nº3 | entrevista

Reincidentes

30 Años de Rock, Ciudadanía y Lucha Social

El grupo sevillano celebra sus casi 30 años de existencia con un nuevo trabajo que incluye dos discos —Canciones para no olvidar y Canciones para construir—, además del documental Erre que Erre. Un recorrido por los últimos 25 años de la historia social y política del Estado español y Latinoamérica, con la trayectoria de Reincidentes como hilo conductor. Aunque inmersos en la gira, logramos quedar con su vocalista, Fernando Madina. La cita es en el Aljarafe sevillano y comenzamos hablando de periodismo.

El Topo: ¿Qué opinas de la situación de los medios de comunicación?

Fernando Madina: La prensa surge en la Revolución Francesa y los primeros medios eran los boletines de opinión de los diferentes partidos. Eso significa que nace para ser vocera de unos intereses. Partiendo de ahí, la prensa es necesaria y es necesario contrastar los diferentes medios para conocer los intereses de todos los grupos políticos, económicos y sociales. Aquí, durante el franquismo, la prensa fue la vocera del régimen. Después de la transición se vendió una diversificación ideológica de los medios, pero realmente son contados los que no están al servicio del poder. Ahora, los medios son de derechas o más de derechas. La prensa de izquierda apenas existe porque la izquierda no tiene actualmente los recursos necesarios. Solo internet ha «democratizado» algo la información. Lo que es cierto es que la visión de un quiosco en cualquier ciudad del Estado deja mucho que desear porque no puedes comprar nada.

ET: ¿Y cómo te informas tú?

FM: Para los sucesos de alto calado y absoluta inmediatez lo mejor es internet: Twitter, nodo50, Kaosenlared o Rebelión. El País tenía una sección de internacional muy buena, pero últimamente parece alinearse con otras posiciones, sobre todo en relación con Latinoamérica y en concreto con Venezuela. Pero también hay otra manera de ver la prensa que es leerla al revés. Si lees El Mundo o La Razón e interpretas al contrario lo que dicen, probablemente estarás bien informado.

ET: ¿Crees que la gente está dispuesta a pagar por lo que lee?

FM: El problema es que internet te posibilita no pagar por la prensa. Si el Neolítico y la Revolución Industrial fueron dos grandes hitos de la historia, el tercero ha sido internet. Internet provoca la desvalorización del trabajo periodístico y eso ha generado que desaparezcan periódicos como Público, porque incluso sus lectores no lo comprábamos. Y es una pena, porque el trabajo periodístico es necesario para alimentarnos ideológicamente y para conocer el mundo. Nuestra contradicción como gente de izquierdas es que queremos que haya una prensa de izquierdas, pero no la pagamos.

ET: Hay medios como El Topo que han elegido centrarse en lo microlocal para profundizar en cuestiones cercanas que no se tratan en otros medios.

FM: A mí me interesan más las noticias internacionales. Lo que ocurre aquí al lado puedo verlo, pero lo que pasa en Siria, no. No digo que no haya que informar sobre un desahucio, al contrario, pero para conocer lo que de verdad está pasando en Palestina o en los territorios saharauis necesito un medio que me lo cuente. Pero es cierto que la cercanía le da valor a una noticia. A mí siempre me ha llamado la atención que haya muertos que valen más que otros. Un guardia civil asesinado por ETA puede valer diez mil veces más que diez mil niños muertos en Sudán. Yo abogo por una prensa más internacionalista.

ET: ¿Celebráis el 25 o el 30 aniversario de Reincidentes con este proyecto? Porque hemos visto en algunos sitios 25, en otros 27…

FM: Nuestra idea era celebrar los 25 años, pero se cruzaron en el camino nuestros amigos de Narco para hacer un disco juntos y aparcamos el proyecto un par de años. Después, lo retomamos cuando se cumplen 27 años, que es una cifra un poco rara, pero a alguien del grupo se le ocurrió: «25 de Reincidentes más los tres de Incidente Local… 30 años» [risas].

ET: ¿Cuándo surge exactamente?

FM: Reincidentes nace en las navidades del 86 al 87 e Incidente Local empieza tres años antes con Barea (guitarra), Manuel (batera) y yo (voz). Después cogí también el bajo [risas].

ET: Es cierto que cantar y tocar el bajo es difícil, solo David Summers y tú habéis sido capaces [risas].

FM: Ahí nace el grupo y una amistad inquebrantable de los tres. Poco a poco el rock radical vasco que se hacía en esos momentos (La Polla, Kortatu…) nos hace encaminarnos hacia un estilo concreto, porque al principio éramos muy eclécticos, queríamos tocar de todo. Desde los alemanes Nena, a The Cure, Psicodelic Furs y, por supuesto, Leño.

