«Insumisos pa’lante, militares pa’trás.» Así cantan a gritos en la plaza de los juzgados de Sevilla cientos de jóvenes. Es 1994 y los alrededores del Palacio de Justicia están llenos de pancartas. «LIBERTAD OBJETORES PRESOS», se lee en alguna de ellas. En concreto, es el día 21 de octubre. Todo el grupo del Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC) de Sevilla está esperando a que acabe el juicio de José María, uno de los insumisos que se ha negado a prestar el servicio militar obligatorio y a realizar la prestación social sustitutoria. Durante horas esperan y, cuando por fin José María sale, se respira la tensión ante la sentencia del juez. Muchos de estos jóvenes se jugaron años de cárcel por negarse a colaborar con el Ejército. Hoy, con la distancia del tiempo, muchos aún recuerdan el furor de aquellos años. «Yo no he vivido nunca un movimiento tan fuerte y tan intenso emocionalmente como el Movimiento de Insumisión», nos cuenta una activista temprana del MOC de Sevilla, en su casa, cuando le preguntamos por su participación en los movimientos antimilitaristas en la década de los noventa.
Fue la aprobación de la Ley de Objeción de Conciencia de 1984 la que dio pie al surgimiento de este movimiento, que se prolongaría durante toda la década de los noventa hasta ver caer el servicio militar obligatorio (SMO) en 2001. Dicha ley regularizó la situación de los objetores de conciencia imponiendo una alternativa: La Prestación Social Sustitutoria (PSS). Una medida que consistía en trabajo de 18 a 24 meses en instituciones sociales fuera del Ejército. Aunque pudiera parecer una solución a nivel individual para aquellos que se oponían al Ejército, fue diseñada por el Gobierno de Felipe González para controlar el movimiento antimilitarista y silenciar las críticas al estamento militar, que continuaba perpetuando el sistema social militarizado sin cuestionar las guerras o el propio concepto de antimilitarismo. Ante esta ley, el MOC se posicionó en contra con contundencia, argumentando que la PSS era una imposición injusta que mantenía la obligatoriedad de un servicio bajo el control del Estado.
Tiempo atrás, el antimilitarismo ya empezaba a ganar fuerza en el Estado español. El MOC había sido el movimiento antimilitarista con más peso contra la institución militar desde los años setenta. En 1976 ya hay 285 objetores encarcelados por negarse a colaborar con la institución militar y con el Estado por motivos éticos y políticos, y durante el año siguiente se consolidaría como movimiento para organizarse ante esta represión. Se convirtió en el movimiento clave en la lucha antimilitarista en el Estado español. Los objetores de conciencia surgieron como una respuesta ética y política al servicio militar obligatorio, y plantearon un cuestionamiento estructural de toda la sociedad, contra los ejércitos, practicando la no violencia, y organizándose para hacer frente a la represión del Estado.
Con la aprobación de la ley de Objeción de Conciencia en 1984, el MOC evolucionó hacia una plataforma de acción colectiva y desobediencia civil e impulsó una campaña concreta: la insumisión. Los insumisos no solo rechazaron el servicio militar obligatorio, sino también la PSS, desafiando las leyes vigentes y afrontando las consecuencias judiciales, políticas y personales de su negativa. Alrededor de mil quientos jóvenes fueron encarcelados por negarse a cumplir con ambas obligaciones legales. La década de los noventa fueron años para los insumisos de una lucha organizada contra la estrategia de represión selectiva por parte del Estado, y en esta lucha, consiguieron colapsar el sistema judicial con presentaciones colectivas de insumisos en los juzgados, campañas de objeción fiscal o boicot a las instituciones colaboradoras con la PSS, lo que consolidó al movimiento como un frente amplio contra el militarismo. De manera paralela, nacieron nuevos colectivos como el Mili KK o el CAMPI (Colectivo AntiMilitarista Pro Insumisión), que optaba por la insumisión total, lo que sumaba al proceso la negativa de asistir a los juicios e ingresar voluntariamente en la cárcel. También el MOC, a finales de los noventa, comienza con una nueva estrategia, la insumisión en los cuarteles.
«La estrategia consistía en esperar a ser llamados a filas y entonces declararse insumiso, lo cual acarreaba juicio militar o consejo de guerra; la otra situación era ser reconocido objetor y hacerse insumiso, también negándonos a realizar la prestación sustitutoria por los diferentes motivos por los que no aceptábamos la Ley de Objeción de Conciencia (…) Hay que decir que la insumisión es un acto de no colaboración con las leyes establecidas, como apostamos desde la perspectiva no violenta. La insumisión fue una práctica de desobediencia civil no violenta al Ejército y al Estado en la que hacíamos pública nuestra postura y generalmente aceptábamos los juicios y el castigo penal como forma de ampliar en la sociedad el discurso antimilitarista, ayudados mayoritariamente por grupos de apoyo, profesionales de la abogacía, y la solidaridad de otros colectivos y de la sociedad civil. Esto generó un gran debate, un gran apoyo y simpatía, y el que miles de insumisos poblaran las cárceles de todo el Estado español.» (Colectivo de Noviolencia Elaia)
A pesar de las duras penas impuestas y las acciones judiciales, el movimiento mantuvo su firmeza, liderando campañas masivas de resistencia y logrando que el Gobierno anunciara la profesionalización del Ejército y la eliminación del servicio militar obligatorio en 2001.
