Encontrarse con Marisa Mediavilla, bibliotecaria y documentalista, es llenarse de vida y luchas feministas, es conocer a una referente tenaz que lleva décadas abriéndonos caminos y documentándolos.
Marisa, cuéntanos un poco sobre la Biblioteca de Mujeres.
La Biblioteca de Mujeres (en adelante BdM) es una biblioteca especializada, creada en 1980, con la finalidad de reunir, organizar, conservar y difundir el mayor número de documentos sobre mujeres, especialmente los referentes a la historia de las mujeres en España. A este proyecto pronto se incorporó Lola Robles Moreno, feminista, filóloga y escritora hasta 2002. Más tarde se incorporó Michelle Renyé, cuya web mujerpalabra es la ventana por donde asoma la BdM en internet, y Ricarda Folla, compañera bibliotecaria. En ella han participado muchas mujeres, sin cuya colaboración no hubiese llegado a ser lo que es. Todo el trabajo ha sido y es no remunerado.
Destácanos algo de su colección.
Consta de entre veinticinco y treinta mil volúmenes, algunos imposibles de conseguir hoy día. Del siglo XVIII hay tres volúmenes de Madame Le Prince de Beaumont, la cual escribía sobre educación o instrucciones para las señoras jóvenes en la edad de entrar ya en la sociedad y poderse casar. Del siglo XIX hay libros de autoras feministas como los de Rosario de Acuña y Villanueva (Madrid, 1851-Gijón, 1923), Concepción Gimeno de Flaquer (Teruel, 1850-1919) o de la poeta Josefa Massanés (Massanés Dalmau) (Tarragona, 1811-Barcelona, 1887). Del primer tercio siglo XX hay estudios sobre sexualidad, medios para evitar el embarazo, prostitución, legislación sobre el trabajo de las mujeres, sobre el divorcio, la reforma eugenésica del aborto (Barcelona, marzo de 1937)… Temas que hemos tenido que esperar casi cincuenta años para volver a hablar de ellos. Del segundo tercio del siglo XX: obras de la Sección Femenina y otros libros sobre la «extraordinaria misión» de la mujer, cuyos autores son casi todos curas, religiosos y médicos. El pudor, la castidad, la virginidad, la maternidad y la sumisión son sus protagonistas. Tardé en recopilar y conservar este tipo de libros hasta que me di cuenta de lo importantes y necesarios que eran para estudiar y entender la historia de las mujeres en España durante el franquismo, de 1939 a 1977. De las obras de autores están tanto las de los defensores como La defensa de las mujeres, de Benito Jerónimo Feijoo así como las de los detractores como La inferioridad mental de la mujer, de Moebius.
En detalle, ¿qué es todo lo que integra y se recoge para la biblioteca?
Hay estudios y ensayos feministas, antifeministas y misóginos, biografías, obras de creación artística… También encontramos obras de creación literaria de autoras y alguna de autores destacados por su defensa o por su misoginia, literatura gris (como jornadas, encuentros…), revistas antiguas y modernas, fanzines y colecciones especiales (con carteles, folletos, cromos, marcapáginas, sellos, pegatinas, tarjetas, tebeos, chapas…).
¿Cuál es el modo de consulta de la colección?
La BdM es una biblioteca pública especializada de conservación, es decir, sus fondos solo se consultan en la biblioteca. De conservación, porque las existentes no han conservado los documentos de las mujeres, como lo demuestran sus catálogos. No olvidemos que quien tiene el poder es quien decide lo que hay que conservar y lo que hay que olvidar, ocultar y eliminar. No es por desidia y olvido que hayan desaparecido y desaparezcan las obras de mujeres, sino que es un objetivo muy pensado.
¿Con qué sedes ha contado hasta ahora la biblioteca?
