Las leyes y normativas conforman un espectro que resulta, en muchas ocasiones, difícil al entendimiento. Se basan en ideas poco lógicas, innecesarias o desfasadas. No miran al presente, no concuerdan con la realidad. No sirven. ¿Y si nos juntamos y le pedimos a instituciones y organismos públicos de poder que estén a nuestro servicio? Varios colectivos andaluces de mujeres migrantes han dado el primer paso.
Entrevistadas: Zareli Gamarra y Daniela, coordinadora y técnica de Mujeres de la Otra Orilla · Nora Graciela Casalanga, presidenta de Mujeres de la Otra Orilla · Mery Martínez, presidenta de Huelva para Todas y Todos · Sandra Reyes, presidenta de Amazonas Intercultural
La asociación para la convivencia intercultural Amazonas y las asociaciones Mujeres de la Otra Orilla y Huelva para Todos y Todas han acompañado un proceso de trabajo con mujeres migrantes residentes en Huelva, Cádiz y Sevilla. El objetivo del proyecto, llamado Mujeres migrantes construyendo territorios libres de todo tipo de violencias (ver QR), ha sido el diseño de propuestas políticas de actuación para presentar a las instituciones y organismos públicos, con la finalidad de sensibilizar estos espacios sobre las violencias de género específicas que sufren las mujeres migrantes.
¿De dónde ha surgido esta iniciativa? ¿Por qué?
Este proyecto parte del recorrido de las tres asociaciones de mujeres migrantes de Andalucía ya mencionadas en el movimiento social Regularizaciónya. También forma parte la Asociación Territoria junto con Mujeres de la Otra Orilla, ambas iniciativas sociales que surgen de realizar trabajos de investigación y participación en proyectos enfocados a abordar las temáticas relacionadas con la violencia de género que sufren las mujeres migrantes y el derecho a la ciudad en Andalucía. Todas nos fuimos dando cuenta de que había varias asociaciones de mujeres migradas y racializadas en Andalucía y decidimos empezar a desarrollar acciones conjuntas, a irnos conociendo, y de ese ir y venir fue que surgió esta propuesta a partir de la subvención del Instituto Andaluz de la Mujer, y dijimos: ¡venga!, nos metemos a hacer algo juntas. Y ahí surgió el interés común de abordar de manera directa las problemáticas más sensibles y desdibujar las líneas divisorias en el campo de la aplicación de los proyectos que se da entre la gestión de estos y sus beneficiarias, entre investigadora/objeto; entrevistadora/entrevistada; academia/militancia; creando por tanto un equipo inclusivo de trabajo donde las beneficiarias fuésemos mujeres migrantes, sujetos políticos que recaban datos, analizan, reflexionan, comparten, exponen sus propias experiencias, las focalizan desde posiciones críticas. Cada persona aporta su cuerpo, su territorialidad, sus saberes y las capacidades con las que cuenta.
El equipo técnico había tenido experiencias previas en el trabajo participativo de derecho a la ciudad desde una perspectiva feminista y nos pareció importante que dentro de la prevención de la violencia se trabajase el espacio, es decir, cómo todos estos fenómenos sociales producen espacio y cómo el espacio reproduce todos estos fenómenos sociales: todas las desigualdades, las opresiones y las resistencias están construyendo a la vez un espacio determinado. Era importante buscar la visiblizacion de las mujeres migrantes como agentes de cambio en la transformación social; de ahí nació un poco el proyecto, lo fuimos construyendo a multiniveles: el equipo técnico dando forma, mientras, íbamos consultando paralelamente a las asociaciones, y, junto a las asociadas, construyendo en conjunto.
El trabajo colectivo y las redes han hecho posible analizar las experiencias y crear las propuestas
Las redes de migrantes en Andalucía son una herramienta importante y valiosa, porque si no existiera una red entre todas las asociaciones y organizaciones de todas las personas migrantes, no podríamos conocer las necesidades de este colectivo, ver las coincidencias y el grado de vulnerabilidad al que están sometidas todas ellas. Juntas pudimos pensar en cómo enviarle un mensaje a las instituciones para que sean tomadas en cuenta todas estas necesidades y ante las situaciones que vivimos.
Para trabajar el proyecto desde los territorios, utilizamos el concepto y la metodología del cuerpo-territorio, que tiene sus orígenes en América Latina, pero tiene ya expresiones bastante palpables en experiencias ecofeministas aquí en España y en el norte global. Es una herramienta metodológica que parte de la simbiosis: todo lo que le pasa al cuerpo tiene repercusiones en el territorio y viceversa, porque el cuerpo es la escala más pequeña del territorio y de ahí vamos a otras escalas más sociales: la casa, el barrio, la sociedad. Hemos trabajado de forma multiescalar y colectiva en diferentes talleres de autocuidado y reflexión, de forma presencial y también en la red.
Malos tratos en los servicios públicos, desprotección institucional o dificultad de acceso a la ciudad son algunas de las violencias que recoge el documento
La intención y el objetivo principal es visibilizar todas esas voces de quejas y de situaciones que se presentan en los espacios, instituciones, en el trabajo y en distintos entornos donde se mueve la mujer migrante.