En el primer juicio a insumisos realizado en España, se procesaron en el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha a cinco personas de distintas partes del Estado español, siendo uno de ellos Frasco, de Sevilla, que fue condenado a 2 años, 4 meses y 1 día de prisión por negarse a colaborar con el Ejército. Frasco se había declarado insumiso en 1989 al negarse a realizar la PSS con tan solo veinte años, y formaba parte del MOC de Sevilla, consolidado en 1977.
En los noventa, en Sevilla, el MOC compartía espacio con los movimientos cristianos de base, movimientos sindicalistas, anarquistas, campesinos de Marinaleda, artistas de Morón de la Frontera, y con la escena punk y rock . La causa antimilitarista se había organizado desde la colaboración y la autogestión, con un enfoque muy preciso en el apoyo a los jóvenes procesados. Los insumisos que pasaron por los juzgados de Sevilla tenían todo un movimiento social en su apoyo, y habían aprendido a organizarse desde el cuidado psicológico de cada uno de los juzgados y sus familias, en consonancia con el trabajo de coordinación, de acción directa y de protesta. La historia de este movimiento estuvo ligada a las protestas en la sede de la Capitanía General del Ejército Español, en el edificio central de la plaza de España (hoy, Cuartel General de la Fuerza Terrestre), en la antigua cárcel de la Ranilla (en aquel entonces, la llamada Sevilla 1, y ahora parque de la Ranilla) y con el barrio de San Diego como lugar de resistencia y organización, donde se recopilaron, en cajas de plástico y de cartón, cientos de cintas, carteles y fotografías de aquel movimiento.
En La Digitalizadora de la Memoria Colectiva, colectivo autogestionado de archivistas, archiveras, profesionales del audiovisual y de participación ciudadana, y activistas de Sevilla, hemos trabajado de forma conjunta con el MOC de Sevilla para visibilizar y poner en pie esta memoria audiovisual y fotográfica, que muestra en el centro de la colección el relato en primera persona del propio movimiento. Después de trabajar en la memoria del barrio de San Diego, en 2020, la familia Collado Elías consiguió recopilar una colección de ochenta y seis cintas de vídeo magnético, en Video8, Hi8, y en su gran mayoría, copias de otras cintas en VHS. Durante 2024 se han puesto todos los esfuerzos del colectivo de La Digitalizadora en labores de digitalización, descripción archivística, a través de entrevistas a insumisos e integrantes del movimiento antimilitarista, el rastreo de cintas originales con nuevos contenidos para añadir a la colección…
En colaboración con el MOC Sevilla y con varios insumisos, pudimos realizar una búsqueda exhaustiva de materiales audiovisuales y fotográficos, e inventariamos un total de cincuenta y dos cintas de vídeo originales y más de cincuenta VHS, las cuales han sido cedidas muy generosamente para su digitalización por Manuel Pino, Mariano Agudo, Ángela Collado, Pablo Coca y José Monblan, quienes, con micro y cámara en mano, documentaron un movimiento del que también formaban parte.
Del material digitalizado, se están editando pequeñas piezas audiovisuales para su difusión que quedarán descritas y almacenadas en www.archive.org. Además, se han recopilado fotografías, grafismos y cartelería del movimiento para conformar, entre todos estos materiales y junto a los testimonios de sus protagonistas, la Colección Insumisión, una muestra del papel que tuvo el movimiento antimilitarista de Sevilla en la conquista de la abolición de la mili en 2001, que aborda toda la década de los noventa. Contiene imágenes del primer juicio por insumisión en Albacete, los juicios y las manifestaciones en apoyo a los insumisos procesados en Sevilla, encierros y manifestaciones estudiantiles, acciones de protesta frente a Capitanía General, marchas a la cárcel de la Ranilla, sesiones de formación y entrenamiento de acciones de resistencia a la represión policial y militar, una acción no violenta en la base militar de la OTAN en Morón, entrevistas a insumisos encarcelados, charlas y conferencias organizadas por el MOC de Sevilla realizadas en la universidad, autoinculpaciones y entregas de insumisos en los juzgados, y todo el proceso de organización de la estrategia de insumisión en los cuarteles, además de los procesos judiciales en detalle de muchos insumisos de Sevilla.
La Colección Insumisión se plantea como una colección abierta, que pretende seguir creciendo con material audiovisual de otros núcleos antimilitaristas del Estado, en colaboración con el KEM MOC Bilbao, el Colectivo de Noviolencia Elaia (El Puerto de Santa María), el MOC de Granada y el MOC de Tenerife, y junto con el trabajo y la participación activa de quien quiera colaborar para enriquecerla.
La historia del MOC y de Insumisión es la referencia en el horizonte de los movimientos antimilitaristas, de acción directa y de desobediencia civil. Y agradecemos, de todo corazón, al movimiento en su conjunto y a todas las personas que han participado compartiendo un pedacito de sus recuerdos para una esperanza futura de una sociedad organizada contra la militarización. La próxima primavera, dentro de unas jornadas lúdico-festivas, expondremos una muestra del trabajo audiovisual realizado y acompañado de una exposición re-fotográfica sobre la insumisión. ¡¡Atentas!!