nº39 | entrevista

Flamencas como arma política

Pilar Albarracín juega con el folclore andaluz y lo transforma en arte reivindicativo que interpela hasta lo más profundo de la condición humana.

Atravieso la fachada de una calle cualquiera de Sevilla para adentrarme en un estudio colmado de candelabros dorados sacados de pasos de Semana Santa. Por las alturas se posan, y observan curiosos, dos pavos reales (no reales). En una bolsita, dispuestas para ser pegadas, diez uñas postizas con motivos tribales y cofrades. Sobre una mesa de trabajo dos copas de vino tinto.
Así me recibió un caluroso mediodía de invierno en Sevilla la artista multidisciplinar Pilar Albarracín, una mujer que le da la vuelta a las tradiciones y estereotipos de Andalucía para expresar sus inquietudes y utilizarlos como agentes de cambio. El pasado 28 de febrero cerró las jornadas sobre Conservación de Arte Contemporáneo en el Museo Reina Sofía con una ponencia sobre cómo conservar la memoria de lo maravilloso que se genera al presenciar una obra artística efímera. Arte, maravilla y magia, tres palabras que revolotean entre las piezas de la artista sevillana.

¿CUÁNDO Y POR QUÉ NACE PILAR ALBARRACÍN?
Nace en 1968, el 27 de septiembre por la noche tarde, de madrugada. Y del por qué, no tengo ni idea.

¿Y COMO ARTISTA?
Supongo que empecé a trabajar sin ser muy consciente de que me iba a dedicar a esto. Luego, que seas un personaje o no, lo decide la gente más que tú. No es mi voluntad.
¿CUÁL ES TU MOTIVACIÓN A LA HORA DE CREAR?
Es una curiosidad de conocer otras cosas, de experimentar, buscar respuestas a preguntas.

¿CON QUÉ DISCIPLINA TE SIENTES MÁS CÓMODA?
Con todas por igual.

¿QUÉ QUIERES CONTAR?
Por un lado que el arte tiene una capacidad movilizadora real y que creo que hay que creer un poco en la magia, en la magia de la vida que es posible. También el sentido del humor, que es necesario para poder sobrellevar todo lo que va surgiendo, de una forma más enfocado hacia lo positivo.

¿POR QUÉ LA ESTÉTICA ANDALUZA?
Cuando empecé mi serie de trabajos aquí en España era porque había estado fuera y me había dado cuenta de la idea tan superficial que tenía la gente de nosotros, que era algo así como: España igual a tortilla de patatas, paella, flamencas, toros; y somos muchas más cosas.
Utilizo la estética andaluza pero la compagino con otras estéticas que me gustan. ¿Por qué no usar lo que tienes más cerca y que también se merece una relectura desde otro posicionamiento? Me gusta por evitar prejuicios empezando por lo más cercano.

EN 1993 PARTICIPASTE EN ‘100%’, LA PRIMERA EXPOSICIÓN ESPAÑOLA SOLO DE MUJERES QUE
ACOGIÓ EL CAAC EN SEVILLA: ¿CÓMO FUE?
Fue una experiencia bastante buena para mí, me aportó muchas cosas porque además de ser una exposición también pretendía abrir la visión sobre el feminismo en España y en otros países. Había charlas, encuentros con artistas, comisarias, teóricas feministas, etc. Me encargaron una pieza específica y sí, para mí fue un antes y un después.

¿CÓMO VES EL PANORAMA PARA LAS MUJERES ARTISTAS?
Creo que con el tiempo ha ido mejorando pero aún queda mucho, tanto en el tema de la mujer como otros colectivos que están bastante castigados.

¿CUÁL ES TU EXPERIENCIA COMO MUJER ARTISTA EN SEVILLA?
He tenido que aprender a manejarme, ya que siempre he estado en contextos donde la mayoría eran hombres, esa ha sido mi realidad constante. Últimamente me ha molestado que se hayan utilizado términos como «exposición de mujeres» o «exposición feminista» por asuntos políticos, numéricos, cuando en el fondo no ha habido una verdadera intención de cambiar las cosas, las realidades.

