nº64 | política local

La MorerA. una realidad paralizada por el silencio administrativo

El modelo cooperativo de viviendas en cesión de uso se basa en la tenencia colectiva de un inmueble a partir de la cesión de suelo público por un periodo determinado. Uno de los escollos más importantes en la producción de viviendas es el acceso al suelo, siendo el factor que determina que estemos hablando de un modelo elitista o que sea un poco más social. Cooperativas de vivienda sobre suelo privado se han dado con cierta recurrencia en España pero para personas con un poder adquisitivo medio-alto o alto. Las suelen componer séniors con una conciencia social, ambiental y, principalmente, comunitarista aunada con el deseo de no querer envejecer solos. También suele ser gente que pertenece a un mismo rango social y que ya tiene un dinero, la solvencia de una pensión holgada y, en bastantes casos, una casa que puede alquilar o vender para afrontar la inversión.

Por ello, la convocatoria en el año 2022 del concurso público por parte de Emvisesa y el Ayuntamiento de Sevilla ha de ser etiquetado como un hito. La cesión de suelo público por setenta y cinco años permite generar una cooperativa de viviendas accesibles para un público de diferentes capacidades económicas. Esta posibilidad se abrió a partir de la presión de activistas y demandantes en materia de vivienda, quienes aprovechando la notoriedad alcanzada por los proyectos de cesión de uso catalanes reclamaron a Emvisesa explorar esta posibilidad. Aún así pasaron dos años hasta encontrar la fórmula concreta para articular la convocatoria. Esto llevó a muchas personas e iniciativas interesadas a desistir en el proceso y buscar una solución en el mercado privado. Voluntaria o involuntariamente, los tiempos de las administraciones públicas son en muchos casos una prueba de resistencia y confianza para las iniciativas que se salen de la norma.

El concurso tuvo una repercusión muy limitada, con solo dos propuestas presentadas, pero finalmente se resolvió el 20 de abril de 2023, siendo ambos proyectos seleccionados por la Comisión Técnica. Por fin parecía que el Ayuntamiento de Sevilla y Emvisesa daban un paso adelante. Se promovía desde lo público un proyecto social y ecológicamente urbano que reúne las necesidades actuales y futuras de un grupo con escasos recursos. Se les permitía fabular con el proyecto de vivir en comunidad a varias generaciones, en régimen de ayuda y colaboración mutua. Se apoyaba la decisión de construir una comunidad que les fortalezca para poder enfrentar los avances del capitalismo, la hiperinflación del suelo y la macro turistificación que asola las grandes ciudades.

La noticia de la licitación se acogió con alegría, sorpresa y grandes expectativas de éxito desde el colectivo, pero había mucha letra pequeña. Un trabajo ímprobo por parte del equipo motor de La Morera, incluyendo asesoramiento profesional pagado de manera particular por la cooperativa y horas de esfuerzo humano que a la carrera habían de aprender aspectos como construcción bioclimática, sostenibilidad, bases jurídicas y económicas… Todo ello a la vez que debían difundir el Proyecto de Comunidad Intergeneracional que es La Morera. Un futuro cercano donde vivir con personas comprometidas en ayudarse y en vivir de manera más humana dentro de una gran urbe. Donde quepa la gente joven con hijos que necesitan apoyo y un lugar asequible donde vivir como se hacía antes, contando con el apoyo de sus vecinos que son más familia que la propia familia. La gente madura en plena etapa de trabajo y que puede sostener con su regularidad y estabilidad el grueso de una convivencia en familia. La gente con necesidades especiales tanto sociales como de salud, gente mayor que renueva sus proyectos de vida en una comunidad rica y variada en necesidades que ellos pueden cubrir, ahora que su mundo laboral concluye. A casi cualquier persona puede interesarle este modelo de vida. Ayudándose, compartiendo, sintiéndose apoyada y cuidada por tus compañeras cooperativistas, salir de tu apartamento y tener ganas de ver a tus vecinos, saludarlos y ofrecer tu ayuda, porque sabes que recibirás lo mismo. Donde nadie está solo, donde puedes llamar a las puertas pidiendo ayuda y recibes como mínimo el interés y apoyo de alguien que vive contigo, no solo a tu lado. Es eso a lo que nos comprometemos en La Morera.

Solo falta una cosa: que el Ayuntamiento de Sevilla y Emvisesa se pongan a trabajar a favor de la ciudadanía, dejen de dilatar los procesos escudados en ser un “nuevo gobierno” que tiene que ponerse al día con los proyectos que heredan de la administración anterior y reconozcan la oportunidad que reciben de hacer algo realmente novedoso en Andalucía y que ya ha demostrado su eficacia en otras comunidades autónomas. Se necesita coraje y empaque político para saber cuándo hay que apuntarse a un proyecto que, si bien no coincide con el eje político de ese momento, demuestre que la administración actual, sea cual sea su color y sus siglas, se ha ofrecido a estar al servicio público.

El modelo de cooperativa de viviendas en cesión de uso existe, funciona, La Morera ha ofrecido un anteproyecto que cumple y mejora las expectativas de la administración en cuanto a edificabilidad, economía, sostenibilidad y ecología. Y ha ofrecido ese anteproyecto para reproducirlo tantas veces como sea necesario hasta que se cubran las necesidades de la población. Queremos que este artículo active a Emvisesa y sus recursos para poner la primera piedra al lado de ese árbol de morera en ese solar de San Jerónimo y que da el nombre a la Comunidad. Por eso hemos visto importante pararnos a escribir y darle visibilidad a nuestro caso, y denunciar el bloqueo que se está dando por parte de las administraciones públicas.

No será posible articular alternativas habitacionales en Sevilla si las pequeñas opciones que se dan, con todas sus imperfecciones, quedan relegadas por el desinterés de los representantes públicos. Para el lector o lectora, estamos aquí, en Sevilla y si quieres puedes conocernos.

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