nº63 | todo era campo

La buena gente no se entierra, se siembra

Adrián Collado Elías falleció el 10 de junio de 2023 a los 55 años. En coherencia con su forma de vida, este artículo se ha elaborado de forma colectiva y quiere ser una pequeña muestra de los sentimientos que nos trasmitió. A quienes lo conocisteis, nos encantaría recibir vuestros recuerdos: familiacolladoelias@gmail.com

La figura de Adrián es un privilegio para el movimiento antimilitarista y la no violencia en el Estado español. Eso lo saben todos los grupos del Movimiento de Objeción de Conciencia y la inmensa mayoría de las personas involucradas en colectivos sociales del Sur: jornaleras, ecologistas, pacifistas, de derechos humanos, vecinales…

Tenía muchas más papeletas que la media para ser invadido por un cáncer de pulmón y una metástasis galopante, sus allegados lo sabíamos. Pero lo que de verdad resulta inequívoco es que el amigo Adrián representa una idiosincrasia peculiar sobre cómo afrontar la vida cotidiana: oponerse a las injusticias, grandes o pequeñas, participar en la lucha por un mundo más humano, libre, y sin tanta opresión e implicarse con los problemas de los demás. Sin ningún tipo de artificio.

Si debemos resaltar algo era su capacidad para compartir y hacernos compartir a los demás su vida entera, en todas sus esferas. Hacer nuestras sus inquietudes e ilusiones, pero también a su familia, sus amistades, sus vecinos. Todo lo suyo era también nuestro. Estar a su lado era como si se hubiera ido al garete la propiedad privada y hasta, en cierto modo, lo íntimo. Como si no hubiera lugar para lo hueco y lo insustancial, ni para la impostura y la falacia. Todo pasaba a ser común y comunitario, con sentido, vehemencia, ímpetu y verdad.

Sería imperdonable no hablar de su arrebatadora intensidad, de su perseverancia con los temas que le motivaban —el antimilitarismo el que más—, pero también de su sentido del humor y de la luz, la fuerza y el contagio que desprendía.

Quizás lo que echemos más de menos sea poder contemplar su capacidad para hacer converger inquietudes, para contagiar voluntad de poder, para hacer realidad que la lucha por un mundo mejor no solo tiene que ver con oponerse a macropolíticas militaristas, sino que también supone implicarse con la situación de tu vecino o de un inmigrante, o con saber acompañar en un proceso de duelo de algún allegado. Simplemente con no ponerse de perfil cuando te piden apoyo.

Manuel Soriano

No tenemos alternativa a los rituales de paso, pero en su barrio saben hacer estas cosas muy bien. Fue una celebración a la vida. En su despedida había una mochila para llenar y que Adrián se llevara en su viaje. Cada cual puso en ella lo que quiso, para simbolizar la unión que perdurará
entre Adri y quienes lo quisimos. Yo lo hice y no pude evitar llorar pa’dentro y un poquito pa’fuera.

Gonzalo Acosta

Sociopolíticamente crítico, radical, rebelde, ecologista, antimilitarista, idealista, pacifista, generoso, muy generoso. Alguien podrá decir que Adrián no estaba hecho para vivir en esta sociedad, pero la verdad es que esta sociedad, adocenada e inhumana, está necesitada de muchas personas que reproduzcan su talante y virtud.

Jesús Roiz (APHDA)

Su potencia endémica para buscarse y ubicarse en el caos afectivo de este mundo desgarrado es como un imán que atrae todas las energías del profundo cariño de sus seres querides y de quienes hemos sido envueltas en las vivencias de tantas resistencias y espacios creativos compartidos. Espacios, colectivos e íntimos, donde resuena su voz, su risa, sus gritos, sus enfados, sus agitados afectos y constantes ternuras.

Mireya Forel

Sus quince años en Tenerife fueron un encuentro y conexión con sus raíces maternas, una búsqueda de la paciencia obligada que requiere vivir en una isla y un descubrir y admirarse por la riqueza de lo diferente, lo diverso, lo particular, sin olvidarse que en el fondo todo en el ser humano es común. Tenía la virtud, o el defecto, de hacerse notar allá donde fuera. Nadie que lo conociera podría decir que quedara indiferente a su persona. Sorprendía su osadía, su originalidad y su profunda reflexión. Adri solo era Adri, no había otro como él.

Raquel Pérez Brito

Comenzó siendo, siendo entrega, siendo colega. Sin saber de dónde llegaba este alma pura se hizo hueco a una velocidad constante y continua. Supo vernos, entender y apoyar. No había tarde que no viniera de la mano de su corazón derecho, su amada sobrina, a la que solo podía dar atención, merendolas, muestras de cariño y admiración. Cuando se trataba de reír lo hacía desde la raíz. Su ser se transformaba en risa, de pies a cabeza hasta explotar de pura carcajada. Puro de corazón, luchador incansable, nos contagió de resistencia. Generoso en tanto que todo era poco. Todo para todas y Adri para todos.

Icia y Noelia (La SinMiedo)

Gracias, Adrián, por generar sinergias, por fomentar reencuentros, raros como tú, divertidos como tú, intensos como tú. Sin ti todo será igual y distinto. Nunca podremos olvidar tu verborrea, tu ímpetu, tu honestidad y sobre todo tu capacidad de integrar, de sorprenderte y solidarizarte con todas las injusticias. Tú y yo sabemos que no nos encontraremos en ningún lado, pero también que tu recuerdo permanecerá en nuestros corazones.

Juan Blanco

Tengo un nudo en la garganta. Me acaban de decir que ya no estás aquí. Hace tiempo recorrías las calles de nuestro pueblo repartiendo. Nuestro querido cartero, a veces tenías cerca un librito de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Lo solías repartir, o cualquier otra información acerca de otro mundo más justo y solidario. Hoy las calles de Los Corrales recuerdan tus pasos alegres y ligeros. Hoy, un silencio respetuoso llena cada buzón del pueblo en duelo. Tu sencillez y cercanía, de alguna forma mágica, nos transmitía una especial sintonía.

Fran Montes

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