nº69 | tema que te quema

Oficina contra Oficina

La Ofi de okupación escupe sobre la de antiokupación

El Ayuntamiento de Sevilla, con el PP al frente, presentó este verano su nueva apuesta propagandística de la mano de VOX, una supuesta oficina de asesoramiento en materia de vivienda y ocupación, más conocida como «oficina antiokupación», que dependerá de EMVISESA. El Estado ya tenía su brazo paramilitar —empresas de desokupación—, solo le faltaba la pata burocrática que le hiciera la cama dialéctica.

Pongámonos antes que nada en contexto, vayamos a los datos reales, objetivos, esos que tanto les gusta a la ciudadanía. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, que datan de 2022, hubo un total de noventa y una denuncias por ocupación de viviendas en toda la provincia de Sevilla. Eso significa, que de todas las miles de personas sin hogar o expulsadas de su vivienda por ejecuciones hipotecarias, impago de alquiler o ruptura del contrato por parte del casero para hacer un piso turístico, solo noventa y una intentaron arrebatarle una vivienda a quienes más tienen, solo noventa y una intentonas de romper con la acumulación y acaparamiento de propiedad.

El margen de mejora es enorme si tenemos en cuenta que el 14% de viviendas en la provincia de Sevilla está sin uso, vacías, abandonadas. En toda la provincia hay casi cien mil y unas veinticinco mil en Sevilla capital. Dado que la okupación tiene como objetivo esos inmuebles vacíos (si no, recordemos que sería allanamiento de morada), estamos hablando de que la okupación afecta al 0,02% de dichos inmuebles.

En la inauguración de la oficina, el alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, hizo unas declaraciones con claro sesgo populista contra la okupación, señalando que «no es de derechas ni de izquierdas, sino que es ilegal». El PP se sube al carro del tacticismo político exacerbado propio de las nuevas extremas derechas, pero con un descaro y una desmemoria que desde la Ofi nos parece insultante. Afirmar que la okupación no está intrínsecamente conectada per se a los movimientos radicales contestatarios y, por tanto, opuesta radicalmente a cualquier atisbo derechoso o fascista es como decir que Franco no era fascista. Un intento burdo por desconectar la okupación de la lucha de clases, de quienes tienen y de quienes no tienen. El constante esfuerzo por criminalizar e invisibilizar las causas del movimiento okupa es un claro indicador del potencial político que tiene sobre la cuestión de clase.

En lo que sí estamos de acuerdo es en que es ilegal, y menos mal. La okupación siempre se ha defendido desde el ilegalismo, es decir, que desde la ley y la socialdemocracia no se pueden solucionar los problemas habitacionales de quienes menos tienen, negar la superioridad moral de la ley que nos oprime y nos impide la vida fuera de los estrechos márgenes del capitalismo, la propiedad y el Estado, reconociendo y constatando que las leyes están hechas para el mantenimiento del status quo y no son válidas para alterar la situación actual de cosas porque defienden unos intereses claramente desviados hacia las clases más poderosas y adineradas.

El director de la nueva oficina, Manuel Sillero, hizo también presencia en el acto con una vomitiva chupadera de culo al señor alcalde, reproduciendo el mito de la emergencia social con respecto a la okupación, una emergencia social tan grave que afecta a cosas y no personas. En Sevilla, la única emergencia social es la que provoca el capital, la venta de la ciudad al turismo de pandereta y los ataques de las empresas desokupas a las inquilinas en nuestros barrios.

VOX no faltó en la fiesta de la mentira con su ya tradicional lluvia de bulos orientada a la construcción de una narrativa de propietarios desvalidos. Su portavoz, Cristina Peláez, dijo sin ningún tipo de reparo: «Tenemos leyes injustas que provocan una situación donde se prima el derecho a una vivienda frente al de la propiedad». Esta afirmación escuece no solo porque defiende la propiedad por encima de todo, sino, sobre todo, por generar la falacia de que la socialdemocracia ya sea bajo gobiernos progres o conservadores y sus leyes macabras hacen de dique de contención a los desmanes de la acumulación capitalista. La socialdemocracia española no se entiende sin la idiosincrasia de los booms inmobiliarios ni sin la cultura del pelotazo, es decir, esa aspiración máxima de ser rentista y por tanto vivir del cuento, del trabajo ajeno, que se expande por la mayoría de las mentes ilustres, que no tienen ningún problema en hacer de la vivienda un bien de mercado transferible al mejor postor, extirpándole toda su esencia de necesidad básica.

