nº54 | construyendo posibles

DEFENDIENDO EL BARRIO DESDE LA ALIMENTACIÓN

Hacia una confederación de cocinas comunitarias

En este artículo vamos a hablar de Basajaun, un proyecto de barrio centrado en atender la necesidad básica de alimentación mediante un servicio comunitario de cocinado de alimentos. En este sentido, Basajaun quiere ser un sujeto impulsor de comunidades organizadas dentro de un entorno de soberanía alimentaria, decrecimiento y comunitarismo.

El capitalismo utiliza las necesidades de las personas para reproducir relaciones de desigualdad y pobreza con un solo objetivo: crear beneficios. Esto, principalmente, se basa en la lógica del propio sistema, que pone en el centro al capital y no a quienes lo sustentan: las personas. Una de esas necesidades cooptadas por el método lucrativo/mercantilista de este sistema ha sido la alimentación, y es en este contexto en el que aparece Basajaun.

BASAJAUN. EL PROYECTO CONFEDERADO

Basajaun es un proyecto ubicado en Euskal Herria (concretamente, en Donostia) que nace como respuesta a la lógica alimentaria que el sistema capitalista impone a la ciudadanía que habita los barrios y las urbes. Un enfoque basado en la sobreproducción del alimento y la sobrexplotación de los recursos naturales en zonas de agricultura y ganadería intensiva. Este modelo de consumo empobrece a la población productora y consumidora, aglutina cada vez más capital en manos de los que tienen los medios de producción y fomenta el expolio de nuestros recursos naturales.

Todo este proceso, en muchas ocasiones, nos obliga a consumir productos de ética dudosa para mantener nuestra economía familiar a flote. Productos que, desgraciadamente, siguen alimentando esa estructura que nos lleva a una situación de pobreza alimentaria.

Por todo ello, entendiendo el espacio y el suelo inmobiliario como uno de los mayores medios de producción actuales, Basajaun quiere transformar estas lógicas y utilizar los espacios liberados y comunitarios (como una sociedad gastronómica o un local de gestión vecinal) para promover un proyecto enfocado en la soberanía alimentaria y el consumo local. De este modo, se fortalece el tejido económico/social del barrio y se responde a una necesidad urgente como es la precariedad alimentaria que sufrimos en los barrios de nuestras ciudades.

Sin embargo, este proyecto no tiene por objetivo expandirse o hacerse más grande como entidad, sino que nos orientamos hacia la consecución de una confederación de cocinas comunitarias. La forma de materializar esta confederación sería crear una entidad deslocalizada: Basajaun. Esta impulsará proyectos de cocinas comunitarias en barrios o territorios donde exista una masa social con interés y movilizada.

En este sentido, Basajaun podrá ofrecer una serie de herramientas y recursos desarrollados por la propia entidad para garantizar la viabilidad y continuidad de esa cocina. Es decir, ofrecerá herramientas jurídicas, económicas, formativas y técnicas que puede utilizar cualquier comunidad para poner en marcha una cocina comunitaria. Sin embargo, una vez el proyecto esté estabilizado, el objetivo es que la entidad pase a un segundo plano de coordinación y administración, que devenga en un soporte y/o apoyo a estas cocinas comunitarias.

Llegados a este punto se ofrecerá la posibilidad de que el proyecto del barrio pase a tener personalidad jurídica propia y se sume al proyecto confederado.

FINES SOCIALES

Este proyecto, en sus estatutos sociales, ha redactado unos fines sociales que deben ser compartidos por todas las entidades y comunidades que quieran colaborar o unirse a la confederación. Cabe decir que las herramientas y recursos para llegar a estos fines pueden ser variados y, en nuestra opinión, enriquecería a la red confederativa de soberanía alimentaria que deseamos construir.

Como hemos comentado al principio, Basajaun nace para dar una respuesta a las lógicas capitalistas de consumo y sobreproducción que nos alejan de la vida en comunidad y de una responsabilidad alimentaria, tanto de lo que comemos como de su origen. Al fin y al cabo, la alimentación que tenemos hoy en día solo es otra manifestación de las pautas de un sistema que, en vez de poner la vida en el centro, solo se preocupa de crear beneficio y de explotar el entorno para garantizar la subsistencia de sí mismo, como si de un organismo vivo se tratase.

Por todo ello, es necesario trabajar los fines sociales del proyecto dentro de un marco social común que revierta estas lógicas.

Los fines sociales de Basajaun son los siguientes:

• Fomentar la soberanía alimentaria realizando un cocinado que garantice el acceso permanente a alimentos sanos, culturalmente apropiados y producidos localmente por la población campesina, así como la implementación de procesos de comercialización equitativos y solidarios.

• Sostener y alimentar con productos de proximidad y mínimo impacto medioambiental la cultura vasca y su identidad, las economías locales y el bienestar humano en base a una alianza de beneficio mutuo con la naturaleza.

• Atender las necesidades de alimentación de colectivos o grupos que, por diferentes razones, no tengan garantizada diariamente una alimentación sana y de calidad.

En todo caso, la asociación buscará estos fines garantizando la igualdad y la no discriminación por raza, religión, sexo, género, orientación sexual, etnia o procedencia. Es interesante remarcar que el sentido de crear un proyecto con base en la soberanía alimentaria está íntimamente relacionado con el proyecto confederado. Con una estructura mutualista de entidades que trabajen en un entorno de soberanías, estas podrán abastecerse de algunos alimentos que no puedan ser cultivados en su comunidad, pero sí en otras zonas donde existan entidades semejantes de la confederación.