FLIPO CADA VEZ QUE VEO TU OBRA VIVA ESPAÑA:¿DE DÓNDE SURGE LA IDEA?Las ideas no me salen de golpe, va siendo un cúmulo de preocupaciones, curiosidades. Esta obra en concreto está dentro de un grupo de trabajo al que pertenezco donde charlamos sobre la identidad española, y en este caso juga­ba con la idea de la canción Viva España que es una melodía muy reconocible fuera de nuestras fronteras y que te cues­tiona sobre la identidad.

¿CÓMO CREES QUE LO VIO LA GENTE?
Me encanta crear esa confusión rápida en el ámbito cotidia­no, en el espacio público, cuando los transeúntes que son el público, no sabe qué está pasando. La gente se preguntaba si yo era la alcaldesa, pensaban que era alguien famosa. En esos momentos te das cuenta del mal que hace la tele y la prensa amarilla, que van inculturizando.

MI SENSACIÓN ERA LA DE AGOBIO SOBRE LA IMPOSIBILIDAD DE DESPEGARTE DE LA IDENTIDAD…
…y también de las apariencias. Normalmente mis obras tie­nen diferentes lecturas y estratos de información y ya cada cual busca el más cercano. Viva España habla de la perse­cución de las famosas hasta el agobio. Te imaginas que es alguien importante simplemente porque rellena un tipo de cliché.

¿QUÉ VISIÓN CREES QUE TIENEN EN EL EXTRANJERO DE TU ARTE: ¿LO ENTIENDEN?
Lo entienden estupendamente. Si quitas la primera capa que es puramente estética (el uso del color, las faldas de volantes, los lunares, etc.) lo que hay detrás es cualquier cultura. Yo trabajo con mis estereotipos, pero todas las cul­turas tienen una imagen estereotipada.

¿CÓMO CREES QUE SE INTERPRETA AQUÍ TU ARTE?, ¿QUÉ COMENTARIOS HAS RECIBIDO?
De todo tipo: buenos, malos, eso es lo interesante. Si siem­pre fuera bueno sería preocupante, pero tengo la satisfac­ción de que a mucha gente le llega mi trabajo.

¿QUÉ BUSCAS CON TU ARTE: CONTAR, HACER CRÍTICA O ESCANDALIZAR?
Escandalizar no me gusta; contar y hacer una crítica es lo que intento. Que cómo lo hago le pueda resultar escanda­loso a alguna gente me da igual, no es mi propósito. Me parece que las cosas por sí solas, si hacen resonar algo en las personas que lo reciben, es suficiente. El escándalo es un punto más que no me interesa. Entiendo que presentar las tradiciones de otra manera saca a la gente de su espacio de confort.

¿CÓMO VIVISTE LA ACCIÓN VIOLENTA EJERCIDA CONTRA EL CUADRO DE CHARO CORRALES, RASGADO EN LA EXPOSICIÓN ‘MACULADAS SIN REMEDIO’EN CÓRDOBA?
Me parece que muchos problemas vienen de la mala edu­cación general, desde la escuela, y para mí la libertad, y por supuesto incluyendo la libertad de expresión, por ser nuestro medio de comunicarnos con los otros, es lo más importante. Creo que nos queda mucho por aprender. Te­nemos una gran labor de inculcar nuevos valores para que las generaciones del futuro sean más abiertas, y no que tengan que tolerar, porque al final tolera quien puede. Me sorprende que haya actos tan duros por culpa de la falta de respeto a otras opciones posibles, validísimas. Es muy fuerte que en el siglo XXI siga habiendo gente con tantos prejuicios.

ADEMÁS EN EL ARTE TE EXPONES TANTO…
El arte debería ser el laguito donde calmar tus heridas y tus llagas, eso lo decía Lorca. Ahora el arte es un poco más de lo mismo.

