Ya había hablado el resto de aspirantes y el ganador de esa noche aparecía en nuestras pantallas en un pasillo, acompañado por su esposa. Comenzaba a andar hacia la cámara, bajaba las escaleras de su sede y salía a una calle luminosa repleta de simpatizantes. Suena Manuel Carrasco y ondean banderas andaluzas. Sin atril ni siglas del partido, en una pequeña tarima, el líder se mezcla con «la gente». Don Juan Manuel Moreno Bonilla había logrado convertirse en «Juanma» para la mayoría de las andaluzas y andaluces.
Entre una oposición ausente y los posibles socios de gobierno asumiendo su inutilidad… nadie era capaz de hacer ni decir nada que eclipsara la exhibición de fuerza del principal partido de la derecha. El mapa se tiñó de azul. El Partido Popular había ganado en las ocho provincias, en ochenta y dos de los ochenta y tres municipios de más de veinte mil habitantes. El mejor resultado de su historia y no solo suyo, también del bloque de la derecha (aquí, PP + Vox + Cs). Estos sumaron casi novecientos mil votos más que las izquierdas. En total, un 60% del voto. Quédense con esta cifra que vamos a hacer un poco de sociología electoral tirando del postelectoral del CIS.
¿Toda persona en Andalucía votó por igual a la derecha? ¿Mujeres, paradas, jóvenes y ateas? Pongamos matices a lo que se está llamando «el giro a la derecha de Andalucía», porque no todos los grupos sociales votan igual. Si hemos dicho que la media de voto a la derecha es del 60%, este porcentaje sube incluso más entre hombres (61%), mayores de 75 años (71%), católicxs practicantes (83%) y no practicantes (68%), y la población más rica: entre los que ingresan en su hogar más de 3.900 € mensuales (68%) y los que se autoperciben como clase alta y media-alta (75%).
Pero claro, esta radiografía social tiene su lado negativo. Entre las mujeres, el voto a la derecha fue tres puntos menos (58%) que entre los hombres. También baja el porcentaje de voto a la derecha entre los menores de 35 (53%) y entre los no creyentes, agnósticxs y atexs, el apoyo se queda en el 32%. En cuanto a las condiciones socioeconómicas, las personas desempleadas o estudiantes (54%) con ingresos por hogar mensuales de menos de 1.800 € (55%) y autopercibidas como clase media-baja (53%) y baja-obrera (42%), optan menos por fuerzas de derecha que la media.
Estas diferencias en el electorado de la derecha vuelven a demostrar que la cartera, las propiedades y el estatus sociolaboral condicionan el voto. El nivel de renta de tu barrio también. Dime dónde vives y te diré a quién votas. Reflexión que nos va a servir para terminar fijándonos en el partido ganador en el 10% de secciones censales más empobrecidas de Andalucía: la abstención. En los barrios dentro de este decil se vota un 30% menos que en los del decil más rico. En el Polígono Sur de Sevilla, la abstención es del 90% y en Los Remedios del 20%. Esto tiene una primera traducción en escaños y gobiernos, y una segunda en el lugar de destino de los recursos y políticas públicas.