nº48 | a pie de tajo

Estibadores eventuales, vivir esperando

El de Algeciras es uno de los puertos más grandes de España y también uno de los que mueve más volumen de mercancía. En plantilla 1 840 trabajadores de la estiba se encargan del transporte, la colocación y sujeción de los contenedores, esos que se apilan en cargueros que surcan el horizonte de la costa andaluza. En 2017, los estibadores colmaron la prensa por las huelgas que se llevaron a cabo cuando el Gobierno exigió la liberalización de la actividad del sector a nivel nacional. En España hay unos 7 000 estibadores y si se unen pueden parar la actividad del país. En 2018 volvimos a oír hablar del sector, ya que se incorporaron por primera vez 60 mujeres estibadoras con la apertura de la última bolsa de empleo en Algeciras. Esas mujeres entraron como eventuales: así accede toda persona que comienza a trabajar en el puerto. Actualmente, en Algeciras, además de la plantilla fija, hay 460 estibadores y estibadoras eventuales que ofrecen su fuerza y maña en el manejo de las toneladas, las máquinas y las barras, cuando hay sobrecarga de trabajo y los fijos no son suficientes. Cuando haga falta ampliar plantilla, se tira de eventuales. Aunque el trabajo que realizan es el mismo, las condiciones son muy diferentes.

Los estibadores fijos están contratados por el Centro Portuario de Empleo (CPE), pueden elegir cuándo trabajan, cuándo doblar y son prioritarios en el nombramiento de turnos. Los eventuales son contratados por una ETT que oferta jornadas de trabajo según demanda del puerto y los da de alta y de baja en cada jornal. Estas jornadas van a depender del volumen de trabajo y de la disponibilidad de la plantilla fija. Así, los eventuales quedan a la espera de los días de mucho trabajo y días que los fijos descartan, acumulándose sus jornadas en festivos y vacaciones, o, como ha ocurrido este invierno, cubriendo los días de cuarentena del personal fijo durante la pandemia. Los eventuales, por su situación inestable y precaria, siempre aceptan el trabajo ya que no saben cuándo van a volver a trabajar. El nombramiento de trabajadores se informan por una aplicación que deben consultar para comprobar si les toca acudir a su puesto. El mayor problema se da en el turno de las 14 h, que en ocasiones se anuncia solo con media hora de antelación, por lo que los que tienen turno de mañana se enteran al final de su jornada si tienen que doblar y las personas que viven lejos del puerto tienen que prepararse sin saber si van a trabajar o no. Algunas acuden por si acaso y si no hay trabajo se vuelven a casa.

Los eventuales nunca tienen garantía de si trabajarán o no y, como ha ocurrido siempre, tienen que conformarse con esta irregularidad laboral que tampoco les permite tener otro empleo. Los que tienen paro van supliendo los días que no son requeridos en el puerto tirando de la prestación. Cuando los fijos doblan turno sobra muy poco trabajo. Se ha conseguido que el 20% de los turnos dobles se deje a los eventuales para garantizarles un mínimo de actividad, ya que se ha dado el caso de personas que en un mes y medio han trabajado solo un día. Mientras, esperan, consultan la aplicación y comprueban que, turno a turno (el de las 8 h, las 14 h, las 20 h y las 2 h), no les han nombrado para acudir. Pero, si hay mucha carga de trabajo, para los eventuales doblar turno es obligatorio. La Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar, el sindicato mayoritario del sector portuario en Algeciras, no considera esto como una aberración a la vida, sino como una característica laboral.

El puerto es una ciudad que no descansa. Cafeterías abiertas 24 h y movimiento de amarradores, portuarios, pescadores, estibadores y diferentes cuerpos de seguridad a todas horas, haciendo que esas luces blancas y amarillas que iluminan la costa de forma espectacular tengan sentido. Existe una relación muy directa entre la población de la comarca del Campo de Gibraltar y el puerto, tanto a nivel visual y ecológico como en lo cotidiano, pues muchas personas y sus familias están ligadas a los trabajos y los horarios dispares de este lugar siempre alerta para recibir cualquier carga, a costa de la precariedad de quien aguanta esta inestabilidad laboral hasta, quizá en algún momento, conseguir un puesto fijo.

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