Your body is yours
at the end of the day
And don’t let the hateful try and take it away
We want to be free, yeah,
we go our own way
And my body was made, oh
[Tu cuerpo es tuyo al fin y al cabo
Y no dejes que los que
odian intenten quitártelo
Queremos ser libres, sí,
seguimos nuestro propio camino
Y mi cuerpo fue hecho, oh]
En enero, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) pasó una sentencia pionera para las personas no-binarias en el Estado español: la Policía Nacional tiene que inscribir a una persona no-binaria —a mí, le autore— como tal en el Registro Central de Extranjería, como así lo dice el documento de identidad de mi país de origen. El TSJA dice también que esto debería ser «plenamente asumible» para la administración, es decir, que no es gran cosa.
Desde la notificación de la sentencia en febrero, mi abogada Olga Burgos y yo esperamos impaciente a que la sentencia fuera firme. Dos meses más tarde, tuvimos la certeza de la firmeza de la sentencia y empezamos a hacerla pública. El eco mediático nos sorprendió. Lo que vino era inesperado y salimos en casi todos los telediarios.
La sentencia del TSJA y el eco mediático dieron una visibilidad sin precedentes a las personas no-binarias y, así, abrieron una ventana de oportunidad política para la lucha por nuestro reconocimiento. Y esto pocos meses después de la aprobación de la nueva ley trans, que nos había dejado fuera.
Una ventana de oportunidad política abierta, eco mediático, ¿qué mejor que lanzar una campaña potente, movilizar a la comunidad no-binaria, para exigir en los registros nuestra inscripción con un género no-binario utilizando esta ley trans que nos ha excluido? Es lo que dicen casi todos los manuales del cambio social. Pero hay un problema: esta comunidad que se podría movilizar no existe.
La realidad no-binaria:
no encajamos en ningún lugar
I don’t want to know
what they’re saying about me
I don’t want to show
that it devastates me
[No quiero saber lo que dicen de mí
No quiero mostrar
que esto me devasta]
Las personas no-binarias nos movemos en tierra de nadie. No tenemos espacios de encuentro, colectivos propios (no existe una comunidad no-binaria). El año pasado, desde Disidencias del Sur organizamos un taller sobre nuestras identidades. Casi todas las personas no-binarias dijeron que estaban muy solas en su proceso. Claro, ¿a dónde puedes ir?, ¿con quién puedes hablar?
Quizás el primer problema con el que nos encontramos es la invalidación de nuestra identidad. «Lo que eres no existe, estás confundide. Tienes que ser hombre o mujer». En los espacios trans no somos lo suficientemente trans. En los espacios LGTBI+ (casi nunca se pone la Q o la A, y no por casualidad) tampoco se nos entiende, y mucho menos podemos encontrar a otras personas no-binarias. Estamos en tierra de nadie, no tenemos una comunidad propia donde encontrar apoyo, donde cuidarnos, apoyarnos mutuamente.
Esto jode nuestra salud mental. Nos cuestionamos a nosotres mismes, nos escondemos, practicamos el cis-passing, dejamos de salir, dejamos de hacer cosas porque todo nos causa ansiedad, aparte de problemas prácticos: ¿a qué baño voy?, ¿dónde cambiarme en el gimnasio o la piscina?. Tú, que lees este artículo, ¿puedes imaginarte cómo nos sentimos cuando tantas veces al día nos tratan con el género equivocado?, ¿cuando en cualquier trámite no puedes marcar quién eres y no te tratan ni con tu nombre ni con tu género? En el Centro de Salud, en tu trabajo, en el instituto, la universidad… Y ni hablemos de las miradas extrañas…
El primer reto:
construir comunidad
So many questions get asked
So many times when
I don’t have the energy
I’d like to correct and react
What if I’m not a part
of the see and be seen?
Neither nor, both and me,
in between, in between
We are fighting between
a rock and why bother
You are floating between two ends that don’t matter
[Tantas preguntas que me hacen
Tantas veces que no tengo
la energía que me gustaría para corregir y reaccionar
¿Y si no soy parte del ver y ser visto?
Ni uno ni otro, ambos y yo,
en el medio, en el medio
Estamos luchando entre una roca
y por qué molestarnos
Estás flotando entre dos extremos que no importan]
Nuestro primer reto como personas no-binarias es construir a nuestra comunidad. Conozco muy bien de lo que habla Lauren Denitzio de Worriers en su canción: «tantas veces que no tengo la energía que me gustaría para corregir y reaccionar». Necesitamos nuestros espacios donde esto no haga falta, para sentirnos, al menos una vez, segures, poder relajarnos, bajar nuestra guardia. Para poder hablar de lo que necesitamos. O, simplemente, divertirnos sin preocuparnos.
También necesitamos espacios propios para hablar de lo que queremos a nivel social y político. El reconocimiento legal de nuestras identidades es solo una parte de una agenda política, social y educativa mucho más amplia.
Romper el binarismo
de género, abrir grietas
en el patriarcado
Nuestra existencia es un reto para el feminismo tradicional. Requiere replantearnos las políticas de género desde una perspectiva queer, no-binaria. ¿Quién es el sujeto del feminismo? ¿Las mujeres? ¿O todas las identidades que se salen de las normas cisalosexualheteropatriarcales?
Con nuestra existencia rompemos una de las bases del patriarcado: la división en dos géneros, basados en el sexo asignado al nacer. Que seamos cada vez más es una razón de esperanza: la jaula patriarcal está perdiendo fuerzas. Nos queda mucho camino todavía. Para este camino necesitamos a nuestra propia comunidad, a nuestro propio movimiento y desde esa fuerza podremos construir alianzas. Ampliaremos las grietas y abriremos brechas para un mundo sin patriarcado.
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Canciones
1, Ezra Furman: «Body Was Made». Perpetual Motion People, 2015.
2, Ezra Furman: «Trans Mantra». Sex Education: Songs from Season 3, 2021.
3, Worriers: «They, Them, Theirs». Imaginary Life, 2015