nº48 | sostenibili-qué

Camino a la Expo 2027

EL NEGOCIO DE LA SOSTENIBILIDAD DISFRAZADO DE LAVADO VERDE, BAJO EL LEMA «LA ERA URBANA: HACIA LA CIUDAD SOSTENIBLE»

El único hito sostenible en Málaga desde los tiempos preconstitucionales es sin duda nuestro alcalde, don Francisco Manuel de la Torre Prados.

Un auténtico tentetieso de la política al sostenerse en la vida pública desde que acabó su larga formación académica, a los veinticinco años de edad, a saber: presidente de la Diputación de Málaga a los veintiocho años; consejero de Economía y Turismo en la Junta preautonómica; diputado en las Cortes Generales; senador en las mismas Cortes; concejal responsable del Área de Movilidad del Ayuntamiento y, por fin, alcalde para culminar sus días de servidor público, (1976-…).

Pues bien, este señor, a sus 78 años de edad, pretende retirarse bajo la impronta de haber hecho a Málaga una ciudad sostenible y así ser recordado para los restos, como si del mejor alcalde del reino se tratara.

Sería muy loable esta intención si durante sus 25 años en el Ayuntamiento se hubiese atisbado algún viso de sostenibilidad en sus prácticas de gobierno; fomentar el uso y abuso del vehículo a motor privado, sustituir árboles autóctonos por palmeras o por nada, enajenar espacios públicos para inversiones especulativas de privados relacionadas con el ladrillo, etc.

En materia de movilidad, la OCU calificó a Málaga como la ciudad con las peores infraestructuras para moverse en bicicleta. No contentos con ello y careciendo de dichas infraestructuras, en una ciudad donde existen auténticas autovías urbanas que la fracturan, se sacan de la manga una ordenanza de movilidad con el supuesto propósito de regular el tránsito de patinetes y bicicletas, y obligan a estas a circular entre el trafico rodado a velocidades muy por encima de lo permitido. Este hecho provocó las protestas de ocho mil personas en febrero de este año, en lo que se recuerda como la protesta más numerosa en Málaga contra el equipo del gobierno municipal.

Desde la asociación llevamos reivindicando una red de carriles bici la friolera de 20 años y hemos contado con toda clase de ayudas y asesoramientos técnicos desde el ámbito universitario o institucional, pero todo han sido trabas para no fomentar la movilidad activa.

Buena muestra de ello es nombrar a un empresario de autoescuelas responsable del área de movilidad para que nada se mueva y estorbe al coche.

Es práctica habitual que los aparcamientos públicos, dependientes de esta área para más coña marinera, participados al 51% por capital privado, hagan ofertas para que la gente acuda en coche al centro. Las campañas de promoción del transporte público brillan por su ausencia a pesar que el grado de ocupación de la EMT es del 15%. Esta es una de las razones por las que el vehículo privado ocupa más del 50% de la movilidad, siendo la bicicleta un pírrico 1,5% de la misma. El resto se lo reparte el peatón, un 29% y un 4,5% el Metro.

Este consistorio se ha permitido cambiar el PGOU para construir rascacielos en diversas parte de la ciudad, incluyendo los antiguos terrenos de la petrolera CS, actual REPSOL, que al ser recuperados para la ciudad iban a ser destinados para un gran pulmón verde: el bosque urbano de Málaga, tal y como pidió el vecindario al conseguir el desmantelamiento de los depósitos de crudo en 1991.

Paradójicamente, este ayuntamiento se ha dedicado a fomentar el monocultivo del turismo como única apuesta económica de la ciudad, nos quieren a todos camareros.

La gentrificación, el descontrol de los alquileres turísticos, la promoción de los cruceros o la cesión del centro histérico (y sí, así lo definen los pocos vecinos que quedan) al turismo de borrachera hacen de Málaga, con una tasa de paro juvenil del 47%, la ciudad más insostenible del planeta.

Pero claro, ¡ellos tienen la solución mágica!: una Expo que va a atraer 800 millones de euros, más de 4 millones de visitantes y tropecientas mil empresas tecnológicas que harán de Málaga la Silicon Valley de Europa. Para ello se han ido a la Junta para que su presidente y su vice les den el aval que ellos creen suficiente para certificar su nuevo negocio.

Hete ahí, nuestro querido alcalde se ha dado de bruces con la realidad: resulta que su proyecto carece de la necesaria consulta ciudadana a la que él está tan poco acostumbrado.¿Acaso sabrá la gente lo que es mejor para ella? Quienes entendemos de negocios, quiero decir, de sostenibilidad, somos nosotros, los gestores del desarrollismo, digo, ¡del verdadero progreso! (Se le escuchó decir desde su despacho en la Casona del Parque).

Mas nuestro hábil alcalde ya encontró la solución: culpar al Gobierno central si no apoya su candidatura; y si así lo hiciere y no resultase elegida, pues también, por no haber puesto todo el ímpetu que está poniendo él. Por cierto, detrás de los terrenos públicos que albergarían la Expo 2027 habrá una recalificación en el futuro.               

¡El gran negocio de la sostenibilidad disfrazado de «lavado verde»!

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