El pasado mes de septiembre se celebró el juicio contra las activistas que pusieron sus cuerpos para impedir que se llevara a cabo el desalojo del Centro Social Autogestionado Casas Viejas por una orden judicial. Los hechos sucedían el 29 de noviembre de 2007, cuando seis personas anclaban sus brazos al edificio que albergaba el centro social. El resultado fueron 36 horas de resistencia y una oleada de solidaridad en todo el Estado se levantó en favor de estas activistas y en contra de la orden judicial que amparaba el interés de los especuladores.
El inmueble se derribó unas horas después de que acabara el famoso desalojo y hasta el día de hoy sigue siendo un solar vacío sin ningún fin social.
Siete años han estado encausadas estas personas esperando conocer la pena con la que el Poder castigaría su osadía y su falta de miedo. Al final, poca cosa, cuatro causas se quedaron en faltas y dos en nueve meses de prisión suspendida.
Este castigo no consiguió su objetivo, y cada vez más son las personas que ponen sus cuerpos para defender que la propiedad privada no puede ser infinita y que la vida digna de todos y todas es el límite.
Nota: si quieres más información sobre el CSOA Casas Viejas aquí tienes el documental «Londres no es Sevilla» de lxs compas de Intermedia.