¿ESTÁ CONTROLADO?
No es general, pero hay una gran parte del arte que está acomodado. Las inquietudes que a veces mueven al artista son inquietudes personales de ser artista y ya, y no tanto de generar mensajes reales que se podrían transmitir. El arte es una herramienta política, social, de cambios en el sistema educativo, en la cultura…

¿CÓMO UTILIZAS TU ARTE EN ESE SENTIDO MÁS REIVINDICATIVO?
Yo lo hago como yo puedo, y relacionado con mi arte más conectado a lo folclórico, me parece que está muy bien no avergonzarnos de algo que es nuestro porque además es extrapolable a cualquier cultura, ¿por qué unas ensalzan lo suyo, lo característico, lo particular, y otras se avergüenzan o quieren ser como los otros? A veces considero que en Es­paña tenemos bastante complejo y nos parece que lo que hacemos no es tan bueno, cuando es buenísimo. Tenemos una riqueza cultural impresionante y no nos lo creemos.

APARECES COMO PROTAGONISTA EN MUCHAS DE TUS OBRAS: ¿POR QUÉ?
Cuando empecé a trabajar lo hice experimentando con mi cuerpo, con mi relación conmigo misma y también mi re­lación con el medio. Surgió así. Ahora estoy trabajando con otras personas. Se transmiten cosas diferentes si tú eres la artista y eres el motivo de tu trabajo que si trabajas con otras artistas. Hay muchas diferencias, por ejemplo la im­plicación. En una parte de mi trabajo no salgo y significa otra cosa.

El arte hecho por mujeres es un arte que es muy experimentado en los propios cuerpos, y eso me gusta por­que hay una continuidad en el arte vinculado al cuerpo: acción, performance, fotografía como documentación, etc.

¿CUÁL HA SIDO TU EVOLUCIÓN COMO ARTISTA?
Yo ni me he dado cuenta, yo he seguido y ya, y de pron­to han pasado 30 años. Puedo decir que es bastante difícil compatibilizar tu vida privada con tu trabajo. Ser artista no es un trabajo, es una formad de vida, y tienes que modular todo a la vez: la maternidad, el día día, etc.

Ser artista no es algo que te tenga que gustar mu­cho, es algo que te tienes que creer, que sea muy profundo, muy tuyo, muy verdadero, para llevarlo con naturalidad, si no, sería muy pesado.

¿LA VIDA DE LA ARTISTA ES UNA VIDA SOLITARIA?
Al final siempre estas muy cómoda trabajando sola, en un espacio apartado, eso no quiere decir que no me guste tener una vida social o compartir con colegas, pero me gusta te­ner mi espacio, entonces está bien. Lo que es difícil a veces es cómo encontrar tu espacio con los otros, con las otras, tu espacio de compartir. El primer año al volver a Sevilla me preguntaron qué es lo que echaba de menos y lo que más echaba era las charlas con mis amigos. En Madrid, donde tenía mi grupo de colegas, quedábamos para cenar y al fi­nal eran horas y horas de charla, de compartir, de debatir, y ese movimiento te genera preguntas, te da respuestas; eso lo echo de menos, mi núcleo de gente. Es muy importante tener compañeros y compañeras con los que debatir, com­partir experiencias, eso es lo que te hace tener preguntas para generar más trabajo.

El mundo del artista es solitario pero alegre, porque lo más triste es quien está rodeada de gente y está sola. Yo estoy sola ensimismada en mi mundo, pero des­pués tengo mi gente con la que tengo una conexión super especial y da igual que estén lejos. Lo triste es estar solo y acompañado.

¿CÓMO ES TU DÍA A DÍA?
Yo me levanto temprano, sobre las 7, y tengo un estudio con varias personas que vienen a trabajar o a estudiar sobre las temáticas que nos interesan. Así vamos abordando los proyectos. Actualmente estoy empezando a desarrollar dos nuevas vías: la tesis (llevo dos años investigando) y también estamos trabajando en piezas vinculadas al mundo del so­nido. Es ver el arte desde otras perspectivas.

