a hacerles daño a los empleados de los bancos».

En la década de los 60 se unió con otros compañeros libertarios para falsificar moneda, con la que financiaban a numerosos grupos de todo el mundo, a la vez que procuraban desestabilizar las economías capitalistas. Al mismo tiempo, en plena invasión de la bahía de Cochinos, propuso a la embajadora de Cuba en Francia, Rosa Simeón, destruir con explosivos intereses estadounidenses en Francia, a lo que esta se negó. Sin embargo, resultó tentada con la propuesta que le hizo de falsificación masiva de dólares estadounidenses. La embajadora medió para presentarle a Ernesto Che Guevara en 1962. Urtubía expuso al Che su plan de falsificación a gran escala de dólares, pero el entonces ministro de Interior de la Revolución Cubana rechazó la propuesta, provocando el desencanto de Lucio.

Aunque, sin duda, su golpe maestro fue la falsificación de cheques de viaje del First National City Bank. Fabricó 8000 hojas de 25 cheques de 100 dólares cada uno, que casi provocaron la quiebra del banco. Este dinero fue utilizado para la ayuda de movimientos guerrilleros en Latinoamérica (Tupamaros, Montoneros, etc.) y Europa. A pesar de la espectacularidad de la falsificación, solo fue condenado a 6 meses de cárcel, gracias a la ayuda que le prestaron casi todos los abogados progresistas de Francia y a un acuerdo extrajudicial con el City Bank, que retiró los cargos a cambio de las planchas de grabación y una compensación económica.

Su vida ha sido una continua aventura: cinco órdenes internacionales de busca y captura —incluida la CIA—, preparó el secuestro del nazi Klaus Barbie en Bolivia, colaboró en la fuga del líder de los Panteras Negras, intercedió en el secuestro de Javier Rupérez, medió en el caso de Albert Boadella, simpatizó con los Grupos Autónomos de Combate-Movimiento Ibérico de Liberación y con los posteriores Grupos de Acción Revolucionaria Internacionalista (GARI)…

Siempre defendió el trabajo: «somos albañiles, pintores, electricistas, no necesitamos al estado para nada»; «si el paro y la marginación crearan revolucionarios, los gobiernos habrían acabado ya con el paro y la marginación». Actualmente continúa viviendo en París, en la rue des Cascades, en el barrio de Belleville, y las puertas de su casa siguen abiertas a las causas revolucionarias.

Tuvimos la suerte de poder compartir un rato con él durante la pasada Feria del Libro Anarquista de Sevilla. Aquí os dejamos sus reflexiones.

Lucio: El individuo es lo que es por lo que hace, no por lo que dice. Menos cuentos. Menos cuento con los curas y con los políticos. Y menos cuento entre nosotros.

El Topo: ¿Sabes que la CGT nos dio una medalla?

LU: Creo que es muy interesante lo que estáis haciendo. No es fácil. Hay que tener ovarios para hacerlo.

ET: La satisfacción personal no se traduce en bienes materiales, pero vivimos mucho más tranquilos. Si quieres, empezamos.

LU: Cuando quieras. Pregúntame lo que quieras, aunque hay que saber preguntar. Hay gente que pregunta cosas muy infantiles.

ET: ¿Quién es Lucio?

LU: Una persona anónima, un trabajador muy pobre, que nació en unas condiciones muy difíciles y que está recibiendo lo inesperado, lo inexplicable. No sé por qué, porque nadie es más que nadie. Ni yo mismo me creo lo que estoy viviendo.

ET: ¿Y qué es lo que estás viviendo?

LU: La utopía, lo imposible, que no existe. Quien me lo iba a decir a mí, que casi no había puesto los pies en una escuela. Mi educación me la dieron las hermanas carmelitas, como pudieron dármelas, pobres mujeres. Me hablaban de dios, del diablo, de la virgen ¿Qué sabían ellas de nada? ¿Qué sabemos? Todo eso ha sido y es mi riqueza. Yo soy de los que digo «no creo en nada pero creo en todo». Incluso creo que esta sociedad, a mis 84 años, se puede cambiar.

ET: ¿Por qué crees que se puede cambiar?