La nueva extrema derecha, de la mano de la patronal de vivienda, medios de comunicación y aseguradoras ha conseguido articular una maquinaria propagandística bien engrasada a base de mentiras y bulos contra la okupación, con una clara intención de generar un buen caldo de cultivo para establecer un nuevo sentido común ultra. La vivienda se ha convertido más que nunca en un espacio táctico de agitación e intensificación de la inestabilidad política. La nueva oficina antiokupas es un ejemplo de ello. Una herramienta para seguir fabricando la sensación de que hace falta una respuesta urgente y autoritaria.

Desde la Oficina de Okupación de Sevilla, vemos con preocupación cómo el ámbito de la vivienda está siendo el espacio de experimentación ultra, siendo el frente más radicalizado de los últimos años. El fascismo solo es posible si se produce una acumulación relativamente lenta de instrumentos autoritarios en las etapas anteriores. El Estado español, está poniendo todo lo que tiene a su disposición para acelerar esa acumulación, poniéndole una alfombra roja a la radicalización de la derecha.

Desde la Ofi, tenemos claro que aceptar toda forma autoritaria, por más moderada que sea, abre paso al surgimiento del fascismo. La ley mordaza o la ley contra okupación son ejemplos de ello. Por eso, el movimiento okupa ahora más que nunca tiene que hablar de antifascismo y antirracismo para parar la guerra entre pobres que han propiciado los de siempre. El ataque a la okupación es per se racista y clasista, puesto que la mayoría que opta por okupar es quien ha sido excluide del mercado de la vivienda y de la sociedad. El conflicto habitacional nos muestra cómo se imbrican racismo y capitalismo siendo el entramado estatal que regula la vivienda un artefacto perfecto de capitalismo racial.

La oficina de okupación de Sevilla, con bastante mejor fama y legitimidad, seguirá por tanto con su lucha frente a quienes criminalizan la pobreza. La okupación nunca podrá ser extirpada de la sociedad capitalista como si de un cáncer se tratara, por el simple hecho de que la brecha entre ricos y pobres no hace más que acrecentarse. Los rentistas y defensores de la propiedad siempre necesitaran construir un enemigo común para seguir subsistiendo con tranquilidad.

El fantasma de la okupación seguirá siendo utilizado para soterrar las diferencias de clase cada vez que les sea necesario. Después de la crisis de 2008 y la defensa popular y masiva de la okupación, había que generar fango. Se ha generado tanto fango, que hasta el que menos tiene y seguramente terminará okupando en la próxima crisis, se disfraza ahora de matón defensor de la propiedad privada. No son pocas las veces que nos hemos tenido que enfrentar desde la Ofi a vecinos disfrazados de policía ciudadana.

Con la crisis de 2008 y el fracaso del Estado a la hora de solucionar el problema de vivienda con cientos de desahucios a la semana, se abrió una ventana de oportunidad para implementar respuestas más securitizadas y más rentables, que se tradujeron en leyes más duras y represivas, campañas de miedo por parte de aseguradoras y bancos, y la aparición estelar de las empresas desokupas. Todo un circo mediático para acabar con la solidaridad y el apoyo mutuo generado en la calle okupando y parando desahucios.

Pero siempre quedan quienes incluso en un contexto tan hostil, hacen de la okupación su herramienta más potente para recuperar la dignidad que les quitó su casero, el banco o la vida capitalista.

¡Escupamos sobre la oficina contra okupas y la sociedad de propietarios que tanto defiende y larga vida a la okupación desde abajo! ¡Con autonomía y determinación!

Si quieres okupar y no sabes cómo, vente a la Ofi.

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