ET: ¿Qué os llegó antes, el rock o el compromiso social?

FM: El rock. De hecho, todavía, al componer, no incorporamos la letra de las canciones hasta que la música no está acabada. Es la música la que nos cuesta desarrollar. Luego ya no solo llegó el compromiso social por el empujoncito del rock radical vasco, sino por nuestras propias inquietudes, nuestra propia evolución personal y como trío. Yo formaba parte del movimiento estudiantil, Manuel también, Barea estaba en el movimiento sindical; ya empezamos a relacionar la música con la política y se convirtieron en indisolubles, aunque no en dictatorialmente únicas, Reincidentes también tiene letras que no son políticas. Hay que divertirse también.

ET: Os planteáis el rock como un acto político, pero ¿cuánto peso creéis que tiene en esto el mero espectáculo y cuánto la movilización social?

FM: Desde la perspectiva de la banda, el porcentaje que el grupo le quiera dar. En nuestro caso, siempre hemos pensado que es el 50%. Desde la perspectiva del público, depende de su situación. Emisor y receptor son igual de importantes. Por otra parte, depende del espacio. No es lo mismo tocar en una sala donde la gente paga por verte presentar tu último disco que tocar en la fiesta del PCE. Nosotros, desde luego, pensamos que lo intentamos al 50%.

ET: ¿Pero tenéis la sensación…?

FM: ¿…De que la gente nos conoce más por la letra? Sí, tenemos la sensación [risas]. Es verdad que siempre se crean etiquetas y a nosotros se nos ha catalogado como punk-rock sociopolítico, algo que se corresponde más o menos con la realidad. Nos gusta que nos traten como músicos de rock que intentan poner un granito de arena para una transformación social.

ET: ¿Y creéis que la gente que canta vuestras canciones es consciente de lo que dicen?

FM: Siempre he estado convencido de que el rock es un estilo de por sí rebelde, no necesariamente rebelde políticamente, sino rebelde en general, generacionalmente, en actitudes… Y gran parte de la juventud demanda esa rebeldía porque no la tiene en otro sitio. Ve una realidad plana y globalizada y tiende a buscar mensajes críticos. Por eso nos buscan.

ET: Entonces, ¿vuestro público es siempre joven?

FM: Excepto este año que con Aniversario está apareciendo gente mayor, hasta hace poco hemos cambiado de generaciones de una forma increíble. Nos daba hasta corte. Es verdad que con el paso del tiempo hay personas que se descuelgan un poco del rock, como las que retratamos en la canción Mi generación, que crecen, tienen hijos y parece que a partir de ahí deja de interesarles. Ahora, en plena crisis —no solo económica, sino también de valores—, los grupos que mantenemos e incluso redoblamos esfuerzos a esos niveles, estamos empezando a recuperar a cierta gente, no demasiada, pero alguna que se acuerda que eran de izquierdas y progresistas y les gustaba el rock y el heavy. El arco de edad que manejamos en esta última gira es mucho más amplio.

ET: ¿Cómo funciona Reincidentes a nivel laboral?

FM: Somos una cooperativa desde que empezamos a cobrar. Nos pareció la mejor forma de formalizar la situación laboral. Siempre hemos trabajado de manera asamblearia, desde la primera decisión que tuvimos que tomar. Los tres veníamos de esa tradición política en el movimiento estudiantil y sindical. Siempre hemos creído en la democracia directa y a la hora de convertirnos en empresa lo lógico era ser cooperativa.

ET: ¿Hay paralelismo entre la realidad de vuestros inicios en los 80 y la de hoy? ¿Cómo es posible que las letras de la Polla Records, o las vuestras de entonces, sigan vigentes?

FM: La clave está en el sistema productivo. Sigue siendo el mismo, lo que ocurre es que generó en los países ricos de la Europa Occidental una especie de espejismo que se llamó ‘estado del bienestar’ y que se logró a costa del empobrecimiento de muchos países. Ahora, ese sistema productivo ha dado una vuelta de tuerca porque parece que considera excesivos los logros sociales y ha generado una crisis que nos está acercando al esclavismo, aunque algunos sigan beneficiándose. Se ha generado una involución y, cuando se va para atrás, las letras de hace 25 años siguen vigentes.

ET: ¿Y los movimientos sociales de entonces y ahora?

