Vivimos en una crisis en el que el mantra del crecimiento económico se presenta como la solución a todos nuestros problemas, cuando la realidad es que dicho mantra ha sido el que nos ha traído hasta aquí: no solo a esta crisis económica y financiera, sino a todo un conjunto de crisis —energética, ecológica, social, de cuidados, política y cultural— que podríamos llamar «crisis civilizatoria».
¿Qué es eso del decrecimiento?
El dogma del crecimiento económico está tan arraigado en nuestra sociedad y en nuestros dirigentes políticos que nos es más fácil imaginar un desastre climático, una guerra nuclear, un milagro tecnológico o irnos a vivir a otro planeta, que un abandono de esta fe que nos dice que seremos más felices cuanto más dinero tengamos, más cosas poseamos y más objetos acertemos a consumir.
El decrecimiento tiene como eslogan el abandono del objetivo del crecimiento por el crecimiento. Este objetivo no tiene tanto que ver con un desafío a la centralidad política de la mejora del PIB, sino con proponer un marco para la transición hacia modelos de producción y consumo más reducidos y sustentables que permitan establecer una nueva relación de equilibrio en y entre las comunidades humanas y de estas con la naturaleza, en pos de la felicidad.
Tiene que ver con encontrar un camino, una transición, hacia modelos de bienestar que sean justos socialmente y sustentables ecológicamente. Un camino que implica conjuntos de acciones individuales y colectivas que, con base en un cambio de mirada y de valores, hagan que sean las comunidades —más que los mercados, los Estados o las tecnologías— las que decidan la dirección de la evolución de la sociedad. Una transición que aporte sentido a la vida humana, valorando y visibilizando su naturaleza interdependiente y ecodependiente.
Como expone Manfred Max-Neef, «un nuevo sistema económico debe sustentarse en cinco postulados fundamentales y un principio valórico irrenunciable. El postulado número uno: la economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía. Dos: el desarrollo tiene que ver con las personas y la vida, no con objetos. Tres: crecimiento no es lo mismo que desarrollo y el desarrollo no precisa necesariamente del crecimiento. Cuatro: ninguna economía es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas. Y cinco: la economía es un subsistema de un sistema mayor y finito que es la biosfera, por lo tanto, el crecimiento permanente es imposible. Y el principio valórico irrenunciable que debe sustentar una nueva economía es que ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede estar por encima de la reverencia a la vida».
Ecofeminismo, permacultura, buen vivir, decrecimiento y transición son algunas de las respuestas sociales que cuestionan y pretenden revertir esta doctrina del crecimiento, colocando en el centro del discurso la sostenibilidad de la vida, y no de cualquier tipo de vida, sino de una que merezca la alegría de ser vivida. Reevaluar, reconceptualizar, reestructurar, redistribuir, relocalizar, reducir, reutilizar y reciclar son las ocho erres, las ocho claves que propone Serge Latouche para lograr ese cambio de paradigma.
Respuestas y claves de las que pueden derivarse algunas iniciativas más concretas: crear comunidad local y reconectarnos con el territorio, producir y consumir en el ámbito local, cambiar los modos de producción y recuperar los oficios tradicionales, usar los recursos naturales locales y una tecnología apropiada, revalorizar los cuidados, pasar de ser consumidoras a prosumidoras1, reducir el consumo material y energético y recuperar el espacio de la comunidad entre lo público y lo privado.
En el siguiente cuadro, de elaboración propia, expresamos algunos elementos que diferencian, a nuestro parecer, a las organizaciones surgidas bajo el nuevo paradigma decrecentista frente a las predominantes en el contexto capitalista.
Transición en Comunidad
La Red de Decrecimiento Sevilla, Transición en Comunidad (RDS) nació a finales de 2009 en la Casa Grande del Pumarejo, a raíz del impulso que supuso el encuentro del activista catalán Enric Durán con algunas personas vinculadas a los movimientos sociales de la ciudad. En esas fechas, el movimiento por el decrecimiento era muy incipiente en el Estado español y solo en Cataluña había logrado organizarse para empezar a desarrollar algunas acciones visibles como la marcha en bici por el decrecimiento celebrada en 2008 o las acciones realizadas por el Colectivo Crisis, también durante ese año.