Mientras desarrollábamos el proyecto nos hemos ido encontrando con que el marco de la violencia de género, la ley, no contempla estas especificidades que experimentan las mujeres migrantes en cuanto a la violencia, y nos pareció importante hacer una propuesta de actuación política que visibilice estas opresiones pero que también construya propuestas. En este sentido, significa recuperar, mejor dicho, visibilizar la agencia política que tienen las mueres migrantes y, desde una experiencia muy privada de lo que están ellas experimentando durante el proceso migratorio, elevarlo a un documento de propuesta política y que es totalmente interseccional porque no podemos hablar de la violencia si es que no hablamos de este entramado que lo esta produciendo. De estas violencias que se van entrecruzando unas con otras para construir estas opresiones que experimentan y que tienen que ver un poco con la cuestión de género, pero, sobre todo, con la cuestión de raza, clase y sexualidad, que son las categorías de la diferencia que están construyendo privilegios y opresiones dentro de las personas.
Le habéis dado la vuelta a la tortilla: los cambios en las políticas públicas son propuestos por las mujeres que sufren violencias, no por el poder
Considerábamos importante, desde un posicionamiento político feminista, que la transformación social y la justicia se debe hacer desde la ciudadanía. Necesitamos concurrir en espacios de debate, de participación, en los que compartamos los posicionamientos, porque resulta que la migración no es una cuestión homogénea, hay distintas migraciones por distintos motivos con distintas categorías que nos van cruzando. No todas las mujeres migrantes somos iguales, tenemos atravesado el proceso migratorio y eso nos está definiendo nuestro lugar en la sociedad y está construyendo nuestras pertenencias en la sociedad española. Pero queríamos visibilizar todas estas contradicciones que existen desde las propias mujeres migrantes. Desde este abanico heterogéneo de las migraciones que se han evidenciado por las participantes en los diferentes talleres, hemos decidido coger las más representativas, porque sería imposible abarcarlo todo, y de ahí creamos esta propuesta para que sea tomada en cuenta por las instituciones públicas. Sabemos de antemano que es un proceso de transformación que necesita tiempo y también recursos, empezando por el propio tiempo de las mujeres, porque si ya es difícil para nosotras, por el tema de los cuidados, tener tiempo para la participación política, imaginémonos las mujeres migrantes que tienen todos estos condicionantes de opresión institucional. Son ellas quienes nos están cediendo el tiempo para poner en valor estas cuestiones que están haciendo dentro de la sociedad.
Las transformaciones reales, efectivas y desde los feminismos, requieren de otros abordajes en la política; situar las demandas y necesidades desde las vivencias desde lo cotidiano, desde la voz de las sujetas omitidas por el viejo vicio de hacer política y de diseñar políticas sin escucha: el modelo corporativo, patriarcal, blanco y hegemónico. Esta es la forma de hacer política de las mujeres desde abajo que es la alta política, como dicen Silvia Rivera Cusicanqui o Rita Segato, y que ponen en práctica las compañeras, Sandra, Mery, Nora, las presidentas de las tres asociaciones.
¿Cómo han acogido las instituciones el documento?
El documento se ha presentado en los tres territorios. En los tres no tuvimos igual acogida. En algunos fueron cordiales, en otros menos, pero esto no nos para. Muchas instituciones se creen cuestionadas, pero no es la misión ni es el objetivo de este proyecto. El objetivo es poner en evidencia, visibilizar y presentarle a las instituciones este sentir de la mujer migrante. Nos hemos dado cuenta de que varios de los Ayuntamientos no tenían propuestas frente a esto, no sabían ni siquiera que existían nuestras realidades; y otras, como el Ayuntamiento de Sevilla, que adapta cosas de las propuestas que están en el documento para ir desarrollándolas. Así que sí ha sido efectivo el trabajo, sí valió la pena. Tenemos que salir adelante y unidas logramos grandes cosas.
Presentar nuestro trabajo en las instituciones ha sido toda una experiencia, ya que es la primera vez que se formulan propuestas desde las vivencias y los contextos específicos y desde el abordaje interseccional, buscando dialogar con los organismos competentes en el tema de violencia de género, igualdad, tanto del Instituto Andaluz de la Mujer como de los Ayuntamientos. Esto ha supuesto la constatación de tres cuestiones principalmente: la capacidad política y de agencia de las mujeres migrantes, la puesta en cuestión mediante el diálogo a partir del documento de las insuficiencias de los servicios establecidos y la falta de servicios para abordar la problemática. Y, por último, la constatación de que algunos poderes del Estado con los que hemos dialogado están preparados para acoger las propuestas y escuchar. Igualmente, existe una fracción muy fuerte de los poderes que no están preparados para esta escucha.
Una vez presentadas las propuestas, ¿qué os espera?
No podremos, ninguna de las asociaciones que colaboramos en la ejecución de este proyecto participantes de estas instituciones, bajar la guardia. Hay que estar atentas y mantener la conexión con las instituciones que demostraron un poco de interés y que coincidieron con nosotras en esas necesidades, que estuvieron de acuerdo en algunas de ellas y que, en cierta manera, prometieron tener en cuenta algunas de estas peticiones. Estaremos haciéndole seguimiento a estas propuestas que fueron aceptadas, no perder de vista que eso se lleve a la realidad.
Ya estamos invitadas a cerrar un congreso internacional de inclusión social de personas migrantes, vamos a encontrarnos con concejales de los ayuntamientos que tienen que ver con otras áreas que están escritas en el documento, y yo creo que de aquí van a salir cosas muy interesantes. Este es un proyecto pionero, al menos en los territorios en los que hemos trabajado.