FM: Los movimientos ciudadanos surgieron con fuerza cuando acabó la dictadura, aunque siempre estuvieron fragmentados. De eso ya se ocuparon los errores de la propia izquierda y el poder. Y de esa fragmentación parte una debilidad que luego ha sido básica. El poder económico nos ha posibilitado unos mínimos a todos para estar callados; si a eso se une la fragmentación, los valores de respuesta dejan de existir. Cuando han dado la vuelta de tuerca, esa fragmentación ha dificultado el volver a empezar. La eterna historia de la izquierda. Esperemos que en un futuro, si el enemigo sigue apretando, nos miremos a la cara, acordemos unos mínimos y tiremos adelante contra ellos con todo.

ET: ¿Qué significa Marinaleda para vosotros?

FM: Marinaleda es un ejemplo de democracia directa, de compromiso, de constancia, de hacer del trabajo un valor para construir una vida mejor y más digna y de que derechos humanos básicos como el cuidado de la vejez, la sanidad o la educación, estén garantizados aunque sea a nivel municipal. Puede tener errores —cuestiones de liderazgo, por ejemplo—, pero los aciertos son tan grandes que los problemas son secundarios.

ET: ¿Cómo se explica que el modelo de Marinaleda no se propagara a más localidades?

FM: Sí se propagó en pueblos de alrededor como Badolatosa o Herrera. Viene de una tradición histórica del anarquismo andaluz; en Cataluña y Euskadi también hay algunos ejemplos. Ha habido otras experiencias, aunque las que hubo eran más peligrosas aún que Marinaleda, que al fin y al cabo está a 102 km de la ciudad más poblada. Si en vez de Marinaleda, hubiera sido Granada, a lo mejor hubieran sacado los tanques. También lo intentó Anguita en la primera legislatura como alcalde de Córdoba cuando propuso que el pleno municipal fuera una asamblea, aunque la gente no participó. La mayoría de la población se conforma con votar cada cuatro años. Hay una tradición política heredada de la dictadura que ha hecho mucho daño. Foto de Javier Esquivias

ET: ¿Qué opinas de la SGAE y los derechos de autor?

FM: Creo que desde el principio debía haber sido un organismo bajo la responsabilidad del Ministerio de Cultura. Las leyes, el entramado fiscal y la propiedad intelectual, deberían ser regidos por el Estado. Es verdad que son conceptos resbaladizos. Nosotros nunca hemos hablado mal de la piratería. Si una discográfica edita nuestro disco en España pero no en Perú, por ejemplo, y allí se lo descargan, pues no me voy a quejar porque eso significa que iré a tocar a Perú. Pero insisto en que la SGAE debería ser más institucional y da la sensación de ser un chiringuito montado por un sector de artistas concretos cuya contabilidad es opaca. Y lo peor es que si no estás ahí lo poco que generes se lo van a quedar ellos. Por otro lado, también pienso que de alguna manera hay que proteger al artista y al creador.

ET: ¿Estás familiarizado con los Creative Commons y licencias libres?

FM: No estoy familiarizado. Pero muchas bandas amigas lo están haciendo. Nosotros lo apoyamos. Es una respuesta válida a la corrupción que se ha producido en la defensa de los derechos de autor. Nosotros hemos optado por la autogestión. Para nosotros, se acabaron las discográficas y las distribuidoras. Distribuimos Aniversario nosotros mismos. Queremos que todo lo relativo a nuestra creación lo gestionemos nosotros. Si la SGAE no lo va a hacer y las empresas intermediarias solo intentan sacar beneficio, los creativos deben tomar las riendas de su producto. Pero insisto en que yo soy estatalista, creo que estas cosas deben estar reguladas.

ET: ¿Cómo veis el panorama punk-rock actual? ¿Quién toma el relevo?

FM: Este tipo de rock nunca fue bien visto hasta que BMG y Warner se dieron cuenta de que Ska-P, Extremoduro o Rosendo podían ser objetos de consumo. Pero luego vino la caída. Ahora es el indie, el pop… Del rock quedan los dinosaurios, o lo que venga de fuera, que no puedes evitar. Hemos vuelto a las salas, hay menos festivales, se nos radia menos, no se nos televisa nada. Lo bueno es que —a pesar del conservadurismo social y de que parezca que solo existimos los que llevamos tocando 30 años— hay miles de bandas haciendo rock y punk con mucho nivel técnico y letras muy buenas. Y además, si internet llega a ser la herramienta de democratización que parece, esas bandas tendrán más oportunidades, a pesar de que la promoción sea igual de importante en la red.

ET: Y cambiando de tono para terminar, ya sabemos que apoyáis numerosas causas ¿Vais a hacer algún concierto en solidaridad con Justin Bieber?

FM: [Risas] …No. Mejor lo haremos para apoyar a Ortega Cano, que es más de aquí. ¡Free Ortega Cano!

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