nº32 | a pie de tajo

Automoción y luchas desde abajo en la Sevilla del siglo XXI

Mucha gente que vive en Sevilla no sabe que en su ciudad hay una fábrica de la multinacional Renault en la que trabajan unas 1300 personas (unas 300 eventuales) que producen cajas de cambio. Como en muchos otros centros de trabajo, la plantilla de esta fábrica se ha autoorganizado en sindicatos frente a la explotación del empresariado. A finales de 2018, se convocaron huelgas a petición de la plantilla en asamblea. La primera de estas huelgas fue de 4 y 8 horas con concentración en la puerta de la factoría, y la segunda de 8 horas con manifestación por el barrio de San Jerónimo, junto a la fábrica. Desde la sección sindical de CGT en Renault-Sevilla nos comentan que los motivos que les llevaron a la huelga fueron el «incumplimiento en materia de salud laboral: techos de amianto sin intención de quitarlos; las temperaturas de las naves donde trabajamos están fuera de toda normativa, nos asamos en verano y nos pelamos en invierno; los suelos llenos de aceite que son auténticas pistas de patinaje; ritmos de trabajo insoportables… ¡Hay compañeros que trabajan corriendo!». Además, sufren «humillaciones por parte de los mandos». Por si esto fuera poco, había desacuerdo entre la plantilla y la empresa en «la organización de descansos en turnos, sobre todo en los de la noche que no facilitaban la conciliación familiar».

Desde CGT se critica a las burocracias de CCOO y UGT por no ofrecer suficiente información desde la presidencia y secretaría del comité de empresa, y por «ponerse al lado de la empresa haciéndole el trabajo, malogrando el camino de la unidad, partiendo las jornadas de huelga». Las movilizaciones han conseguido algunos avances pero «por parte de CGT las movilizaciones hubieran seguido hasta conseguir totalmente las reivindicaciones; aunque visto el seguimiento desigual de la misma plantilla que pidió las movilizaciones, no queremos sacrificar a los que sí las secundan». Y es que «la unidad de la plantilla se mantuvo hasta que los burócratas de UGT y CCOO pidieron a sus afiliados desmovilizarse argumentando que no era el momento de llevar a cabo las huelgas que sus propios afiliados pedían». 

Estas huelgas parciales recibieron «apoyo de otros centros de trabajo, como los de Renault en Valladolid y Palencia, EADS CASA en Sevilla, diferentes centros de telemarketing, otros sindicatos de clase y asociaciones vecinales». Desde la sección sindical de CGT se intentan superar a las burocracias sindicales con la autoorganización desde debajo de forma asamblearia y combativa. Además, promueven que se amplíe la solidaridad desde otros centros de trabajo, los barrios y los movimientos sociales de Sevilla.

Son muchos los retos a los que se enfrenta el sector de la automoción en un siglo XXI en el que el cambio climático se agrava cada día. Desde la sección sindical de la CGT ven venir una gran reconversión del sector hacia coches eléctricos y temen la pérdida de puestos de trabajo por «la automatización masiva de las fábricas». «Nos tememos que haya despidos masivos y que algunos sindicatos hagan su agosto con los ERE». Este contexto cambiante genera incertidumbre en las plantillas: «hace años el gasoil era supercontaminante; a renglón seguido se subvencionó para que se vendiera, y actualmente se decantan por el coche eléctrico que podría derivar en la destrucción de miles de puestos de trabajo». En un contexto capitalista donde priman los beneficios de unos pocos por encima de la calidad de vida de la mayoría y el medio ambiente, los avances tecnológicos no son neutros, «estas son las virtudes de las nuevas tecnologías, nada que ver con el medio ambiente, se trata de dinero puro y duro». Un futuro lleno de contradicciones y de oportunidades que desde la CGT en Renault-Sevilla enfrentan organizando desde abajo para el mantenimiento de sus empleos y la mejora de sus condiciones laborales.

Tenemos por delante grandes retos a la hora de acabar con la alienación laboral, repartir riquezas, conservar nuestro entorno y gestionar democráticamente nuestra sociedad, incluyendo el uso de los recursos naturales y la organización de nuestras ciudades y el transporte. Establecer puentes entre las luchas laborales en sectores claves de la economía y los movimientos ecologista, vecinal y otros movimientos sociales es fundamental para avanzar en estos retos.

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