Hablar del lenguaje, en un periódico, es similar a lo que ocurre en la película The Dreamers, de Bertolucci, donde los personajes, obsesionados con el arte que les da vida, no paran de hablar de cine. Aquí nos obsesionan las palabras, que son las que dan vida a este periódico. Sabemos que, sin ellas, no existirían las historias y reflexiones que queremos que te lleguen a ti, que estás leyendo esto.
No es solo el fondo, sino también la forma de estas historias. Nos declaramos desde este periódico de muchas maneras, por ejemplo libertarias, por lo que las normas y reglas que no favorecen a les de abajo debemos romperlas y crear otras.
Creemos que todo tiene que ir de abajo a arriba y que el lenguaje no lo crean unos señoros ricos de una institución, sino quien le da vida. También hablamos de que somos inclusivas, y el uso de la «e» en lugar de @ o «x» como sustitución de otros genéricos incluye tanto a las personas con discapacidad visual, como a las personas no binarias. Esta es una de las maneras en las que juntamos fondo y forma para ser lo más coherentes posibles con el mundo que construimos. No solo una letra es tan importante, y a veces tan hiriente, tanto para un lado como para el otro, también abogamos por la importancia de la palabra.
En El Topo creemos que, al igual que las casas deberían ser diseñadas por quienes las habitan, el uso de la palabra lo debe decidir quien es nombrade, quien la usa para sí.
También pensamos, como decía María Galindo, que hablar en nombre de un tercero es un acto de silenciamiento. Así, en El Topo procuramos que los relatos sean contados desde las resistencias, en primera persona. Pero no solo las historias las tienen que contar quienes las protagonizan, creándolas como sujetos políticos, también deben decidir cómo se nombran. Por ello, dejamos que cada cual se defina a sí misme y no llamamos a las feministas, feminazis; a las trabajadoras sexuales, mujeres prostituidas; o a los árabes, moros, y añadimos cada letra que haga falta en las realidades diversas que van naciendo, uniéndose y creando el colectivo LGTBIQA+. Con esto último os lo advertimos, y lo estaréis viendo ya, El Topo está queerizado/cuirizado.