Partiendo de la multitud de iniciativas y colectivos que ya desarrollaban prácticas alternativas al modelo capitalista en nuestra ciudad, un primer grupo de personas puso en marcha una red diversa que sirviera como foro de participación, autogestión y apoyo mutuo y cuyos objetivos pueden resumirse en:
– Dar a conocer, estudiar y discutir la crisis sistémica global y sus consecuencias, así como las propuestas teóricas y prácticas alternativas, abordando los debates derivados de las críticas recibidas por el marxismo, el ecologismo, el feminismo, el antimilitarismo y el movimiento libertario.
– Impulsar nuevas iniciativas comunitarias que conecten las iniciativas preexistentes en un nivel que vaya más allá de los colectivos y proyectos particulares, promoviendo comunidades en transición y formando una red de apoyo mutuo más amplia y diversa que promoviera procesos participativos de creación colectiva.
Los hitos
Durante la primera etapa, desde diciembre de 2009 hasta el verano de 2010, la RDS se constituye, acordando un manifiesto de principios, desarrollando un primer mapeo de iniciativas y realizando algunas actividades formativas y divulgativas, además de elegir su nombre y logotipo a través de un proceso participativo.
Desde el otoño de 2010 hasta mayo de 2011, la RDS impulsa un proceso participativo para organizar el I Encuentro Local por el Decrecimiento2 que, finalmente, se celebraría en mayo de 2011, durante diez días, con un amplio programa de actividades en las que participaron más de 300 personas y 60 organizaciones.
Desde otoño de 2011 hasta la primavera de 2012, la RDS impulsa dos procesos participativos de creación colectiva para desarrollar la Red de Moneda Social Puma y la Red Sevilla EcoArteSana, al tiempo que inicia también el programa de radio Vivir mejor con menos en Radiópolis.
En febrero de 2013, organiza las Jornadas sobre Trabajo y Decrecimiento con el objetivo de propiciar un debate social en torno al papel del trabajo en nuestra sociedad y la necesidad de desvincularlo de su mercantilización productivista y consumista, desmontando el mito que relaciona el crecimiento económico con la generación de empleo y explorando alternativas que favorezcan la realización y el reparto de aquellos trabajos que sean social y ambientalmente necesarios, así como propuestas para reducir la jornada laboral.
En noviembre de 2013, organiza el III Encuentro de Iniciativas Decrecentistas y Transicioneras3, en distintos espacios públicos y comunitarios, dando continuidad a los dos encuentros anteriores realizados en Zarzalejo (2011) y Vitoria-Gasteiz (2012). Este encuentro desarrolló un programa de actividades para adultos, niños y niñas durante tres días, posibilitando la participación de más de 300 personas y un buen número de iniciativas, organizaciones y redes decrecentistas y transicioneras de todo el Estado. Sus objetivos fueron los de dar a conocer y conectar experiencias de apoyo mutuo e indagar sobre diferentes estrategias para realizar la transición social y ecológica, así como convivir y disfrutar del ocio creativo.
En 2014, la RDS suspende sus asambleas mensuales, manteniendo el programa de radio y atendiendo a algunas demandas puntuales para colaborar con otras organizaciones impartiendo charlas y talleres divulgativos. En 2015, se constituye un grupo de personas bajo el nombre de Decreacciones con el objetivo de llevar a cabo acciones de sensibilización creativas no violentas.
Actualmente, la RDS es una red de apoyo mutuo informal en el que nos conectamos personas, iniciativas, colectivos y redes, sin una estructura permanente (ni asambleas ni grupos de trabajo), pero en la que aparecen y desaparecen grupos de trabajo específicos en función de las necesidades e intereses que van surgiendo.