LU: Por la experiencia de toda una vida. Creo desde la experiencia que lo tenemos todo. Pero ese tener no sirve de nada si no sabemos utilizarlo.

ET: ¿Te consideras anarquista?

LU: ¡Hombre! No se puede ser otra cosa hoy día. Ojalá que la iglesia hubiese tenido razón. Ojalá que el comunismo hubiese tenido razón. Ojalá que el socialismo lo hiciese bien. Pero sabemos que por esas vías no vamos a ningún sitio. Como anarquista, yo no tengo la solución. Nadie la tiene. Hay que dejar de hablar de certezas. Pero sabemos que el individuo, en el momento que llega al poder, cae en la corrupción y la imbecilidad. El ser humano se estropea en el momento que llega al poder. Cambia completamente.

ET: ¿Se estropea al llegar al poder o la gente que aspira al poder ya tiene «un toquecito dao»?

LU: Puede ser, sí. Pero el poder da otras posibilidades de ver, de pensar, y las personas cambian completamente para peor. Eso es una desgracia para el ser humano.

ET: ¿Qué destacarías de tu vida?

LU: Destaco que no estoy en contra de la riqueza, de lo que estoy en contra es de la mala utilización de la riqueza. Soy muy egoísta. Pero no desde un punto de vista económico. Soy egoísta desde el hacer. Uno es lo que es por lo que hace. Si uno hace, es. Y uno puede hacer bien o puede hacer mal. La iglesia, por ejemplo, sabemos que lo ha hecho muy mal. Sabemos que no ha habido jamás un estado decente. Todas estas cosas las sabemos hoy día. Y quien no quiera reconocerlas, peor para él. ¡Ojalá tuviese la solución! Pero la solución no es el estado.

ET: ¿Cuáles eran tus motivaciones cuando hacías falsificaciones tanto de documentación como de cheques de viaje?

LU: Yo he sido un trabajador, un albañil, hemos vivido tanta injusticia… En ciertos momentos hacen falta medios para salir adelante. Al principio, en París, yo tuve la suerte, sin tener un duro, de llegar a montar nueve imprentas con más jóvenes anarquistas. Jóvenes que sin tener medios, creaban, y se creaba toda la infraestructura que se podía: libros, folletos, fanzines, etc., para el mundo entero. Se pagaban cuando podían pagarse. El camino se hace al andar. Aprendimos que podíamos hacer mil cosas. Pasamos de la propaganda y los folletos a los pagarés de ciertas empresas y organismos. ¡Qué maravilla, las artes gráficas! Si sabemos utilizarlas… Hacer papeles para la gente que no tiene ¡Qué placer poder hacerlo! Eso no es ningún crimen, el crimen es dejarse coger.

ET: ¿Qué causas has apoyado?

LU: Ni lo sé. He ayudado a latinoamericanos, norteamericanos, ETA, acción directa, anarquistas, CNT. Yo tenía la infraestructura, pero no era el dueño. Era el administrador de todo. Si un grupo me pedía 50 DNI, yo se los hacía. ¡Qué placer hacer a un argentino, vasco! ¡A un francés, español! Teníamos la posibilidad de falsificar cualquier DNI de cualquier país. Ese es mi egoísmo. Si das, te darán, ahora si no das, no recibirás nunca nada. Se pueden hacer muchas cosas una vez tienes resueltas tus necesidades más básicas.

ET: ¿Has apoyado revoluciones en algunos países?

LU: Claro. ¡Ese es el ideal! Por eso me conocen. He hecho lo que he podido, con todos los defectos que tengo. Yo estoy por la solidaridad. No estoy por dar todo, porque si das todo solo puedes dar una vez, ya no tienes para dar una segunda.

ET: ¿Y con Andalucía has tenido mucha relación?

LU: Sí, mucha. Sois unos privilegiados. Estoy enamorado de Andalucía por su anarquismo. Andalucía no puede ser otra cosa que anarquista. Aquí la gente no tiene dinero, pero no es pobre. Hay más pobres en París y en Barcelona, sin duda. La gente aquí no está triste. En mi barrio hay mucha gente triste.

