nº1 | editorial

«El topo que cava galerías sin que se noten en la superficie hasta que esta se desploma»

La palabra escrita tiene, entre otras utilidades, la de transmitir información de un momento y un contexto determinado a otro contexto y momento. Es prácticamente imposible captar con palabras todo lo que sucede en un instante, sobre todo si no queremos quedarnos en la superficie y anhelamos profundizar en sus entresijos. De ahí que sean tan frecuentes las versiones, incluso opuestas, que describen un mismo momento. Sin tener que recurrir a la acusación de falsedad, la información expuesta por diferentes personas puede ser totalmente desigual. Varía en función de donde se ponga el foco, del nivel de profundidad con que se trate, de los conocimientos y de las vivencias previas, o incluso —y desgraciadamente—, del origen de la nómina que mes a mes sustenta a quien escribe. Por otro lado, un periódico puede tener diferentes utilidades: puede servir como elemento dignificador de cristales y espejos; se puede usar como suplente del papel de estraza o cualquier otro material similar para envolver pescado, huevos o verduras; puede convertirse en un sugestivo sustituto emergente del papel higiénico; constituye una indudable aportación a la anhelada apariencia de persona leída que pretendemos muchas; es un perfecto elemento ocultador para las espías; o una cobertura extra para el pecho en las frías mañanas de invierno. Pero lo que nos interesa aquí y ahora es que puede ser una interesante manera de usar y difundir la palabra escrita. De manera que un periódico nos puede servir para transmitir información de un contexto a otro. Sin lugar a dudas, a día de hoy, muchas palabras escritas transmiten información. Nos cuentan de la Familia I-real, del Euríbor, del Betis; nos hablan de Bruselas, del Supremo y de que el «necesario crecimiento económico» vendrá en 2014; nos dicen que ETA está en todas partes, como otro personaje histórico que ahora no recuerdo; y también nos enseñan que las mujeres se acaban de incorporar —como aquel que dice— al «trabajo» y que no está nada mal que adquieran carguitos de poder, siempre y cuando sean buenas madres y amas de casa y vayan siempre monísimas. Hemos aprendido que la única manera de gestionar el dinero es a manos de malhechores, como ese fulano con apellido de calzado deportivo o cualquiera de sus secuaces; o que lo lógico es invertir en armamento y recortar en educación y salud. Sabemos más de Messi que de Rosa de Luxemburgo. Y somos incitadas a consumir para alcanzar nuestra «extrema satisfacción» como personas, teniendo como único criterio de castración el límite que te imponga la Visa. Que no es por criticar, que es por referir. Que seguro que esta información será necesaria para alguien. Pero no podemos evitar la continua sensación de que nos falta algo más para que podamos retomar el poder sobre la toma de decisiones que rigen nuestra existencia, y la capacidad y la posibilidad de ser felices. Así que no nos ha quedado otra: nos hemos juntado un montón de personas para usar la palabra escrita acompañada de imágenes e intentar compartir información que no suele ofrecerse de manera generalizada. Recuperar «los olvidos» (que de verdad que no les atribuimos mala intención). Y es que estarán ocultos en el subsuelo, de ahí que nuestro tótem cave galerías, para sacarlos a la superficie. De manera que hemos decidido ver qué tienen de cierto los mitos, o intentar traducir la economía, ya que «tan importante» es en nuestra vida. Queremos saber qué sucede en el tajo, realmente. Queremos saber qué recursos ofrece la Tierra y cómo gestionarlos, de manera que las siguientes generaciones puedan seguir teniendo una existencia feliz. Nos da curiosidad bucear en la historia porque seguro que habrán tenido lugar mas acontecimientos aparte de las insignes batallas, los tratados firmados o los varones pudientes de los que nos han hablado y que siempre eran los que firmaban tratados y «protagonizaban las batallas». Queremos saber de política, pero a ser posible, de la política que a nosotras nos interesa: qué sucede en la calle, cómo nos estamos organizando, cuáles son las necesidades y reivindicaciones reales. Y queremos reírnos y divertirnos y contribuir a la creación de redes. Mujer, ¡ya que estamos! Todo esto teniendo en cuenta que no estamos solas, que tenemos grandes aliadas en esta tarea como el periódico Diagonal, la revista Noton, la revista Papeles, El viejo topo, o rebelión.org, por nombrar a algunas. Y que estamos ilusionadas y entusiasmadas y acojonadas, hay que reconocerlo. Pero la tranquilidad que da la manada nos envalentona, y aquí estamos. Esperemos disfrutarlo y generar disfrute, solo nos queda desear: ¡larga vida a el topo! NB: Hablamos en femenino porque todas somos personas independientemente de lo que nos penda entre las piernas.

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