nº45 | construyendo posibles

APUESTAS POR LA VIDA

Los y las zapatistas nos invitan a caminar junto con ellas y ellos, a construirnos otras posibilidades, desde otros imaginarios, a construirnos nuestro propio mundo.

Tararear «Marichuy, color de la tierra, anticapitalista de corazón», es inevitable cuando viene a nuestra mente y corazón ese tiempo. La cumbia de Marichuy, de Los Rebeldes del Sur estuvo también, de manera permanente, acompañándonos en esa nueva apuesta de los pueblos zapatistas y los pueblos del Congreso Nacional Indígena (CNI).

El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y la Asamblea del V Congreso Nacional Indígena anunciaban que, por decisión unánime, María de Jesús Patricio Martínez (Marichuy), mujer indígena nahua, vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) contendería en el proceso electoral para obtener la candidatura a la presidencia de México en el 2018.

Recordamos, algunas de las que pudimos escuchar la plenaria del V Congreso del CNI, cómo ante la guerra de exterminio contra los pueblos en resistencia y el incremento al despojo de sus territorios, al estar entre «la espada y la pared», la Asamblea tomaba la decisión de ir «a la ofensiva». 
Recordamos lo difícil de esta decisión. A todas nos estremeció, fue una propuesta muy discutida y polémica. Fueron muy criticados los pueblos del CNI y los zapatistas, sobre todo en los medios de pago, se tergiversó la información. Muchos se distanciaron.

Sin embargo, también fueron un montón de personas que vieron en esta idea, una luz. Luego, luego se pusieron a hacer análisis y a sacar su lista grande de muchas preguntas, desvelaban la dignidad con la que se proponía, no ir por el poder, sino irse conformando como Concejo Indígena de Gobierno, tejerse como CNI con otros pueblos que aún no estaban organizados e impulsar la conformación de redes de apoyo. Se proponía conseguir una coordinación muy amplia y organizada. Nosotras, aún sin entenderla del todo, decidimos escuchar y participar.

Para nosotras, esta iniciativa fue muy importante. La convocatoria a conformarnos en Redes de Apoyo al CIG para buscar que Marichuy apareciera en la boleta electoral, fue muy compleja. Nos enfrentamos a muchas dificultades, imposiciones, carencias, torpezas. Vivimos una experiencia organizativa a nivel nacional y, tenemos que decir, organizarse no es nada fácil, genera conflictos y duele, cuesta mucho trabajo.

Quienes atendimos al llamado, desde distintas geografías, desde distintos modos, como redes de apoyo, fuimos aclarándonos que ese esfuerzo organizativo nacional no tenía como destino ganar las elecciones. La lucecita iluminaba lo importante: tejernos.

Participamos muchas, muchos, desde colectivos, organizaciones, como individuos; tanto del campo como de la ciudad. Conocimos otros territorios, aprendimos de otras maneras de hacer las cosas, conocimos diferentes luchas, muchas que no se sienten representadas ni por las instituciones ni por los partidos políticos, pues en México se encuentran en una profunda crisis de credibilidad. Nos encontramos con quienes podemos caminar.

Nos tocó ponernos en mucho movimiento. Hicimos brigadas, «casitas Marichuy» como puntos de información, mesas de trabajo, asambleas, reuniones, actividades varias, canciones, festejos, recorridos, tenemos muchas anécdotas de esas actividades. Aprendimos a disfrutar de los esfuerzos colectivos, a convivir y a alegrarnos con los trabajos. Fue muy grato poder asistir a los eventos organizados en los cinco primeros caracoles zapatistas. No nos cupo duda de lo mucho que hay que aprender de las y los compañeros zapatistas.

En el transcurso de las actividades de recabación de firmas, encuentros y reuniones, que fueron muy constantes, fuimos confirmando que el esfuerzo que se iba realizando ayudaba a agruparnos desde abajo y a la izquierda. Desde ahí se generó un trabajo importante que, ahora vemos, no solo fue a corto plazo, pues algunas y algunos, todavía resistimos de manera organizada, no sin dificultades, en nuestros espacios.

Pero las y los zapatistas no paran en su construir, no cesaron sus invitaciones a no rendirnos y a no olvidar que «la Hidra capitalista» no descansa. Principalmente vimos mucho avance en las compañeras zapatistas: organizar dos encuentros internacionales de mujeres fue una tarea titánica y maravillosa, resultado de mucha organización, de muchos recursos y muchos esfuerzos de ellas para con nosotras. Estos encuentros han sido muy importantes para nosotras mujeres, pues en ellos escuchamos las realidades de muchas otras, iguales y diferentes a nosotras, entendimos que tenemos que hacer mucho todavía, pero juntas, para mantenernos con vida. «La lucha es por la vida», nos dijeron; «El acuerdo es vivir», resumió el modo y la urgencia para organizarnos, movilizarnos, aun y con el miedo, encontrar un modo común para que ya no seamos asesinadas, violadas, agredidas, cada quien a su tiempo y en su lugar. La lucecita que en esos encuentros de mujeres se encendieron con ellas, las mujeres zapatistas, nos dio la esperanza de que sí es posible, y que tenemos que seguir contagiándonos las ganas de luchar por todas las que somos, las que estuvieron y las que estarán, principalmente, para que puedan vivir y que un día haya mujeres viviendo sin miedo.

En este año 2021, dentro de un contexto global muy complicado, en el que las formas de comunicarnos y las posibilidades de acción común están muy restringidas, el EZLN lanza una nueva iniciativa a recorrer los cinco continentes; expandir, a través de su recorrido por el mundo, lazos que puedan dar luz a lo que sigue. Intercambiar conocimientos entre los pueblos que en el mundo luchan para seguir existiendo, seguramente traerá claridad sobre el camino, ese que vayan a trazarse, en esta necia apuesta por la vida, todas y todos aquellos que hoy declaran su lucha por vivir.

Pensamos que esa «Declaración por la vida» es una nueva apuesta a romper nuestros paradigmas, a construir puentes donde ni siquiera los imaginamos, a organizarnos a niveles más amplios de los que podemos ver e imaginar, a encontrarnos con quienes no sabemos siquiera que existen. El contexto global que estamos viviendo, necesita que nos hagamos preguntas más amplias, que las redes se hagan más fuertes y más extensas y que la lucecita de las compañeras zapatistas se extienda a todos los rincones y corazones del mundo.

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