nº25 | ¿hay gente que piensa?

Reflexiones temporales

¿El tiempo pesa? ¿El tiempo pasa? ¿Tiene el tiempo materia? ¿Tiene entidad? ¿Tiene valor? O ¿da valor? De hecho, si esta pregunta la respondieran las interpretadoras marxianas de la realidad dirán que sí, que absolutamente, que es el tiempo lo que da y genera valor. ¿Pero el tiempo de qué? ¿El tiempo de quién?

Si una mercancía es un bien con el que se comercia, ¿podríamos atribuirle esta identidad al tiempo? ¿De qué? ¿Acaso una mercancía atemporal?

¿Qué tiempo estamos considerando? ¿El tiempo que se vende junto a una olla exprés?, ¿el que se vende con un aspirador? ¿En un concesionario de coches?

¿Y qué tiempo es ese? ¿El que se asocia al tiempo de vida que el obrero consume en la fábrica? ¿El tiempo que ahorras moviéndote en coche de un punto A a un punto B? ¿Y el tiempo que usaste de tu vida trabajando para pagar el automóvil que te llevaba del punto A al punto B, para pagar la gasolina, para generar los impuestos con los que se pagan las infraestructuras?

Cuanto más pienso, más me sorprende que algo tan absoluto como pudiera parecer el tiempo, es en realidad una dimensión relativa: ¡ya lo decía Einstein! Pero mucho me temo que no se refería al mismo tipo de relatividad.

¿Y el tiempo dedicado al soporte de la vida? El tiempo que utilizaron nuestras madres para cuidarnos en la infancia; el tiempo que utiliza la que cuida en cuidar a todo ser susceptible de ser cuidado. ¿No vale? ¿No da valor?

El tiempo, una dimensión-paranoia, una medida inmedible, algo totalmente confuso pero al final tan preciado: ¿será por escaso? Dicen que la economía es la gestión de lo escaso. Quizás lo han hecho escaso para convertirlo en mercancía.

¿Cuánto pagarías por tener más horas al día? ¿Cuánto por tener más días al año?

Tiempo de tu vida, tiempo de otras vidas. Negociamos con el tiempo. Traficamos con el tiempo. ¿Le ganamos tiempo al tiempo comprando? ¿Vendiendo?

Y mientras tanto, mi tiempo se esfuma, no existe, solo figura… Así ando todo el día añorando y negociando; esperando que en algún momento todo pueda ir más lento.

Nos apoya

Nuestro nombre pretende ser un humilde homenaje a Syd Barrett, fundador y líder de Pink Floyd, que posteriormente tuvo que dejar la banda por los problemas mentales derivados del consumo de LSD. Un genio que pasó como un rayo por el mundo de la música. Al igual que él, muchos libros pasan por el mundo siendo rayos fugaces, cuando su interés no debería haber desaparecido nunca.

Desde Editorial Barrett no nos olvidamos de esos libros y queremos que todo el mundo los conozca, que se hable de ellos, que formen parte de nuestras vidas y de nuestras futuras mudanzas.El logo de Barrett hace referencia a Bike una de las canciones más surrealistas de Syd y que define nuestra línea de trabajo. «Tú eres la clase de persona que encaja en mi mundo. Te daré cualquier cosa. Lo que sea, si tú quieres cosas».

Queremos sorprenderte, si lo que tú quieres es que te sorprendan.

Esperamos que como lectores os apasione caminar junto a esta panda de locos.