nº8 | se dice, se comenta

La llamada del señor Lobo

«Señor presidente, reciba en primer lugar mi más sincera felicitación por su reciente victoria electoral, así como la del resto de los miembros del colectivo al que represento. Le llamamos porque nos gustaría comentar con usted algunos aspectos que nos han causado cierta preocupación. Nos gustaría asegurarnos de que, llegado el momento de poner en marcha su programa electoral, ustedes tienen toda la información necesaria para tomar las mejores decisiones. Quizás haya aspectos de la política bancaria, industrial y empresarial que necesitan una explicación detallada, y que no siempre son bien entendidos. Sepa, por ejemplo, que cada año las empresas de la construcción que forman parte de este colectivo facturan alrededor de unos tres mil millones de euros, dinero que permite a medio millón de familias pagar sus hipotecas, disfrutar de unas merecidas vacaciones, pagar el colegio de sus hijos y todas sus facturas. No le voy a negar que nos preocupa el impacto que pueda tener su programa en nuestra cuenta de resultados, pero como comprenderá, la gente a la que represento podría vivir durante muchas generaciones aunque cesasen mañana todas sus actividades económicas. En definitiva, nos gustaría hablar de estos y otros asuntos antes de que tome ninguna decisión precipitada que pueda tener unas consecuencias indeseables por todos, difíciles de corregir llegado el caso. Quedamos a su entera disposición para reunirnos con ustedes cuando lo estimen oportuno, si bien creemos que esta reunión debería producirse más pronto que tarde».
Cuando el soborno no funciona, siempre queda el chantaje.

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