He tenido también mucha relación con la CNT y la CGT. Soy lo que soy por ellos. Pero nunca he militado directamente. Yo solo he puesto mi granito de arena. Al igual que hay gente que sabe dibujar, imprimir, diseñar, yo lo que he tenido es coraje, nunca miedo.

ET: ¿Tú nunca has tenido miedo?

LU: No. Creo que he sido muy inconsciente. Uno no sabe.

ET: ¿Qué piensas de las pequeñas revoluciones cotidianas?

LU: Eso es lo que hay que hacer. Lo que estoy viendo con vosotros es genial, estoy entusiasmado. El sistema creado por la corrupción y las religiones hay que cambiarlo, porque en el momento que entras, te come. A nivel de riqueza, estoy por las pequeñas empresas. Yo he sufrido muchas críticas por ser creador de empresas. He creado dos pequeñas empresas. Quise montar una cooperativa, tal y como me habían enseñado los anarquistas, pero una cosa es ser revolucionario y otra cosa es ser albañil. Tuve que cerrar. Luego creé otra empresa con otro amigo e inmediatamente funcionó. Después de las dificultades que existen para crear algo, lo importante es la continuidad y la utilización de lo que has creado. Los anarquistas me han criticado mucho por esto, pero si yo pudiese crear cientos de empresas, las crearía, con poca gente, gente responsable. Lo que veo con vosotros, en este local [Tramallol] distribuido como lo tenéis y en las condiciones que funcionáis, después de cuatro años habéis pasado ya lo peor. Son cosas como estas las que hay que crear. No quiero decir que esto sea la solución, nadie tiene la solución, pero algo así como esto yo no lo he visto nunca en ningún sitio. Gente como vosotros, con distinta educación y orígenes, me parece muy positivo lo que estáis haciendo.

ET: Has sido exiliado político, albañil, empresario… Con ese pasado, ¿cómo se llega a tener contacto con la cúpula del gobierno francés?

LU: Mis contactos han venido a través de magistrados que han conocido por abogados mi práctica. Los abogados conocen tu vida mejor que tú. Lo único que puedo decir es que mi práctica y mi forma de vivir me han servido para seguir adelante: si me he salvado de ciertas situaciones, ha sido siempre con la verdad. A la única persona a quien mentí cierta vez fue a una jueza. Ella tenía todas las pruebas de lo que me reprochaban y yo las negaba. Por último, le dije: «señora, es que defiendo mi libertad», y ella entendió perfectamente que no la estaba tomando por imbécil. He tenido mucha suerte.

ET: ¿Te consideras un hombre con suerte?

LU: Sí, he tenido mucha suerte por haber realizado y seguir realizando lo que hago. ¿Es que no es una suerte enorme el conoceros a vosotros y el estar compartiendo lo que estoy compartiendo en el mundo entero? Es una suerte enorme.

ET: Antes dijiste que luchar es amar. ¿Por qué?

LU: Es la base de todo. Una persona que no lucha es miserable y boba, no sabrá nunca lo que es querer.

ET: ¿Hay algo que te gustaría contar que no hayas contado ya?

LU: Me gustaría poder sacar un pequeño libro para la juventud. Voy mucho a los institutos y colegios y eso es un privilegio. Y a los chavales les encanta. Lo que yo digo es lo que yo he vivido, sin guardar rencor a nadie. ¡He visto tantos crímenes en mi tierra cometidos por la iglesia! Eso sí, no olvido.

Muchos jóvenes querrían hacer enseguida, pero antes de hacer hay que aprender. Los mismos orígenes no te aseguran los mismos resultados.

ET: Y, para terminar, ¿tú que prefieres, un cruasán con mantequilla y mermelada o unos churros con chocolate?

LU: ¡Churros con chocolate! ¡Faltaría más! Incluso al lado de la Macarena, fíjate tú… Pero ya os digo, seguid luchando y construyendo espacios como este, porque además, una vez conseguida la viabilidad, es como una droga, le das todo el esfuerzo necesario sin lamento alguno, engancha mucho.

20-21 Entrevista Lucio 1 - WEB

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