FUNCIONAMIENTO DE LA COCINA COMUNITARIA DE GROS

Una vez comentado el proyecto de Basajaun y su enfoque hacia una confederación de cocinas comunitarias, vamos a exponer el funcionamiento de estas mediante un caso particular. En el barrio de Gros, en Donostia, hemos creado lazos de unión y colaboración con la Sociedad Gastronómica Marruma, que ha simpatizado radicalmente con el proyecto y tiene ganas de poner en marcha una iniciativa como esta.

Se trata de organizar un cocinado colectivo de producto local y se propone como un servicio destinado a cualquier vecinx que quiera sumarse a la plataforma. El proceso es el siguiente: el alimento se adquiere de los comercios y productores locales, se transforma en platos acabados utilizando una cocina comunitaria, se deposita en envases reutilizables y lxs vecinxs de la comunidad donde se aplica el proyecto acuden a buscarlo para llevarlo a sus hogares. Debido a que el objetivo de esta cocina comunitaria es atender las necesidades alimentarias del día a día y no al consumo de inmediata necesidad o al consumo por ocio, el compromiso que adquieren las personas socias es recoger la comida durante cuatro semanas (siempre se pueden hacer excepciones en los casos que lo requieran) adaptándose a una estructura de pedidos por cuotas y no por consumo de platos.

De esta manera, los menús se piden de manera semanal, facilitando la organización del trabajo en cocina y de los pedidos a lxs proveedorxs, pues al trabajar con productores y tiendas de barrio, la inmediatez se hace difícil. Una vez que desde cocina se tienen los menús de las personas socias, se inicia el proceso de pedidos a lxs productorxs y, posteriormente, el cocinado y envasado de alimentos en envases reutilizables que se guardan en frío hasta el momento de la recogida.

La recogida de alimentos se realiza en una franja horaria pactada conjuntamente con las personas socias, siempre ofreciendo alternativas para las que no tienen compatibilidad horaria. En el momento de la recogida, se devuelven los envases utilizados la semana anterior, y se llevan los nuevos con su pedido semanal.

DESMERCANTILIZACIÓN DEL COCINADO

Siguiendo el marco comunitario, todos los recursos que la cocina consume, ya sean ingredientes, horas de trabajo, materiales o incluso el propio espacio, son extraídos de la comunidad para ser utilizados con los fines que marcamos en nuestra filosofía. Por lo tanto, nos parece lógico que el beneficio que genere esta actividad sea devuelto a la comunidad.

Esta forma de hacer convierte a la propia comunidad en propietaria del proyecto, decidiendo en qué términos se actúa con el beneficio generado. De igual manera, se destina una pequeña parte a generar herramientas y estructuras que permitan crear cocinas comunitarias en otros barrios y pueblos. A continuación, mencionamos los puntos por lo que consideramos que se desmercantiliza el alimento en este proyecto:

• El beneficio es de todxs. Al destinar el beneficio a iniciativas comunitarias decididas por la comunidad, evitamos que ese beneficio caiga en manos privadas y/o estructuras que individualizan a lxs integrantes de la comunidad.

• Se cambia el concepto de la planificación del consumo. Al elegir los menús semanalmente, se organiza mejor la cocina. De esta manera el desperdicio alimentario es menor, y no obedece a una punta de trabajo que dependa de la elección inmediata de lxs consumidorxs, la cual genera incertidumbre tanto en compras como en trabajo.

• Se consume local antes que barato. Siempre que la fuerza económica del proyecto lo permita, se consumirá producto lo más cercano posible, entendiendo que de esta manera no se promociona la máxima capitalista de la libre competencia, sino que se obedece a la lógica del mayor retorno económico sobre la propia comunidad y la creación de estructuras de ella y para ella.

Mediante esta forma de hacer creamos una fisura con el escenario neoliberal de consumo, ya que la cocina no se reconoce como ofertante de un servicio, ni las personas consumidoras como clientes. ¿Cómo es esto posible? Principalmente, porque la cuota de lxs socixs no solo cubre los gastos derivados de la elaboración del menú. Con la cuota y el acceso a ser socix, la persona obtiene una cota de poder igual que la de sus semejantes, sostiene el proyecto las temporadas en las que la cocina cierra y mantiene una iniciativa que no es atractiva en el mercado (menús a precios económicos, de proximidad y ecológicos) y que si estuviera dentro de este no sería viable.

En resumen, en Basajaun solo hay personas socias y el menú semanal que pagan lxs usuarixs es un intercambio para mantener un proyecto soberano del que son dueñxs. Nuestra labor es más similar a una iniciativa mutualista que a un servicio mercantil.

Las comunidades siguen ahí, aún no nos lo han quitado todo y es el momento de crear iniciativas en las brechas del sistema. Somos conscientes de que este proyecto no crea una ruptura total con el sistema hegemónico, pero sí quiebra algunas lógicas de consumo, y lo hace gracias a crear estructuras entorno a marcos alternativos. Estructuras comunitarias, de apoyo mutuo y de búsqueda de un bien común compartido y solidario. Con estas cocinas, estamos construyendo posibles.

Si quieres más información o tienes alguna consulta, ¡escríbenos! info.basajaun@gmail.com

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