Hasta ahora ha tenido cuatro «habitaciones», pero ninguna propia. Primero, en la calle Barquillo 44, donde se creó (1985-1997). Más tarde, en la calle Villaamil 12, sede del Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid (1997-2007), con quien firmó un convenio por diez años, pero en 2005 el consejo se trasladó a otro lugar y la CAM nos dijo que desalojásemos el espacio. En 2006, la BdM tuvo que donarse al Instituto de la Mujer para evitar su desaparición. Más tarde, nos trasladaron al depósito del Instituto de la Mujer (2007-2011) y desde 2012 estamos en el Museo del Traje.
¿Qué razones te llevaron a luchar por construir esta biblioteca?
Para dar voz a todas aquellas mujeres que fueron silenciadas, para conservar documentos que otras bibliotecas no consideraron ni consideran necesario guardar, como los generados por el movimiento feminista, para no olvidar lo que es el patriarcado. Hay que conocer el origen y el porqué de tanta misoginia y discriminación. Para escribir nuestra propia historia. La historia de las mujeres apenas ha empezado a contarse desde el punto de vista de sus protagonistas, por lo que hay que guardar y difundir todos y cada uno de los documentos que contribuyan a ella. Y para no partir de cero continuamente, necesitamos una genealogía, pero si no existen BdMs que conserven sus documentos, ¿cómo podemos tenerla?
¿Qué dirías que es hoy en día la Biblioteca de Mujeres?
La Biblioteca de Mujeres es, en sí misma, un testimonio de la lucha de las mujeres, pues se creó en el momento de reivindicación del Movimiento Feminista en España. Y también porque es el resultado de la colaboración de otras muchas que han pasado por ella durante estos veinticinco años, y de miles de horas de trabajo no remunerado. No olvidemos que las Bibliotecas de Mujeres y Centros de Documentación son un patrimonio cultural del que hasta ahora hemos carecido las mujeres. Nuestra memoria también es memoria histórica. Y su finalidad es testimoniar nuestras vidas, creando genealogías.
Que exista la BdM es importante para la sociedad civil en su conjunto, pero ¿para qué tipo de perfiles (o agentes sociales, entidades, colectivos…) crees que ha sido especialmente enriquecedor?
El reconocimiento de la importancia de esta BdM está avalada por los agradecimientos de las/os investigadoras/es en sus publicaciones y por la solicitud de alguna de sus publicaciones para exposiciones, como las realizadas en la Biblioteca Nacional («El Voto de las Mujeres, 1877-1978» y «Biblioteca en Guerra»), en Salamanca («Los Tebeos de Posguerra»), el MUSAC («Genealogías Feministas en el Arte Español: 1960-2010») o en la Universitat de València («Memoria y Urgencia de un Compromiso»).
¿Cuál es la situación actual de la BdM? ¿Por qué las mujeres en España, en pleno siglo XXI, aceptamos no tener patrimonio cultural ni memoria histórica?
Exigir un espacio propio para la BdM, con bibliotecarias feministas y recursos económicos no es un favor que solicitamos a quien tiene el poder sino que es justicia social; las mujeres contribuimos igual que los varones al mantenimiento del Estado, por lo que el reparto de bienes tiene que ser equitativo, cosa inexistente hasta ahora. Hay muchos campos de fútbol, plazas de toros, polideportivos…, de uso mayoritario masculino, pero ninguna biblioteca especializada sobre nosotras. La situación actual es la misma que en 2006 cuando tuvo que donarse al Instituto de la Mujer: SIN ESPACIO PROPIO.
Marisa termina leyéndonos un texto de Adrienne Rich en «Sobre mentiras secretos y silencio», que resume todo lo anteriormente expresado:
«Toda la historia de la lucha por la autodeterminación de las mujeres ha sido ocultada una y otra vez. Uno de los obstáculos culturales más serios que encuentra cualquier escritora feminista consiste en que, frente a cada trabajo feminista, existe la tendencia a percibirlo como si saliera de la nada, como si cada una de nosotras no hubiera vivido, pensado y trabajado con un pasado histórico y un presente contextual. Esta es una de las formas por medio de las cuales se ha hecho aparecer el trabajo y el pensamiento de las mujeres como esporádico, errante, huérfano de cualquier tradición propia.»

