nº1 | política global

Ahora y siempre, fuera la guerra de la historia

Hace dos años y medio, un levantamiento ciudadano pacífico salió a la calle exigiendo libertad y justicia social en Siria. El estado sirio en manos de Bachar Al Assad respondió con una represión feroz, rechazando toda posibilidad de diálogo que no fuera sobre la base de la continuidad del régimen y provocando la escalada de una guerra civil que se ha convertido en una crisis geopolítica en la que diferentes estados defienden sus intereses en la región. El balance es espeluznante para el pueblo sirio: más de 100 000 personas muertas, 4 millones de desplazadas que han perdido todo y 1 500 000 exiliadas. Y un país devastado.

Dos años y medio después del inicio, el conflicto se ha agudizado. Diferentes países, por unos intereses u otros, han empujado a las partes a radicalizarse dejando que el conflicto se pudra para justificar una intervención directa que les permita ganar posiciones.

Hoy, Mujeres de Negro de Sevilla, nos encontramos en la calle diciendo «No a la intervención militar de ningún país en la solución del conflicto sirio».

El sistema patriarcal, en la defensa del capitalismo, amparado en su brazo militar y legitimado por los medios de comunicación, se cree con el derecho de injerencia y de castigo desde su tradicional doble moralidad y utiliza múltiples manipulaciones para llevarlos a cabo.

Un buen ejemplo es la ausencia de voces de mujeres, aunque podemos intuir que, como siempre, ellas son las mayores víctimas de la guerra. Está claro que no nos las hacen visibles, no tenemos testimonios directos de ellas. Los únicos que nos llegan son los de los hombres de ambas partes con sus armas, y todos ellos cargados de razones para destrozar la vida.

Como mujeres, pensamos que es tiempo de hacer memoria de otros conflictos para dejar de identificar la necesidad del castigo militarista con la resolución de un conflicto. Sabemos, tanto en lo personal como en lo colectivo, que toda «acción punitiva» va unida a la voluntad de mantener un orden determinado para la consecución de intereses determinados. Y que esta vez, una vez más en la historia, tras la devastación se crearán relaciones de dependencia. Y con una terrible consecuencia: una guerra generalizada en la región.

Por todo ello, Mujeres de Negro decimos:

  • No a más desastre y más trampas que reprimen y asesinan las voces civiles de mujeres y hombres que piden libertad y justicia desde la resistencia civil no violenta.
  • No a toda la situación de terror que, tanto el poder autoritario y represivo de Bachar Al Assad como las bandas armadas (con nombre de Ejército libre) generan contra la población.
  • No a más crímenes de guerra.
  • No a las futuras relaciones de dependencia con todas las potencias que quieren tomar directamente las riendas de la guerra.

Pensamos que existen alternativas que cuestionan este orden internacional impuesto:

  • Embargo inmediato de todo tipo de armas a los contendientes, exigencia de alto el fuego y desmilitarización del territorio.
  • Castigo y exigencia de responsabilidades a todos los estados, empresas y organizaciones que introducen armas y soldados para avivar el conflicto con el consecuente negocio que ello supone.
  • Campaña de promoción para la deserción del ejército y abandono de las armas.
  • Búsqueda de actores y espacios para la mediación y resolución pacífica del conflicto.

​Lo que el pueblo sirio necesita ya es la paz, el fin del conflicto. Lo indispensable para la población es poder vivir, alimentarse, tener un techo, acceso a la educación y la sanidad y poder expresarse libremente. La guerra impide todo esto. En la situación actual de Siria, cualquier intervención militar solo puede añadir destrucción a la destrucción, debilitando cualquier opción de diálogo político.

Las mujeres tenemos fuerzas, saberes y creatividad para acabar con estas dinámicas de locura y para tejer relaciones donde el castigo, las manipulaciones, los intereses especulativos y destructivos desaparecerán ante la fuerza de la coexistencia y el respeto por la vida.

¡NI ARMAS QUÍMICAS NI CONVENCIONALES!

POR UNA RESOLUCIÓN PACÍFICA DEL CONFLICTO

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