La RDS, un enjambre de redes y proyectos
Aunque, en una primera fase, la RDS impulsó directamente la puesta en marcha de algunas iniciativas como la Moneda Social Puma o la Red EcoArteSana, posteriormente han sido algunas de sus integrantes quienes han sido promotoras de otras redes y proyectos afines al decrecimiento. A continuación, describimos algunas de esas criaturas que han visto la luz al calor de la Red:
- Red de Moneda Social Puma4: es una moneda complementaria al euro que se crea mediante la actividad de todas las personas que conforman la red, de forma asamblearia y transparente. Los pumas sirven para intercambiar cualquier tipo de bien, servicio o cuidado acorde con los principios éticos de la moneda social. Su ámbito es el Casco Histórico Norte de la ciudad de Sevilla, se basa en el crédito mutuo y sus objetivos son: favorecer que la riqueza se quede entre la gente del barrio; apoyar a sus vecinos, comercios y profesionales; mejorar las relaciones entre el vecindario, fomentar su empoderamiento; cuidar el medio ambiente promoviendo los bienes y servicios producidos principalmente de forma ecológica y/o artesanal, y se intercambian a nivel local; y financiar proyectos de interés comunitario (por ejemplo, la rehabilitación de la Casa del Pumarejo).
- Red Sevilla EcoArteSana5: es una red formada por grupos de consumo y personas productoras que comparten la inquietud por «comer bien», entendiendo este concepto como algo que va más allá de un mero intercambio de comida por dinero, promoviendo la soberanía alimentaria y el cuidado de la naturaleza. Quienes participan en esta red apuestan por la creación de alternativas de producción y consumo diferentes a las convencionales, basadas en la producción ecológica y artesana, en la relación directa entre productoras y consumidoras, y en la confianza, el apoyo mutuo y la cercanía geográfica.
- Mercado Social de Sevilla6: es una red de producción, distribución y consumo de bienes y servicios con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios. El objetivo de esta red es cubrir una parte significativa de las necesidades de sus participantes y desconectar, tanto como sea posible, la economía solidaria de la economía capitalista.
- Holonautas7: es un colectivo de facilitación que ofrece acompañamiento a los grupos durante sus procesos, velando por sus objetivos, al mismo tiempo que cuida de las personas que lo integran. Trabaja sobre cuatro espacios: indagación, gobernanza, gestión emocional y conexión.
- Santa Cleta8: una cooperativa de trabajo sin ánimo de lucro que relocaliza la economía en torno a la movilidad sostenible y la bicicleta urbana. Espacio compartido para colectivos, autotaller, aula de personas adultas, cursos de mecánica de bicis y proyectos de investigación.
- Sevilla Guifi9: un artefacto (ideológico, legal, social y técnico) que ayuda a «compartir» recursos de redes de telecomunicación en comunidad: una red ciudadana libre y abierta. Se basa en Guifinet, un proyecto de soberanía tecnológica en materia de redes de telecomunicación, cuyas bases ideológicas se definen en el procomún XOLN (del catalán: Red Abierta Libre y Neutral).
- La Comunidad de Intercambio Comarca del Sureste «La Oliva»10: se define como una comunidad de personas que tratan de satisfacer sus necesidades y las de los demás a través de la solidaridad y el apoyo mutuo, agrupando distintas iniciativas como un mercado de moneda social, un club de trueque, un banco de tiempo y un punto de encuentro entre vecinos y vecinas del sureste de la ciudad de Sevilla.
- CantaGaia11: un proyecto de prosumidoras, ubicado en el municipio de Dos Hermanas, en el que se cultivan hortalizas para el autoconsumo, combinando diseños y técnicas procedentes de la agroecología y la permacultura.
Cuando la RDS comenzó a dar sus primeros pasos, ninguna de las personas que allí estábamos intuimos que en tan poco tiempo podríamos llegar tan lejos. Pero todavía queda mucho camino y en el horizonte se vislumbran numerosos retos que deberemos afrontar juntas: favorecer que el conjunto de los agentes sociales incorpore estos diagnósticos y propuestas, hacer sostenibles nuestras iniciativas en sus tres dimensiones —social, ecológica y económica— o contribuir a la creación de nuevas instituciones que mejoren la resiliencia de nuestros territorios y poblaciones locales en el contexto de esta crisis sistémica y global.
NOTA
Para más información: www.sevilladecrece.net
1 Acrónimo formado por la fusión de las palabras productor/a y consumidor/a. Es una actividad realizada a través de redes de colaboración que agrega valor de manera colectiva a la relación producción-consumo, compartiendo conocimientos e incentivando la creatividad.
2 www.sevilladecrece2011.blogspot.com
3 encuentrodecrecentista2013.wordpress.com
4 monedasocialpuma.wordpress.com