¿CÓMO TE SIENTES CUANDO EXPONES UNA OBRA?
Doy por terminada la obra cuando la he hecho. El momento de ser expuesta es otro estadio diferente. Siempre te gusta que a la gente que confía en ti y le interesa tu trabajo, le guste, le agrade, le genere cuestiones… pero para mí en ese momento ya está terminada. La retroalimentación que re­cibes a veces coincide con lo que quieres contar y a veces te transmite cosas nuevas.

¿CUÁNDO EMPIEZAS ALGO SABES CÓMO VA A TERMINAR?
Para nada, puedo intuir algo: si estoy muy contenta, muy excitada, con mucha ilusión, casi siempre acaba bien. Lue­go depende, puede acabar bien para mí y no gustarle a la gente. A veces no me gusta el resultado pero pienso que transmite algo. El proceso es siempre una apuesta.

¿QUÉ DIFERENCIAS HAS ENCONTRADO ENTRE TRABAJAR EN ESPAÑA Y EN OTROS ENTORNOS?He empezado a trabajar aquí, pero siempre con una visión internacional, así que depende de las personas con las que trabaje. Lo más representativo aquí es la situación general del artista de precariedad: cuesta mucho recibir una retri­bución por tu trabajo. Poco a poco las instituciones públi­cas y privadas se están acostumbrado a valorar y pagar por tu trabajo, porque la realidad del artista, si vive solo de su arte, es muy complicada.

Si no tienes otro trabajo, o si no eres rica o tienes una pareja que te mantenga, vivir del arte no es fácil. O entras en unos circuitos de comercialización de tu trabajo o mercado donde mover tu trabajo o es muy difícil vivir, porque las instituciones no contemplan que el artista hace un trabajo que tiene que ser remunerado: ganan los carpin­teros, los guardias de seguridad, la gente de la sala; todo el mundo cobra menos el artista por el motivo que llevo escu­chando toda la vida: «eso le sirve al artista de promoción», pero con la promoción no se paga la luz ni se come. Tene­mos que seguir luchando por encontrar un equilibrio entre el trabajo y la dimensión más económica del arte.

¿SIENTES QUE TU TRABAJO SE RECONOCE?
Sí, recibo muchas muestras de ello y estoy encantada, pero me gustaría que eso fuera extensible a otras personas que conozco que no tienen tanto reconocimiento, pero que cuentan con una labor de años de trabajo maravillosa.

¿FUE DESDE EL PRINCIPIO?
Hay artistas que luchan por un reconocimiento y su ilusión es conseguirlo, y luego hay otro tipo de artistas, entre las que me incluyo, que trabaja en esto porque es lo que sabe hacer, y después puedes tener reconocimiento o no. Eso te puede aplacar o tener ansias de más. A mí cuando viene alguien y me dice que mi trabajo le gusta o le toca la fibra sensible, o que le ha evocado algo, a mí me encanta, porque es el mayor pago a mi espíritu. Pero luego está la parte más mercantil que, para bien o para mal, es necesaria, porque para producir una obra tienes que pagar a otras personas y esa parte no quita la otra, se complementan, y te da la opor­tunidad de llegar a mucha gente e ir creando un colchonci­to de personas que se sienten menos solas.

¿CONSIDERAS TU ARTE ANDALUZ, SEVILLANO O ESPAÑOL?
No lo considero. Hombre, mucha gente me ha dicho que hay pocxs artistas españolxs que se note que son españolxs, y que a mí se me nota. Eso me parece fenomenal, creo que está bien que se note tu raíz.

¿CÓMO SIENTES TU RELACIÓN CON EL ARTE?
El arte al fin y al cabo es investigar, si no, no tiene mu­cho sentido. Investigar es apostar, trabajar con la parte que nunca trabajas. Es interesante también tener cierto reconocimiento porque al valorar tu obra y entrar en el sistema es posible romper con lo establecido, concienciar, abrir los ojos.

 

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